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Hallazgos recientes apuntan a que el litio podría ser un nutriente clave para el cerebro y el envejecimiento · Ciencia UNAM nos explica los detalles en voz de Gabriel Gutiérrez-Ospina, investigador del IIBO

Litio, la “batería” sutil en tu cuerpo importante para tu salud

Litio en el cuerpo En el organismo humano, el litio ingresa principalmente a través de la dieta y del agua de consumo. (Ciencia UNAM)

Cuando escuchamos hablar de litio, casi siempre pensamos en baterías recargables para teléfonos celulares, computadoras o automóviles eléctricos. Sin embargo, este elemento químico, ligero y altamente reactivo, también está presente en nuestro cuerpo en pequeñas cantidades. Investigaciones recientes conducen a que podría desempeñar un papel fundamental en la salud cerebral y el envejecimiento saludable.

El litio nunca se encuentra libre en la naturaleza, sino en forma de compuestos. Aparece en minerales como la espodumena, la lepidolita, en salares y salmueras —especialmente en Sudamérica— y en aguas naturales, donde se disuelve en trazas.

En el organismo humano —igual que otros metales pesados como el hierro, el zinc o el manganeso— ingresa principalmente a través de la dieta y del agua de consumo. Su presencia depende mucho de la región geográfica: hay lugares donde el agua contiene más litio y, curiosamente, en esas poblaciones se han observado correlaciones con mejor salud mental.

Entre los alimentos en los que el litio está presente destacan las papas, los cereales, los tomates, la col, las legumbres, la carne, la leche y los huevos. “Aunque la cantidad en nuestro organismo es muy baja, tiende a mantenerse estable, lo que sugiere que el cuerpo lo regula y lo necesita para ciertos procesos vitales”, afirma el doctor Gabriel Gutiérrez-Ospina, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.

¿QUÉ HACE EL LITIO EN EL CUERPO?

Diversos estudios han demostrado que el litio se encuentra distribuido en sangre, riñones, huesos, tiroides y tejido adiposo, con especial concentración en el cerebro. En este último participa en:

  • La liberación de neurotransmisores como dopamina, serotonina y glutamato.
  • La modulación de conductas afectivas.
  • La regulación de enzimas vinculadas con memoria y aprendizaje.
  • La protección de las neuronas contra inflamación y degeneración.
  • El mantenimiento de la plasticidad sináptica, es decir, la capacidad del cerebro para formar nuevas conexiones.

Y aunque su mecanismo exacto aún no está del todo claro –precisa el doctor Gutiérrez-Ospina— desde mediados del siglo XX el carbonato de litio es un tratamiento fundamental para el trastorno bipolar, por sus efectos en la estabilización del ánimo y la prevención tanto de los episodios maníacos como los depresivos. También se emplea como coadyuvante en la depresión resistente y en algunos casos de esquizofrenia.

RELACIÓN CON LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

El Alzheimer es la enfermedad neurodegenerativa más estudiada a nivel mundial. Sus dos marcadores característicos son la acumulación de la proteína beta-amiloide, que forma placas alrededor de las neuronas, y las marañas neurofibrilares de proteína tau, que terminan por provocar la muerte neuronal.

Durante años se desconoció qué detonaba la aparición de estos marcadores. Sin embargo, un equipo de la Escuela de Medicina de Harvard, en Estados Unidos, publicó recientemente un estudio de diez años con resultados sorprendentes: la deficiencia de litio en el cerebro es uno de los primeros cambios que contribuyen al desarrollo de cierto tipo de Alzheimer.

“La idea de que la deficiencia de litio podría ser una causa de la enfermedad de Alzheimer es nueva y sugiere la necesidad de desarrollar tratamientos diferentes”, señala el especialista del Instituto de Investigaciones Biomédicas.

En experimentos con ratones, una reducción del litio cerebral aceleró la producción de beta-amiloide y tau, además de la pérdida de memoria. Los investigadores observaron que la proteína beta-amiloide secuestra el litio, reduciendo su disponibilidad y anulando su función protectora, lo que a su vez acelera el daño cerebral y el deterioro cognitivo característico de la enfermedad.

Para evaluar si la reducción en el consumo de litio altera el funcionamiento cerebral, los investigadores alimentaron a ratones sanos con una dieta restringida en litio. Esta condición, aceleró el proceso de envejecimiento, provocando inflamación cerebral, pérdida de conexiones sinápticas entre neuronas y deterioro cognitivo. Tanto la concentración de litio como los efectos sobre el tejido cerebral observados en los ratones fueron similares a los documentados en pacientes con Alzheimer.

Litio en el cuerpo Se estudia la el efecto del litio en el Alzheimer. (Ciencia UNAM)

Además, al analizar cerebros y sangre de personas sanas, con deterioro cognitivo leve o con Alzheimer avanzado, el litio fue el único metal que mostró variaciones significativas: disminuye de manera marcada en las etapas iniciales de la enfermedad. Este hallazgo se replicó en distintos bancos cerebrales de Estados Unidos, lo que confirma la solidez de los resultados, asegura el doctor Gutiérrez-Ospina.

Lo más prometedor fue que, al administrar un nuevo compuesto llamado orotato de litio, lograron revertir la pérdida de memoria y la patología del Alzheimer en modelos animales, ya que este compuesto evita que las placas amiloides atrapen el litio natural del cerebro.

Aun así, los especialistas advierten: no se deben tomar compuestos de litio por cuenta propia, pues aún no se ha demostrado que sean seguros ni eficaces para prevenir la neurodegeneración en humanos. El optimismo es cauteloso, pero se espera que el orotato de litio o compuestos similares avancen pronto a ensayos clínicos.

El estudio del litio, como modulador cerebral no es exclusivo de Estados Unidos. En diferentes países, entre ellos México, hay grupos de investigación —particularmente en la UNAM— que exploran sus propiedades neuroprotectoras, su papel en la plasticidad sináptica y su relación con procesos de memoria.

“Estos trabajos abren la puerta a que los hallazgos de Harvard encuentren eco en nuestro país y se articulen con proyectos locales, ampliando el panorama de lo que podría ser una nueva vía en la prevención y tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer”, asegura el doctor Gutiérrez-Ospina.

CUIDAR EL CEREBRO MÁS ALLÁ DEL LITIO

Aunque el litio parece desempeñar un papel protector y prometedor, el investigador aclara que no existe un único factor que determine la salud del cerebro. El estilo de vida resulta decisivo:

  • Comer sano: una dieta balanceada, rica en frutas, verduras, cereales integrales y baja en azúcares y grasas saturadas, favorece el metabolismo cerebral.
  • Hacer ejercicio: la actividad física regular mejora la circulación sanguínea, reduce la inflamación y estimula la formación de nuevas conexiones neuronales.
  • Dormir bien: el sueño reparador es esencial para consolidar la memoria, reparar las neuronas y eliminar desechos metabólicos del cerebro.

“En conjunto, una alimentación saludable, el movimiento y el descanso adecuado actúan como aliados inseparables de los micronutrientes como el litio, concluye el doctor Gutiérrez-Ospina.

*Colaboración de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM

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