
Los discos de gas y polvo en los que se forman los planetas no son tan planos y uniformes como se creía, sino que suelen estar un poco deformados, un descubrimiento que da pistas sobre la pequeñas desalineaciones que se ven en el sistema solar.
Este descubrimiento sugiere que las condiciones iniciales de los sistemas planetarios podrían ser mucho menos ordenadas de lo que se pensaba, lo que tiene profundas implicaciones para la forma en que los planetas crecen y establecen en sus órbitas finales, indica un estudio publicado en Astrophysical Journal Letters.
Observaciones hechas por el telescopio Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) en Chile sirvieron a un equipo encabezado por la Universidad Queen Mary (Reino Unido) para encontrar pruebas convincentes de que muchos discos protoplanetarios están sutilmente deformados.
Estas ligeras curvaturas y torsiones en el plano del disco, a menudo de solo unos pocos grados, guardan un parecido sorprendente con las sutiles diferencias de inclinación observadas entre los planetas del sistema solar.
Unos disco protoplanetarios ligeramente deformados suponen “un cambio considerable” en nuestra forma de entender estos objetos y “tendría muchas consecuencias” para las teorías sobre la formación de los planetas, destacó Andrew Winter, primer firmante del artículo, citado por la Universidad Queen Mary.
El equipo analizó los desplazamientos Doppler, pequeños cambios en las ondas de radio emitidas por las moléculas de monóxido de carbono que giran dentro de los discos y que actúan como un velocímetro cósmico, revelando el movimiento exacto del gas.
A continuación y mediante un modelado de esos patrones, pudieron detectar cuándo diferentes regiones de un disco estaban ligeramente inclinadas, revelando así las deformaciones.
Si estas deformaciones son un factor clave en el movimiento del gas dentro del disco, esto cambia “profundamente” la comprensión de procesos críticos como la turbulencia y el intercambio de material, lo que en última instancia determina cómo se forman los planetas y se establecen en sus órbitas finales.
La naturaleza de estas deformaciones parece estar relacionada con la cantidad de material que la joven estrella atrae activamente hacia su centro, indica el centro universitario.
Esto sugiere una conexión dinámica entre las regiones más internas del disco, donde se alimenta la estrella, y sus zonas externas, donde se forman los planetas.
La investigación no solo ofrece una nueva perspectiva sobre la mecánica de la formación de planetas, sino que plantea nuevas preguntas de por qué esos discos están deformados.
Algunas opciones a esa duda podrían ser la atracción gravitatoria de estrellas compañeras invisibles o la danza caótica del gas y el polvo lo que retuerce estas cunas estelares, considera el equipo.
Este descubrimiento ofrece -dice la Universidad Queen Mary- una visión apasionante de las complejas y a menudo sorprendentes realidades de la formación planetaria, cambiando fundamentalmente el modelo cósmico y abriendo nuevas vías para comprender los diversos mundos más allá de nuestro Sol.