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¿Cuál es la importancia de la historia y de las fuentes para reconstruir el pasado?


El conocimiento histórico se construye con información y conceptos, con observación y pensamiento formal, elementos ligados discursivamente

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El Ciesas lanza el curso virtual “Relatos, memorias, historias. Fuentes para la interpretación del pasado”,

El Ciesas lanza el curso virtual “Relatos, memorias, historias. Fuentes para la interpretación del pasado”,

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Existe una vasta literatura sobre la importancia de la historia y del valor de la memoria. En general puede afirmarse que el conocimiento histórico es saber del ser humano viviendo en sociedad, y que la historia registra y organiza el conocimiento del pasado, se convierte en un almacén de la memoria colectiva y salvaguarda de determinados valores. La historia es un tema recurrente en la vida pública y social de los pueblos y comunidades. De hecho, hay frases de uso frecuente que se asocian al sentido o a la importancia del pasado, por ejemplo, se afirma que un pueblo que no aprende de la historia está condenado a repetir los errores del pasado, o que la historia es maestra de la vida. ¿Qué tanto hay de cierto en ello?

Podemos empezar afirmando que las sociedades tienen muchos pasados y que, por lo tanto, la historia es plural, representativa y diversa. Además, tiene otras características y criterios: el relato histórico genera identidad ya que reconstruye y explica procesos colectivos en territorios específicos, al referirse a conjuntos sociales agrupados en torno a transformaciones y espacios, permite el conocimiento del otro. La disciplina está asociada al registro del tiempo histórico, es decir, las permanencias y transformaciones en el corto, mediano y largo plazo; estos momentos permiten conformar una “corriente colectiva de la vida” en una suerte de reloj universal llamado historia, en la que peregrinan las comunidades, las culturas y la humanidad. Más aún: permite construir comunidades imaginadas, unidas por lazos de identidad en la que es fundamental la construcción y reproducción –enseñanza, transmisión– de la historia.

El análisis de los hechos pasados se realiza a partir de los valores propios del tiempo y el espacio en el que sucedieron y de las fuentes en las que se busca la información, pero también se parte desde el presente en el que se vive. Lo cierto es que la revisión del pasado humano permite afirmar que no hay valores eternos y absolutos, y que toda reflexión sobre el pasado está condicionada por los valores del presente, por el conocimiento indirecto de los acontecimientos y por el uso de los datos o su calidad (inexactitud, falsedad); este último caso implica la necesidad de realizar la crítica de las fuentes de información. Finalmente, la historia no es un tribunal ni un juzgado, su papel es comprender y hacer comprender mediante el análisis de los procesos del desarrollo humano; se trata fundamentalmente de realizar una reconstrucción crítica del pasado.

El conocimiento histórico se construye con información y conceptos, con observación y pensamiento formal, elementos ligados discursivamente. La “información histórica” son los instrumentos que permiten la observación y la reflexión sobre el pasado, elementos que se han denominado “fuentes históricas”. El trabajo de reconstrucción de la historia, desde el punto de vista de las fuentes, tiene dos momentos: 1) la definición del asunto a investigar, y 2) la búsqueda de los elementos de información. Así que, en principio, el problema es el que condiciona las fuentes y no al contrario. Pero ¿qué entendemos por fuentes? Marc Bloch, historiador francés del siglo XX, propuso que la primera característica del conocimiento de los hechos humanos del pasado y de la mayor parte de los del presente, consiste en ser un conocimiento por “huellas”; es decir marcas que ha dejado un fenómeno y que nuestros sentidos pueden percibir. Pensemos por ejemplo en los edificios de los sitios arqueológicos que podemos tocar, en las pinturas de los códices antiguos que podemos admirar o en el relato de un abuelo que podemos escuchar. Por tanto, las fuentes históricas son todo aquel objeto material, instrumento o herramienta, símbolo o discurso intelectual, que procede de la creatividad humana, a través del cual puede inferirse algo acerca de una determinada situación social en el tiempo.

Bajo este enfoque, las fuentes tienen un carácter extremadamente amplio y heterogéneo, así como una variadísima procedencia. Todo lo antiguo es susceptible de aportar información histórica. La vieja noción de que la historia solo se escribe a partir de papeles resguardados en un archivo ha quedado definitivamente superada. Esto es especialmente evidente para ciertos momentos, como la Antigüedad –para la que no existe documentación de papel– o la historia contemporánea, que hace uso de fuentes de otras muchas procedencias (oralidad, imágenes, objetos, etc.). Las fuentes presentan características diferentes, tienen diversa utilidad y necesitan de un distinto trato analítico.

Esta discusión será abordada a profundidad en el curso virtual “Relatos, memorias, historias. Fuentes para la interpretación del pasado”, que se realizará del 10 de mayo al 15 de junio de 2024, como parte de las actividades de educación a distancia de CIESAS. Las inscripciones están abiertas hasta el 26 de abril para el público general interesado en profundizar en el quehacer de la historia regional desde perspectivas teóricas y prácticas. La convocatoria y los requisitos para inscribirse se pueden consultar en: https://pacificosur.ciesas.edu.mx/cursohistoria/

* Investigadores de CIESAS Pacífico Sur