
Cuando pensamos en la evolución, de inmediato el nombre de Charles Darwin es lo primero que nos viene a la mente. Sin embargo, también hubo otros naturalistas y filósofos que prefiguraron estas ideas, entre ellos Erasmus Darwin (1731–1802), médico, filósofo, poeta e inventor. Abuelo del célebre Charles Darwin, Erasmus fue parte de una nueva clase social emergente: profesionales e innovadores apasionados por la razón, que no heredaron privilegios, sino que vivían del ingenio. Encarnaba el espíritu de la Ilustración, un movimiento que promovía el conocimiento, el progreso y la libertad individual, desafiando así la autoridad de una Iglesia católica intolerante.
Sin duda, una de las épocas más fascinantes que ha atravesado la humanidad fue la Revolución Industrial, durante la cual no solo se gestaron grandes transformaciones tecnológicas, sociales y económicas, sino que también se produjo una efervescencia de ideas. En pleno corazón de Inglaterra, en Derbyshire, la combinación de recursos minerales, ríos impetuosos y el ingenio humano dio origen a la primera fábrica moderna del mundo: un telar de seda en la tranquila ciudad de Derby, en 1721. El mundo entraba a la era de la producción masiva y, con ello, se hacía realidad el triunfo de la meritocracia sobre la aristocracia que proclamaba la Ilustración.
Erasmus se rodeó de notables figuras de la filosofía natural, la industria y la ciencia. Sus ideas y observaciones las plasmó en su cuaderno de apuntes, donde no solo documentaba lo que veía, sino que proponía mejoras para aumentar la eficiencia de las máquinas, desde nuevos modelos de telares hasta diseños de inodoros sin olor, entre otros. Fue un incansable promotor del avance y del bienestar social.
Fósiles, microscopios y preguntas incómodas
Como médico, recorría largas distancias para atender pacientes, lo que le permitió observar de cerca los avances de la industria, así como explorar paisajes naturales que, en realidad eran centros mineros en plena actividad. En estas expediciones descubrió fósiles marinos en cuevas profundas, lejos de cualquier costa. Aquellos caparazones, incrustados en la roca, lo llevaron a formular una pregunta crucial: ¿cómo habían llegado allí?
La única explicación plausible era que la Tierra estaba en movimiento desde hacía millones de años, mucho antes de lo que la Biblia afirmaba. Erasmus discernió entonces que los océanos habían cubierto vastas extensiones de tierra en el pasado y que los procesos naturales habían moldeado el planeta sin intervención divina. Las erupciones volcánicas, como la del Vesubio en Italia en el año 79 d.C., y los terremotos, como el de Lisboa en 1755, alimentaban la duda sobre la narrativa bíblica de la creación. Erasmus, escéptico de la religión, vio en la geología una oportunidad para reunir evidencias contra la creencia cristiana.
Su pasión por entender los procesos naturales también lo llevó al mundo microscópico. A través de un lente de aumento, observó cómo pequeñas bacterias se multiplicaban sin intervención externa a partir de insectos muertos. Esta escena lo llevó a preguntarse si la vida podía originarse en un ambiente cálido y húmedo: ¿no era posible que así hubiera comenzado todo, en los océanos primitivos? De esta manera sentaba las bases de la teoría de la evolución.
Una teoría adelantada a su tiempo
Estas observaciones lo condujeron a escribir su monumental obra Zoonomia; o las leyes de la vida orgánica (1794–1796), publicada en cuatro volúmenes y conocida internacionalmente gracias a sus traducciones al francés, alemán, italiano y portugués, así como por sus numerosas ediciones en América Latina. En esta obra, Erasmus propuso que todos los animales de sangre caliente podrían haber surgido de un “filamento vivo”, con la capacidad de perfeccionarse y transmitir esas mejoras a su descendencia. Esta teoría suponía un desafío directo a la narrativa bíblica: La vida no había sido creada por Dios en seis días —y con descanso el séptimo—, sino que había surgido y evolucionado por procesos naturales. Entonces, la autoridad de la Iglesia se desmoronaba.
Como era de esperarse en esos años, sus ideas pronto despertaron polémica. A partir del año 1800, su popularidad comenzó a desvanecerse, sobre todo tras la publicación de su último poema, El templo de la naturaleza (1803). Allí retomaba su hipótesis de un origen común de la vida, sugiriendo que esta comenzó como filamentos microscópicos en los mares primitivos y evolucionó —mediante fuerzas naturales— desde peces, anfibios y reptiles hasta llegar al ser humano. En palabras del propio Erasmus: “el animal más fuerte y activo debía propagar la especie, la cual así debía mejorar” (King-Hele, 1999). Al eliminar cualquier papel divino en este proceso, asumía una postura radical para la época. Incluso su antiguo amigo Joseph Priestley, también hombre de ciencia, expresó su escándalo: “Si existe tal cosa como el ateísmo, esto lo es”.
De la fe a la razón
Entre Isaac Newton y Erasmus Darwin, la ciencia se fue posicionando como la nueva herramienta para explicar el universo. Dios, poco a poco, dejaba de ser visto como el arquitecto de todo lo visible. La Ilustración se convirtió entonces en una revolución de libros, ideas y tecnologías al servicio de la razón y del bienestar social. Sin embargo, el control seguía en manos de monarquías absolutas y de élites privilegiadas que se resistían al cambio.
La obra de Erasmus Darwin no solo anticipó, setenta años antes, las ideas que su nieto Charles Darwin desarrollaría con mayor rigor y evidencia, sino que también encarnó una transición crucial en la historia del pensamiento: el paso de una cosmovisión teológica a una científica, basada en la observación, el experimento y la lógica. La vida y el legado de Erasmus nos recuerdan que el conocimiento puede transformar no solo nuestra comprensión del mundo, sino también la estructura del poder.
*Secretaría Académica, INECOL
Bibliografía citada
- King-Hele, D. (1999). Erasmus Darwin. Oxford University Press.
- Bowler, P. J. (2003). Evolution: The history of an idea. University of California Press.
- YouTube. (s. f.). LA ILUSTRACIÓN (Movimiento Cultural) 1715-1789 - Documentales. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=1mbQ4Zwwssk