
Los fenómenos meteorológicos severos tienen consecuencias a largo plazo para la salud de los adultos mayores vulnerables, según un estudio de la Universidad de Michigan (Estados Unidos). Los datos se publican en el ‘Journal of the American Geriatrics Society’ basado en datos posteriores al huracán Harvey. Este huracán, acaecido en agosto de 2017, es considerado como el huracán más fuerte y con más daños materiales que ha tocado tierra en Texas (Estados Unidos).
Al analizar los datos de reclamaciones de Medicare de casi 1,8 millones de beneficiarios de pago por servicio de 65 años o más en Texas y Luisiana, los investigadores descubrieron que los adultos mayores que sobrevivieron a las fuertes lluvias durante el huracán Harvey tuvieron un riesgo un 3% mayor de morir en el plazo de un año tras el huracán.
El riesgo de mortalidad fue mayor entre quienes padecían enfermedades crónicas que requerían atención regular, como la enfermedad renal crónica, el Alzheimer y las demencias relacionadas. El mayor número de muertes atribuidas se registró entre la población con Alzheimer y demencias relacionadas: se estima que hubo 1.245 muertes en el año posterior al huracán Harvey.
Además, las poblaciones negras e hispanas/latinas experimentaron riesgos de mortalidad un 6% y un 13% mayores, respectivamente, que otros grupos, lo que pone de relieve las disparidades en la vulnerabilidad a los desastres.
“Estos hallazgos refuerzan la evidencia de que los desastres no solo causan interrupciones a corto plazo. Exponen y magnifican las fragilidades subyacentes de nuestro sistema de salud”, finaliza la autora correspondiente, Sue Anne Bell, de la Universidad de Michigan. “Para los adultos mayores que dependen de una atención constante, incluso una interrupción temporal puede tener consecuencias duraderas”.