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La Cuenca del Alto Atoyac enfrenta una contaminación compleja con aguas de baja biodegradabilidad que dificultan su saneamiento, pese al impulso del nuevo Plan Nacional Hídrico

Atoyac, aguas difíciles de sanar

Río Figura 1. Niveles de biodegradabilidad en la Cuenca Alta del Atoyac, 2003–2023.

Por años, el Atoyac ha simbolizado el desarrollo industrial y agrícola de Puebla y Tlaxcala, y también su deterioro ambiental. El gobierno federal ha reiterado su compromiso con su saneamiento dentro del nuevo Plan Nacional Hídrico, que busca recuperar los cuerpos de agua más degradados del país. Sin embargo, estudios científicos confirman que las aguas del Atoyac no solo están contaminadas, sino que además son difíciles de tratar debido a su baja biodegradabilidad.

Una cuenca con residuos que no se degradan fácilmente

En el mapa adjunto (Figura 1) se muestra la distribución espacial de la biodegradabilidad del agua en la Cuenca Alta del Atoyac. La mayoría de los puntos, sobre todo en las zonas urbanas e industriales, son rojos y naranjas, lo que revela una alta presencia de compuestos orgánicos difíciles de descomponer.

DBO, DQO y lo que revelan sobre la salud del Atoyac

Para comprender el problema es necesario conocer dos indicadores fundamentales de la calidad del agua. La Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO) mide el oxígeno que las bacterias necesitan para degradar la materia orgánica, mientras que la Demanda Química de Oxígeno (DQO) mide el oxígeno requerido para oxidar toda la materia orgánica, tanto la biodegradable como la no biodegradable. Si la relación entre DQO y DBO es menor a 2, la materia orgánica es fácilmente degradable, entre 2 y 3 parcialmente biodegradable; y por encima de 3, los compuestos son muy poco o nada biodegradables, por ejemplo, plásticos, disolventes, detergentes industriales, tintes o fármacos.

En la cuenca, la relación suele ser mayor de 3, lo que confirma que las aguas están saturadas de compuestos que ni la naturaleza ni las plantas de tratamiento convencionales pueden eliminar con facilidad.

Una herencia industrial y urbana

Las fuentes del Atoyac atraviesan zonas agrícolas, urbanas y manufactureras, donde confluyen descargas domésticas, textiles, alimentarias, químicas y plásticas. El resultado es una mezcla de contaminantes que inhibe la actividad microbiana natural. De esta forma, el río pierde su capacidad de autodepuración y los tratamientos biológicos, como los que se aplican en la mayoría de las plantas municipales, resultan insuficientes. En los tramos de menor biodegradabilidad, denotadas por color rojo en la figura, los análisis muestran una predominancia de materia orgánica no biodegradable, asociada a residuos industriales e incluso, los puntos naranjas implican que sólo una fracción de los contaminantes puede ser tratada eficazmente.

El desafío para el saneamiento

El gobierno federal ha iniciado una serie de consultas y proyectos científicos para sanear la cuenca. Sin embargo, los resultados del monitoreo evidencian que el problema no está solo en el volumen de las descargas, sino también en su composición química. La alta proporción de contaminantes no biodegradables exige considerar tratamientos avanzados, como la oxidación con ozono, la fotocatálisis o los humedales artificiales híbridos, capaces de romper las moléculas persistentes antes de intentar su biodegradación.

Estos resultados deberían orientar la nueva estrategia hídrica hacia un enfoque integral que combine tres ejes: prevenir, tratar y transformar. Prevenir implica reducir las descargas sin tratamiento; tratar significa aplicar tecnologías avanzadas; y transformar supone vincular a la industria, la academia y las comunidades locales.

Un río que pide ciencia, no sólo promesas

El Atoyac no es un río muerto, pero su recuperación requiere más que declaraciones. Es un sistema vivo que refleja la huella metabólica de toda una región. Su baja biodegradabilidad recuerda que la contaminación moderna no desaparece, se transforma y persiste. La ciencia, la política y la sociedad deben actuar juntas para que las generaciones futuras no hereden un río inviable.

Referencias

Torres, E., Ramírez-Anguiano, B. E., & Arroyo-Ortega, I. F. (en revisión). Environmental pollution in the Alto Atoyac Basin, Mexico: A systematic, spatial, and temporal review of contaminants and monitoring efforts. Environments.

1Instituto de Ciencias, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

2CEIBAAS, Instituto de Ecología A. C. /Red de Ecología Funcional

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