
En el mundo animal, la supervivencia ha promovido que las especies evolucionen de diferentes maneras. Una estrategia exitosa ha sido la construcción de refugios bajo tierra. Existen varios mamíferos excavadores, los más conocidos son los topos y las tuzas (Scapanus latimanus y Thomomys umbrinus), que pertenecen a los órdenes Eulipotyphla y Rodentia, respectivamente. Sin embargo, también existe una especie de carnívoro, maestro excavador capaz de hacerles competencia, e incluso evocando miedo entre animales vecinos.
Comúnmente conocido como tejón norteamericano o tlalcoyote (Taxidea taxus por su nombre científico), es una especie del orden Carnivora perteneciente a la familia Mustelidae; es decir, está emparentado con especies como las nutrias (Lontra longicaudis), los grisones (Galictis vittata) y el viejo de monte (Eira barbara). En algunas regiones de México, hay otra especie a la que también se le conoce como tejón, es decir, el coatí (Nasua narica), pero existen numerosas diferencias entre estas especies.
Para empezar, a diferencia de su primo el coatí, el tlalcoyote tiene un cuerpo aplanado ventralmente, así como unos hombros anchos y fuertes, sus manos son robustas y están dotadas de unas poderosas y largas garras curveadas, aunque tiene patas cortas, son ideales para excavar, como si de un pequeño tractor de campo se tratara. En contraste con la larga y característica cola de los coatíes, la del tlalcoyote es cola corta, entre 10 y 13 cm, cubierta de pelo que la hace parecer un pequeño cono. Además de estas características, con las que fácilmente ya se podrían diferenciar, su más grande particularidad es su coloración. Aunque todo su pelaje está en la tonalidad de los grises, en su rostro hay marcadas franjas blancas y negras que asemejan a una máscara de luchador. Las franjas negras se encuentran en la parte superior de su cabeza, y
atraviesan mejillas y nariz, las cuales contrastan notablemente con tres manchones blancos, uno de ellos en el centro de su rostro, y dos más, remarcando la mandíbula y la parte externa de los ojos.
Sus sentidos del oído y sobre todo del olfato como es común en los carnívoros son sumamente agudos, sin embargo, para el tlacoyote pueden llegar a ser superiores en comparación con otras especies como lo son zorrillos, nutrias, comadrejas y hurones. Esto le brinda la capacidad para detectar pequeñas presas subterráneas. Gracias a su cuerpo y dedos parcialmente planos, puede escabullirse bajo tierra en un tiempo récord de menos de dos minutos. Tal capacidad los hace una especie difícil para estudiar diversos aspectos de su ecología, entre ellos la dieta, ya que son expertos en ocultar pistas.
Sus heces, por ejemplo, suelen estar enterradas en agujeros poco profundos, en montículos a la entrada de su madriguera o simplemente bajo tierra. Así que para conocer que comen, se ha tenido que recurrir a estudiar el contenido de los estómagos de los tlalcoyotes que son encontrados sin vida. Así sabemos que, aunque son principalmente carnívoros, su dieta es variada ya que incluye anfibios, aves, huevos desprotegidos, insectos, peces de vez en cuando, e incluso aunque parezcan amenazadoras también caza ciertas serpientes como cascabel (Crotalus spp.) y culebras (Familia Colubridae). Además, se ha registrado que estos curiosos tlalcoyotes pueden llegar a hurgar en nidos de avispas.
Su habilidad como excavadores, no solamente la emplean para hacer sus madrigueras, sino que usan esta destreza como truco de caza espectacular. Cuando quieren atrapar a sus presas, una vez con su objetivo dentro de la madriguera bloquean la entrada para impedirles cualquier escape, para luego excavar con toda su energía hasta dar con ellas. Un plan maestro que demuestra lo astutos que pueden ser estos increíbles excavadores.
En verano sus actividades diarias suelen ser principalmente nocturnas y se les puede ver activos porque la temperatura es cálida y hay buena disponibilidad de alimentos, pero cuando llega el invierno su actividad nocturna disminuye, esto a causa de que en esta época, el frío aumenta y la disponibilidad de alimento disminuye. Si no están buscando comida, prefieren esconderse en sus madrigueras. Aunque no son animales que hibernan como los osos, durante el invierno los períodos de inactividad son más largos, e incluso pueden entrar en un letargo, como si estuvieran en una especie de “modo de ahorro de energía”. Estas adaptaciones a las estaciones no solo afectan su comportamiento diario, sino que también influyen en aspectos clave de su ciclo de vida, como la reproducción.
Los tlalcoyotes tienen un método de reproducción sumamente interesante. Aunque la mayoría empieza a reproducirse al alcanzar el segundo año de vida, puede variar entre los 2-4 años de edad, este tiempo pude se ajustarse a la disponibilidad de alimento, clima y la salud del tlalcoyote. Como polígamos, salen en busca de pareja a finales del verano o principios del otoño. Pero aquí viene lo curioso: su forma de reproducirse es toda una maravilla. El embrión, llamado blastocisto, flota libremente en el útero, sin pegarse a la pared uterina de inmediato. ¡Parece que se toma su tiempo antes de hacer su gran llegada!, a lo que se le conoce como implantación retardada. Así, llegado el momento más óptimo y adecuado con base en las condiciones ambientales, el pequeño embrión se adhiere a la placenta y empieza su desarrollo. Esto parece ser una respuesta adaptativa de los altibajos estacionales de la disponibilidad de recursos. Aproximadamente entre marzo y abril, cuando la cantidad de alimento es abundante, las crías nacen bajo tierra, ciegas, peludas y pequeñas, en camadas de cinco cachorros.
Este carnívoro vive en hábitats específicos, como pastizales y praderas abiertas, por lo que han desarrollado otras habilidades para poder vigilar qué sucede en su entorno como lo es sentarse en sus patas traseras o pararse en sus extremidades delanteras, lo que también es útil como señal de comunicación con sus congéneres. Tiene una amplia distribución que abarca México, Estados Unidos de América y parte del sur de Canadá. A pesar de registrarse en gran parte del norte del continente americano, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) lo clasifica como una especie de preocupación menor, pero con una población en declive. En México la NOM-059-SEMARNAT-2010 lo considera amenazada, esto quiere decir que, aunque su población se ha visto disminuida en algunas áreas debido a los peligros de los atropellamientos y la persecución humana, no se encuentra en peligro de extinción. Aunque presente una extensa distribución y gran capacidad de adaptación, es necesario monitorear las poblaciones y promover su protección.
A pesar de que los tlalcoyotes son animales adaptables a los cambios de ambientales entre estaciones, su comportamiento y habilidades van más allá de lo que podríamos imaginar. No es uno de los animales más conocidos; sin embargo, son sobresalientes debido a su inteligencia, y habilidades de supervivencia. Desde sus sorprendentes destrezas como excavador hasta sus intrigantes adaptaciones reproductivas, el tlalcoyote nos demuestra que el mundo natural está lleno de maravillas y sorpresas.
En un mundo que con frecuencia ignora a estos fascinantes animales subterráneos, resulta fundamental reconocer que cada especie, por más pequeña o discreta que parezca, posee una vida en la naturaleza profundamente interesante.
Therya ixmana 4(3):157-159
https://mastozoologiamexicana.com

1Pabellón Nacional de la Biodiversidad, Departamento de Zoología, Instituto de Biología. Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, Ciudad de México, México. ibethtroncoso@zaragoza.unam.mx (DIT-A), vladimir.rojas@st.ib.unam.mx (JVR-S), jj@ib.unam.mx (JJF-M).
2Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, Ciudad de México, México.
3Posgrado en Ciencias Biológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, Ciudad de México, México.
*Autor de correspondencia