
En el edificio Tlahuizcalpan de la Facultad de Ciencias de la UNAM funciona un espacio donde las computadoras usadas encuentran una segunda vida. El matemático Luis Alberto Vázquez Maison, profesor de Análisis Numérico y Programación Avanzada, lidera la iniciativa Reciclatrón de Ciencias, dedicada a recolectar, reparar y entregar equipo de cómputo a estudiantes que lo necesitan.
El programa surgió durante la pandemia de COVID-19, cuando la enseñanza universitaria pasó a ser completamente en línea. Ante la imposibilidad de muchos jóvenes para conectarse por falta de equipo, el profesor buscó computadoras para renovarlas y entregarlas. “Al principio se atendió sólo a estudiantes del Departamento de Matemáticas y se repartieron alrededor de 100 ordenadores”, recordó.
Aunque las clases presenciales regresaron, Vázquez decidió continuar. Entre 2022 y 2025 ha entregado 250 computadoras rehabilitadas, beneficiando a estudiantes de diferentes facultades, como Filosofía y Letras, Contaduría y Administración, y Estudios Superiores Zaragoza. “En cuanto un estudiante lo requiere, podemos entregárselo. En este momento tenemos computadoras suficientes”, aseguró.
Los equipos que llegan al taller deben tener una antigüedad máxima de 10 años; de lo contrario, sus piezas se aprovechan para reparar otros. Esta dinámica también contribuye a reducir la basura electrónica, un problema que coloca a México entre los 10 países que más contaminan en este rubro, de acuerdo con el Observatorio Internacional sobre Residuos Electrónicos.
La iniciativa se ha consolidado como una campaña permanente. De lunes a viernes, de 8 a 20 horas, el taller recibe donaciones. “Si alguien nos contacta con equipo disponible, somos flexibles con los horarios”, comentó el profesor. Gracias a estas aportaciones, también ha sido posible apoyar a espacios externos, como centros del DIF donde se enseña informática a jóvenes en situación vulnerable.
Vázquez subraya que no es indispensable contar con la tecnología más moderna para concluir una carrera universitaria: “Salvo en casos específicos como Arquitectura, el 80 por ciento de los estudiantes puede avanzar sin problemas con un equipo de cinco o seis años”. Además, muchos acuden al taller en busca de ayuda para actualizar sus dispositivos, ya sea ampliando la memoria o reemplazando discos duros mecánicos por unidades de estado sólido más rápidas.
En esta labor, el profesor cuenta con el respaldo de los académicos Maricela Solórzano y Luis Enrique Serrano, quienes dedican tiempo extra, incluso fines de semana, para sacar adelante el reacondicionamiento de equipos.
El esfuerzo se ve recompensado con la gratitud de los estudiantes que regresan a compartir sus logros. “Es muy satisfactorio recibirlos. La sonrisa es espontánea, sus ojos brillan de alegría. Es una satisfacción que no experimenté ni cuando me titulé”, confesó Vázquez.
Con esa convicción, invita a la comunidad a seguir donando equipo que ya no utilice. “Siempre habrá alguien que lo necesite y no nos damos cuenta. Cada quien puede apoyar de forma directa. Ojalá esto se replique en otras partes del país”, concluyó.