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¿Erradicar o regular? Trabajo infantil y supervivencia económica en el sureste de México

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En México, desde el gobierno federal se ha adoptado la premisa de erradicar toda forma de trabajo infantil.

En México, desde el gobierno federal se ha adoptado la premisa de erradicar toda forma de trabajo infantil.

Gobierno del estado de Guanajuato

Cada 12 de junio se conmemora el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil. Con ello, la Organización Mundial del Trabajo busca sensibilizar a los Estados para el diseño y aplicación de políticas públicas que erradiquen la participación laboral de las niñas y los niños alrededor del mundo.

En México, desde el gobierno federal se ha adoptado la premisa de erradicar toda forma de trabajo infantil. Tanto el gobierno federal, como los gobiernos estatales y los municipales mantienen discursos basados en la noción del trabajo infantil como dañino, perjudicial y relacionado con la trata de personas. Paradójicamente, el propio Estado tiene una Encuesta Nacional de Trabajo Infantil que da cuenta de las diferentes modalidades de participación laboral de las niñas y los niños y que es una herramienta que da luces sobre la naturaleza del trabajo familiar y de supervivencia económica en que se inserta el trabajo de la niñez en este país.

Trabajo infantil, una estrategia de supervivencia

La literatura especializada ha mostrado desde hace más de tres décadas que el trabajo infantil es una estrategia de supervivencia de los hogares que no cuentan con los suficientes recursos económicos para hacer frente al día a día. En un país como México, con aproximadamente la mitad de su población en algún grado de pobreza, es completamente entendible que se movilice al mayor número de miembros del hogar para la generación de ingresos.

En la región sureste de México —que comprende los estados de Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán— trabaja 8.8% de la población de 5 a 17 años. Esta realidad social está tan ligada a los bajos niveles de bienestar que el estado de Chiapas es el que muestra un mayor porcentaje de participación con 10.9% (INEGI, 2019). Es de amplio conocimiento que esta entidad se ha caracterizado por la prevalencia de la pobreza extrema y la marginalidad en un alto porcentaje de sus habitantes.

Si se observa por distribución entre niñas y niños, la región sureste tiene una participación laboral mayormente masculina pues 12.8% del total de los niños reportan estar en algún tipo de ocupación frente a 6.4% de las niñas (INEGI, 2019).

Causas por las que niñas y niños trabajadores no asisten a la escuela

Los discursos de los organismos internacionales ponen especial énfasis en lo dañino que puede resultar el trabajo infantil en relación con la escolarización, el vínculo que establecen es que a mayor trabajo menor escolaridad, no obstante, de las niñas y los niños que tiene alguna ocupación en el sureste de México únicamente 7.6% reportan que no asisten a la escuela (INEGI, 2019).

En la región, las principales causas por las que no asisten a la escuela son: 1. Falta de interés o requisitos para entrar a la escuela (36.9%), lo que no tiene vínculo directo con el hecho de trabajar sino con el sistema escolar que no es apropiado para las diversas realidades que experimentan las infancias y las adolescencias y el escaso interés que les genera ir a la escuela, la carencia de actas de nacimiento también puede ser una causal de inasistencia, sobre todo en esta región donde prevalece la ruralidad y el bajo registro al nacer; 2. Inseguridad, discriminación y distancia a la escuela (18.8%), esta causa tampoco se relaciona con estar trabajando y tiene que ver con la responsabilidad del estado de dotar de escuelas a las comunidades más dispersas y asegurar una vida libre de violencias; 3. Falta de recursos económicos (14%), lo que también es un indicador de que la inasistencia escolar es un fenómeno asociado con las carencias económicas pues aún cuando en México la escuela pública dice ser gratuita implica erogar gastos en material, libros, uniformes, pasajes, entre otros.

Frente a las principales razones de inasistencia de aquellos niños y niñas que trabajan, cabe cuestionarse el papel del Estado en su obligación de proporcionar las mejores condiciones para que las personas en edad escolar asistan a la escuela. Ante ello, la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil nos aporta información importante, por ejemplo, en el sureste de México solo 18.1% de las niñas que trabajan reciben una beca del gobierno frente a 24.8% de las que no trabajan, igual sucede con los niños pues 23.1% de los niños que trabajan recibe alguna beca de gobierno frente a 26.7% de los que no están ocupados en alguna actividad económica (INEGI, 2019).

Lo anterior revela el inadecuado papel del Estado para atender e incentivar la asistencia escolar y muestra además una brecha de género, ya que trabajen o no, los hombres tienen más oportunidades de conseguir una beca que las mujeres.

Consecuencias de dejar de trabajar

La Encuesta Nacional de Trabajo Infantil pregunta a las niñas y niños ocupados ¿cuáles serían las consecuencias personales de dejar de trabajar? A lo que en la región sureste 45% responden que no tendrían dinero para sus propios gastos, para vestirse y calzarse; 19.5% dijo que no habría consecuencia y 15.6% que no aprendería un oficio.

Estas consecuencias están asociadas con las carencias económicas de los hogares; las estrategias de supervivencia cotidiana y la herencia de conocimiento de oficios que pueden dejar los adultos a las niñas y los niños. En caso de erradicar el trabajo infantil, 45% de las infancias trabajadoras del sureste de México no tendrían dinero para vestirse, calzarse y pagar sus propios gastos que incluyen los gastos escolares.

¿Es posible erradicar el trabajo infantil en México?

Por lo antes expuesto cabe cuestionarse si antes de plantearse la erradicación de tajo el trabajo infantil, prohibirlo o criminalizarlo ¿no sería más eficiente generar acciones de política pública para mejorar las condiciones estructurales de pobreza y marginación de los hogares y no quitar la posibilidad de generar recursos económicos a las niñas y los niños?

En tanto no mejoren los indicadores de pobreza y marginación no podrá erradicarse el trabajo infantil. La prohibición generará mayor criminalización, disminución del valor del trabajo de las niñas y los niños y aumento silencioso de la explotación y el abuso.

Ojalá que pronto los Estados reflexionen sobre los derechos de las niñas y los niños a gozar del bienestar social y dejen de realizar acciones de política pública que parchan un agujero y destapan otro.

* Catedrática del Conacyt en el El Colegio de la Frontera Sur

(smiranda@ecosur.mx)