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El no dormir adecuadamente puede generar trastornos como el insomnio, y en casos más graves ansiedad y depresión

Dormir bien: un acto simple y poderoso para cuidar la salud

Dormir. El sueño es sustancial para tener una vida saludable.

En una sociedad donde se glorifica la productividad constante, detenerse para descansar podría parecer un acto rebelde, sin embargo, el descanso y especialmente el sueño reparador es uno de los pilares fundamentales para la salud física, mental y emocional. No se trata solo de cerrar los ojos durante unas horas, sino de permitirle al cuerpo y a la mente entrar en un estado profundo de recuperación, donde se fortalece el sistema inmune y se consolida el aprendizaje.

El maestro José Ángel Castillo Martínez, psicólogo y docente en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, subraya que el descanso no se limita a dormir, sino a hacerlo bien. Explica que hay una gran diferencia entre dormir y tener un descanso reparador, ya que un buen reposo implica un sueño continuo, sin interrupciones, que permita al cuerpo entrar en un estado de recuperación profunda.

Lo que pasa mientras dormimos

Durante el sueño ocurren procesos cruciales para el funcionamiento del organismo, se activa el sistema parasimpático, responsable de la regeneración celular, se fortalece el sistema inmune y se recupera energía. Incluso algunas heridas físicas cicatrizan mejor gracias a este estado de reposo.

Pero no solo el cuerpo se restaura, sino también la mente. Durante las distintas fases del sueño, especialmente en el momento del sueño profundo, el cerebro organiza información adquirida a lo largo del día, consolida la memoria y facilita el aprendizaje. Por eso es normal que después de una noche de un mal descanso el cuerpo se sienta torpe, se olviden cosas y se llegue a la irritabilidad. El dormir influye directamente en nuestras capacidades cognitivas y en el equilibrio emocional.

El mito de que dormir es perder el tiempo

Una de las principales barreras para llevar a cabo el estado de recuperación no está en el entorno, sino en nuestras creencias, pues muchas personas asocian el descanso con flojera o improductividad al tomar un respiro de las actividades en lugar de continuar trabajando. “Este pensamiento viene del estilo de vida al que se está acostumbrado y la agitación que como sociedad se ha construido. Se tiene la creencia de que entre más horas estemos activos, más valemos”, menciona el especialista.

Puntualiza que esta idea no solo es errónea, sino contraproducente, pues la privación crónica del sueño no mejora el rendimiento, sino que lo reduce, la toma de decisiones se ve afectada, así como la capacidad de concentración y la regulación emocional. La falta del momento de relajación nocturno está relacionada con el desarrollo de trastornos del sueño como el insomnio, de igual forma, en casos más graves con la ansiedad y la depresión.

El insomnio y sus efectos cotidianos

Como se explica anteriormente un trastorno derivado de la falta de sueño es el insomnio. Las consecuencias de éste van desde olvidos frecuentes y dificultades para concentrarse, hasta ser más propensos a enfermedades, ya que el sistema inmune se ve debilitado.

“No dormir bien afecta nuestra vida diaria, aunque no lo notemos de inmediato”, comenta Castillo.

Técnicas para dormir mejor

Afortunadamente, es posible entrenar la mente para poder dormir bien. Según el especialista, crear rutinas que preparen el cuerpo y el cerebro puede ser bastante funcional, a esto se le conoce como higiene del sueño, un conjunto de hábitos que favorecen un descanso de calidad.

Es posible lograr esta higiene del sueño siguiendo ciertas recomendaciones como evitar cenas pesadas o tomar líquidos en exceso antes de acostarse; acondicionar un ambiente propicio para relajarse, sin luces intensas ni ruidos fuertes; establecer una rutina nocturna relajante, como ponerse la pijama, lavarse los dientes, practicar respiración profunda o meditación guiada.

Asimismo, desconectarse de pantallas electrónicas al menos una hora antes de dormir también es bastante funcional, ya que los dispositivos electrónicos emiten luz azul que puede confundir al cerebro, haciendo creer que aún es de día, explica Castillo.

Esto interfiere directamente con la producción de melatonina, la hormona del sueño, y con la capacidad del cuerpo de entrar en estado de relajación, comparte el psicólogo de la Autónoma de Hidalgo.

Desconectarse para reconectar

Con lo anterior, un elemento clave para mejorar la recarga de energía en la actualidad es la desconexión digital, las redes sociales y las plataformas de contenido han convertido la noche en una extensión del día, afectando seriamente los ciclos de sueño. Además de la sobreestimulación cerebral, el consumo constante de contenido digital genera ansiedad, pensamientos negativos y dependencia emocional, por lo que desconectarse por un rato no solo mejora la calidad del momento de dormir, sino que permite reconectar con uno mismo, con el presente y con las verdaderas necesidades del cuerpo.

“Priorizar el descanso es priorizarte”

Finalmente, el psicólogo Garza hace un llamado a las personas a conocerse mejor, considerando que cada cuerpo tiene un ritmo biológico distinto. Algunos suelen ser más activos por la mañana, otros por la noche, de manera que conocer esto puede ayudar a aprovechar mejor nuestra productividad, y no obligar al cuerpo a activarse cuando es momento de descansar. Es importante escucharse a sí mismo, entender las propias necesidades y construir un descanso a medida.

Más allá de las técnicas y recomendaciones, el primer paso es cambiar la manera en que pensamos sobre el tiempo de recuperación. Dormir bien no es una opción, es una necesidad biológica y emocional; reconocer que el descanso forma parte del autocuidado nos permite tomar decisiones más equilibradas, porque al final del día, descansar no es detenerse, es avanzar con fuerza renovada.

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