
Desde tiempos inmemoriales, con los asentamientos humanos y las culturas ancestrales siempre se ha identificado el importante rol de la medicina para el bienestar y la supervivencia de nuestra especie. Es justamente gracias a la medicina que ha sido posible curar y prevenir enfermedades, mejorando así el nivel de subsistencia para las poblaciones ofreciendo, además, una mayor esperanza de vida para los individuos que habitan este planeta. Sin embargo, en la época contemporánea, la conexión entre el medioambiente y la medicina no se limita al cuidado individual, sino que también influye en la conservación de la biodiversidad, siendo este un factor crucial para preservar el balance ecológico del planeta.

La biodiversidad, esta manifestación de vida que identifica que los seres vivos que habitamos este planeta somos diferentes pero complementarios, nos ha demostrado en diferentes momentos que contar con ella es fundamental para la salud de los seres humanos. Nuestra sociedad ha obtenido numerosos medicamentos modernos y tradicionales desde su origen aprovechando la cercanía y conocimiento de microorganismos, animales y plantas que viven en distintos ecosistemas. El ejemplo clásico de la penicilina, un medicamento creado a partir del hongo Penicillium notatum, descubierto por Alexander Fleming en 1928, fue el inicio del conocimiento de la gran importancia que tiene la biodiversidad en el mundo, ya que este hongo evita la proliferación de bacterias de Staphylococcus aureus, y solo su existencia ha logrado salvar millones de vidas hasta el día de hoy. Otros medicamentos como la morfina y la quinina, fármacos de origen vegetal y animal, provienen de especies en riesgo de extinción, mientras que la base de los anticonceptivos fue obtenida del uso del barbasco, una planta típica y amenazada de los bosques tropicales de nuestro país. La destrucción del hábitat de las especies no solo disminuye la cantidad de recursos naturales que se pueden utilizar para producir fármacos, sino que también disminuye la posibilidad de bioprospección que es la capacidad que tenemos para explorar y encontrar organismos que nos ayuden a crear compuestos medicinales nuevos. Sin duda, además de que afecta directamente los ecosistemas, todo esto en conjunto pone en peligro la salud de las personas en el mundo.
Lo que ha sido clave en los últimos años es aprender que para evitar pandemias es esencial conservar la biodiversidad. La destrucción de los hábitats naturales incrementa la interacción entre seres humanos y especies silvestres, lo que favorece la zoonosis, o sea, el traspaso de enfermedades de los animales a las personas. Un ejemplo de cómo la interacción con la fauna nativa puede provocar crisis sanitarias mundiales fue la pandemia reciente de COVID-19 provocada por el virus SARS-CoV-2 que mutó desde una especie de animal silvestre y esparciéndose por las poblaciones humanas, causando millones de muertes y una llamada de atención sobre todo lo que como sociedad debemos intentar para mitigar estos eventos imprevistos. En este contexto, la medicina tiene un rol tanto de prevención como de reacción, creando tratamientos y vacunas, pero sobre todo promoviendo políticas que salvaguarden los ecosistemas y disminuyan la zoonosis.

Por otra parte, para la investigación biomédica actual se necesitan muestras biológicas que se ajusten a los principios de conservación y sustentabilidad. Es notable que actualmente la biopiratería, la cual involucra la apropiación de recursos genéticos sin remuneraciones equitativas para las naciones y poblados locales, tiene el potencial de aniquilar saberes ancestrales y recursos esenciales, perjudicando tanto a la medicina tradicional como a la biodiversidad. Las leyes internacionales y la ética fomentan el empleo equitativo y sostenible de estos recursos, asegurando que la medicina continúe utilizando y aprendiendo de la naturaleza sin participar en su deterioro, y particularmente dando el pleno reconocimiento a las bases teórico-prácticas y principios para los pueblos de donde emanan muchas evidencias de esta sabiduría que proviene de su patrimonio natural.
Finalmente, la medicina y la permanencia sustentable de la diversidad biológica están estrechamente relacionadas. Es fundamental —para asegurar progresos médicos y mejorar la salud de las personas a largo plazo— que se protejan los ecosistemas y se fomente una salud ambiental sólida. Un enfoque integral que aprecie y mantenga la biodiversidad es el único medio para afrontar los retos presentes y futuros en cuanto a la salud global.
(*) Médico Interno de Pregrado – Hospital Ángeles Health System –
Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) - Puebla
(**) Investigador titular /SNII 3 – Red de Biología y Conservación de Vertebrados - INECOL