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Del Infiernillo a Zicuirán: La Reserva de la Biósfera de uno de los lugares más calientes de América

No es lo mismo el infierno que el Infiernillo, ¡aunque ambos están que queman!

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Paisaje con selva baja en las lluvias.

Paisaje con selva baja en las lluvias.

V.W. Steinmann

Los amantes de la naturaleza saben que México es un verdadero país de maravillas donde se pueden encontrar casi todos los ecosistemas que existen en el planeta, desde los desiertos más secos del norte, hasta las selvas lluviosas exuberantes del sur. Entre estos extremos, hay gran variedad y un ecosistema inigualable: la selva baja. Este tipo de vegetación se desarrolla en condiciones muy contrastantes: parte del año es muy húmedo (como en las selvas lluviosas) y los árboles se ponen verdes y frondosos; y otra gran parte del año es seca y con casi nada de lluvia, entonces los árboles tiran sus hojas y la mayoría de las plantas entran en un estado de latencia (que recuerda al de los osos durante el invierno, pero en este caso caluroso). En la temporada seca, la vegetación se transforma en un paisaje yermo y aparentemente vacío de vida; sin embargo, todo reverdecerá justo cuando la humedad de la lluvia se sospeche. En las selvas bajas las temperaturas son muy altas, y a menudo alcanzan a los 40° C (¡o incluso los rebasan!). La temperatura máxima registrada es casí 50° C, así que para habitar la selva baja (aunque sea que vayamos de visita), se tiene estar preparado para una experiencia bastante calurosa.

En México, la selva baja se encuentra esporádicamente desde las partes sureñas de Sonora y Tamaulipas. Va recorriendo el país hasta llegar a Guatemala y continuar más allá hasta Sudamérica. Este es uno de los ecosistemas más amenazados por el cambio de uso de suelo: la ganadería, la agricultura y la minería, además de los efectos del cambio climático. Una de las mayores extensiones de selva baja y en mejor estado de conservación se encuentra en la tierra caliente de Michoacán, dentro de la Reserva de la Biósfera Zicuirán-Infiernillo (RZBI), un lugar encantador por sus laderas rocosas repletas de diferentes cactáceas columnares. Aunque es poco conocida entre el público en general, la RZBI tiene mucha fama entre los biólogos, y en particular entre los herpetólogos y aficionados de las suculentas y las cactáceas, plantas que almacenan agua durante periodos de abundancia para usarla en tiempos de escasez y que son muy apreciadas por su belleza. Gente de muchos lugares del mundo viene a conocer esta Reserva de la Biósfera y los asombrosos seres vivos que la habitan. Aunque es uno de los lugares más calientes de América, está repleto de especies interesantes y su vegetación es impresionante.

La Reserva es grande (2,651 km2) pero relativamente poco poblada por humanos, algo que favorece su conservación (hay aprox. 12,000 personas dispersas a través de su amplio territorio). Su nombre hace referencia a dos de sus localidades extremas: Infiernillo en el municipio de Arteaga y Zicuirán en La Huacana. El paisaje del área es variado y constituye un factor que promueve la diversidad y la conservación: es suave y de baja elevación en algunas partes y notablemente escabroso y de difícil (¡casi imposible!) acceso en otras. La singularidad de la Reserva es indiscutible por su gran diversidad biológica y el hecho de que muchos animales y plantas se conocen solamente de esta área y sus alrededores. Este fenómeno de restricción estrecha en la distribución se conoce como endemismo, y entre las docenas de plantas endémicas de la zona destacan diferentes especies de copales y papelillos, y cactáceas. Se sabe que al menos 1,139 especies de plantas vasculares crecen en la Reserva, entre las familias destacan Fabaceae (165 especies), Asteraceae (99), Poaceae (84) y Euphorbiaceae (77) por su diversidad de especies. Veintiún de ellas se incluyen en la NOM-059-SEMARNAT-2010 y 30 tienen una categoría de riesgo en la Lista Roja de la IUCN, lo cual es sumamente importante en términos de conservación. Algunas plantas notables incluyen árboles de relevancia por sus cualidades maderables y ornamentales como: ceiba, parota, granadillo, cóbano, palo brasil, primavera y rosa morada, y otras de relevancias por sus frutos comestibles como: bonetes, pinzanes, pachonas, pitayas y pitires. Entre los animales destacan reptiles como la culebra mamona, el escorpión, la coralillo del balsas y el lagarto cornudo, y de las aves: guacamayas, chachalacas, coas y calandrias con sus imperdibles nidos colgantes, por mencionar algunas. Entre los mamíferos se encuentran venados, osos hormigueros, y una variedad de felinos como pumas, ocelotes y jaguares; además de una gran diversidad de invertebrados. Estos ejemplos son sólo una pequeña muestra de la biodiversidad de la zona; es como la punta del iceberg, ya que hay cientos de especies no tan carismáticas como para figurar aquí, que son también sumamente importantes. Hay mucho qué explorar en la Reserva, pues todavía no se conocen bien los organismos que la habitan, en particular los de las partes más recónditas, como las zonas altas, donde hay pequeñas islas de bosque de pino-encino sobresaliendo majestuosamente del mar de selva baja.

Dos diferentes especies de biznaga.

Un par de coas citrinas.

M.A. Tornez Álvarez

Como otras Áreas Naturales Protegidas (ANPs), la RZBI tiene como propósito conservar la vida silvestre “in situ”, es decir, proteger a los organismos donde viven originalmente, en su hábitat natural. Fue fundada en 2007 con el afán de proteger este encantador ecosistema. A pesar de su reciente creación, cuenta con muchos programas de conservación en marcha y estos inciden positivamente en la naturaleza y la gente de la zona. Es parte del sistema de Reservas de Biosfera, una red mundial presente en 134 países, que busca encontrar un equilibrio entre la conservación de la diversidad biocultural y el desarrollo socioeconómico de sus habitantes. Sin la cooperación de las personas de los territorios, quienes son los verdaderos guardianes de los ecosistemas, los programas de conservación estarían destinados a fracasar. En el caso de la RZBI, como informa el Biól. Miguel Tornez, quien actualmente funge como Técnico de la Reserva, se llevan a cabo diversos programas de monitoreo biológico, inspección y vigilancia. Los programas educativos y de desarrollo socioeconómico fomentan la colaboración entre habitantes y personal de la Reserva y están destinados no sólo a la conservación, sino al empoderamiento y apropiación del territorio y la identidad. Los programas de desarrollo sustentable incluyen aprovechamiento de recursos no maderables, producción animal y agroecológica y aseguran un mejor futuro para todos.

Por ser accesible por la autopista Morelia-Lázaro Cárdenas (2 horas de Morelia y 6 horas de la Ciudad de México), la RZBI es un excelente lugar para llevar a cabo experimentos ecológicos y en general estudios biológicos, y por supuesto, está para todos los que quieran visitar la zona, se garantiza una experiencia llena de belleza escénica en el entorno de la selva baja en todo su esplendor.

“La opinión es responsabilidad de los autores y no representa una postura institucional”

* Instituto de Ecología, A.C., Centro Regional del Bajío.

victor.steinmann@inecol.mx

**  Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Facultad de Biología.

yocupitzia@yahoo.com