Academia

Inmegen pone en marcha la Estrategia de Vigilancia Anticipada contra cáncer de mama y ovario

El programa se divide en tres etapas y se concentra la atención en personas con mayores factores de riesgo, dice Alberto Cedro Tanda

salud

Entre las primeras 33 participantes en la estretegia están mujeres de comunidades originarias de la CDMX, invitadas a través de un convenio.

Entre las primeras 33 participantes en la estretegia están mujeres de comunidades originarias de la CDMX, invitadas a través de un convenio.

Inmegen

El Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen) puso en marcha la Estrategia de Vigilancia Anticipada (eVA), que es un programa permanente de detección de mutaciones genéticas que predisponen a la aparición de cáncer de mama y ovario en población mexicana. Actualmente se sabe que 10 por ciento de los casos de este tipo de cánceres tiene origen genético por lo que se busca anticiparse a una posible presencia de este padecimiento.

En entrevista con Crónica, los doctores Alfredo Hidalgo Miranda, Director de Investigación del Inmegen, y Alberto Cedro Tanda, investigador en Ciencias Médicas, en el Laboratorio de Diagnóstico Genómico del Inmegen, explicaron que este esfuerzo tiene varios años en su concepción pero se detuvo durante la pandemia.

“El Inmegen tiene entre sus objetivos el utilizar la tecnología genómica para entender mejor las enfermedades que aquejan a la población de México. Entre las enfermedades que llevamos mucho tiempo trabajando están los cánceres de mama y ovario. Si tú analizas 100 casos te darás cuenta que en al menos 10 hay un componente hereditario. Por esto, la labor que queremos llevar a cabo con esta estrategia es poder contar con una herramienta de prevención para poder identificar a sujetos que tienen riesgo elevado de desarrollar los dos tipos de cánceres mencionados, dependiendo de su historial familiar, pues en el Inmegen ya hemos hechos varios estudios que nos indicaron la presencia de ciertas alteraciones en el genoma, que predisponen a ciertos pacientes a desarrollar cáncer de mama u ovario hereditario”, indicó a este diario el doctor Hidalgo Miranda.

El programa se divide en tres etapas de trabajo, en las que se va concentrando la atención en las personas con mayores factores de riesgo, que es a quienes finalmente se aplican las pruebas genéticas.

“En la primera etapa se hace difusión del programa y se convoca a todas las pacientes interesadas a inscribirse para una cita en el Instituto donde reciben charlas sobre la naturaleza del programa, los alcances y se les explica quiénes pasaran a una segunda etapa, donde se llevan a cabo consultas con un genetista, un bariatra y una psicóloga. Dentro de la consulta con el médico genetista, él elabora un cuestionario para evaluar el riesgo que tienen de poder portar una mutación que les haga tener el riesgo de desarrollar cáncer de mama y ovario en algún momento de su vida. El genetista les informa si son o no candidatas a avanzar a la tercera etapa de trabajo que incluye ya la evaluación genética, en la que se toma una muestra de sangre que se analiza en el Laboratorio de Diagnóstico Genómico para buscar alteraciones que puedan predisponer a la paciente a desarrollar los cánceres estudiados”, detalló el doctor Cedro Tanda.

Los trabajos iniciaron con 33 mujeres que voluntariamente acudieron para conocer la estrategia eVA. Todo el trabajo que se realizará con estas pacientes y con las que se sumen a lo largo del tiempo tiene la doble naturaleza de constituir un programa innovador de salud preventiva, pero también de generar datos para investigación científica.

“En otros países ya existen herramientas de evaluación de riesgo a distintas enfermedades y esta estrategia eVA nos va a ayudar a construir nuestra propia herramienta de evaluación de riesgo de cáncer hereditarios de mama y ovario, en población mexicana”, explicó Alfredo Hidalgo.

Esta herramienta estará al alcance de las comunidades originarias, en coordinación con la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes (SEPI) de la Ciudad de México. Para esto, el Inmegen celebró la firma de un convenio para favorecer los derechos de los pueblos originarios y de las comunidades indígenas, que constituyen un sector de la población que históricamente ha sido invisibilizado, marginado y excluido.