
Las reservas de la biósfera son espacios geográficos, terrestres, marinos o costeros, en los cuales se busca conciliar tres funciones básicas: 1) la conservación de la biodiversidad y la diversidad cultural; 2) el desarrollo económico sostenible a nivel social, cultural y ambiental; y 3) el apoyo logístico a la investigación, el monitoreo, la educación y la difusión de conocimiento, para incrementar la capacidad de las comunidades humanas durante la toma de decisiones en lo relativo a la conservación y el uso de recursos.
Para llevar a cabo las tres funciones básicas de las reservas de la biósfera, el área está organizada en tres zonas: la zona núcleo, la zona de amortiguación y la zona de transición. La zona núcleo es un área de protección estricta cuyo objetivo fundamental es la conservación de paisajes, ecosistemas, especies y variación genética. La zona de amortiguación rodea o es adyacente a la zona núcleo y en ella se permite cierto nivel de impacto humano, se desarrollan actividades de investigación científica, de vigilancia, formación de recursos humanos y educación. En la zona de transición, las comunidades humanas realizan diferentes actividades económicas y recreativas de carácter sostenible a nivel social, cultural y ecológico, ahí se llevan a cabo actividades humanas más intensivas que en la zona de amortiguación, pero que promuevan el bienestar sociocultural y las prácticas económicas sostenibles.
La designación de las reservas de la biósfera depende de los gobiernos nacionales y su soberanía y jurisdicción está a cargo de los Estados en los que se ubican. El reconocimiento internacional de una reserva de la biósfera y su incorporación a la Red Mundial de Reservas de Biósfera queda a cargo de la UNESCO, particularmente a través del programa el Hombre y la Biósfera (MAB, por sus siglas en inglés). Las primeras reservas de la biósfera (34), ubicadas en nueve países, se establecieron en 1976. Uruguay fue el primer país latinoamericano con el reconocimiento internacional de una reserva de este tipo. Al año siguiente, 22 países más, cuatro de ellos latinoamericanos (Bolivia, Chile, México y Perú) se sumaron a la lista internacional de países con reservas de la biósfera. Actualmente, la Red Mundial de Reservas de Biósfera (integrada por subgrupos regionales o temáticos alrededor del planeta) está conformada por 784 reservas de la biósfera, las cuales se distribuyen en 142 países (25 reservas son transfronterizas) y cubren una extensión total cercana a los 7.7 millones de km2, un área parecida al territorio que ocupa Australia, el sexto país más grande del planeta.

En el caso de México, las reservas de Mapimí y La Michilía, en el norte del país, fueron las primera reservas mexicanas en ostentar el título de reservas de la biósfera. Hoy en día, existen 41 reservas de la biósfera reconocidas internacionalmente por la UNESCO, mientras que el Gobierno mexicano reconoce 48 reservas en esta categoría, de acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP). Las 48 reservas de la biósfera reconocidas por la CONANP, las cuales se distribuyen en 25 estados de la República, una en el Golfo de California y otra en el Océano Pacífico, cubren en total una extensión de 640,337 km2, lo cual representa el 65.3% de la superficie protegida del país. Esto significa que es la categoría dentro de las áreas naturales protegidas con mayor superficie en México. Además de su extensión, su relevancia radica en que dentro de sus objetivos incluye el desarrollo de comunidades locales.
Para destacar la relevancia de las reservas de la biósfera para resguardar o mantener a la biodiversidad y particularmente a la biodiversidad amenazada, podríamos ejemplificar el caso de los anfibios (ranas, sapos, salamandras, ajolotes y cecilias) en México y las 41 reservas de la biósfera reconocidas internacionalmente por la UNESCO en el país. De las 418 especies de anfibios que se han registrado en México, el 32% de ellas se distribuyen parcial o exclusivamente en alguna(s) reserva(s) de la biósfera. Aproximadamente el 55% de las especies de anfibios de México están amenazadas de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y una de cada cinco especies amenazadas habita parcial o totalmente en una reserva de la biósfera. La Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas, localizada en Veracruz, es la reserva de la biósfera con el mayor número de especies de anfibios registrados (41 especies) en el país y le siguen La Sepultura (35 especies) y El Ocote (34 especies), en Chiapas.

La protección eficiente de los espacios naturales dentro de las reservas, la restauración de áreas degradadas, la participación de las comunidades locales y de todos los organismos interesados en su planificación, investigación y gestión, son componentes fundamentales para la conservación de la biodiversidad en un entorno donde la pérdida del hábitat, la contaminación y el cambio climático amenazan continuamente su existencia.
Para conocer más sobre el tema, consultar:
https://www.unesco.org/es/mab/wnbr/about
https://sig.conanp.gob.mx/General
- INECOL.
Figura 3 (para banner). Ejemplo de animales vertebrados que habitan en Reservas de la Biósfera.