Academia

Las instituciones, las reglas del juego y el paro de las estudiantes en la UAM

Las recientes demandas de las estudiantes que tomaron la UAM son válidas, no puede permitirse ningún tipo de violencia hacia las mujeres o a algún miembro de la comunidad universitaria

voces de la uam

La huelga en la UAM.

La huelga en la UAM.

ROGELIO MORALES /CUARTOSCURO.COM

El economista Douglas North, Premio Nobel de Economía, destacado por sus investigaciones sobre las instituciones, las define como las reglas del juego que se establecen para obtener un determinado fin, ya sea de tipo económico, social o político. Sin embargo, aclara que las reglas se cumplen de acuerdo con el entorno institucional, el cual está determinado en buena medida por la cultura, las tradiciones y las costumbres, es decir, las reglas no escritas que dependen de cómo las apliquen los actores de determinado entorno institucional. Es por eso, que se debe considerar que hay mucha interdependencia entre las reglas formales o escritas y las informales o no escritas.

Conviene recordar que en el entorno institucional mexicano tenemos reglas escritas que constituyen un referente para darnos certidumbre y conseguir un fin ya sea educativo, comercial o de convivencia. Las reglas escritas generalmente contemplan incentivos con el fin de que se cumplan y desincentivos o castigos por incumplimiento. Uno de los problemas en nuestro entorno es que los castigos difícilmente se cumplen, ya que los actores, en este caso los tomadores de decisiones, normalmente no se apegan al reglamento, interpretan las reglas de modo personal protegiendo al grupo en el poder y las sanciones nunca llegan. Podríamos decir que la falta de aplicación de la ley es una regla no escrita dentro de nuestro entorno institucional.

En este entorno institucional surgió y ha funcionado la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) desde hace casi cincuenta años. Su modelo organizacional horizontal e incluyente, pero sobre todo participativo en la toma de decisiones, fue innovador en su tiempo, a pesar de encontrarse sumido en un entorno institucional dominado por la verticalidad, el centralismo en la toma de decisiones y la exclusión a nivel gubernamental, y replicado en muchas instituciones de educación superior y en la misma UNAM.

El novedoso y eficiente modelo organizativo de la UAM poco a poco se ha ido imbuyendo dentro de este entorno institucional, es inevitable, y a pesar de que los órganos colegiados continúan funcionando, ese dinamismo y participación de todos los actores se ha ido transformando, por la conformación de grupos de interés, los intereses de la comunidad académica, las nuevas formas de comunicación, las nuevas tecnologías y las nuevas demandas sociales, todos estos temas presentes en un mundo cambiante y más en un entorno universitario de investigación, docencia y difusión de la cultura como lo es la UAM. Entre los cambios importantes, recientemente la UAM difundió un Código de Ética, que mucha falta hacía en la universidad. Sin embargo, poco valor tiene ya que de no mantener una conducta honorable, tolerante o de igualdad, no existe sanción, no hay ningún desincentivo hacia conductas contrarias a dicho código.

Delia Montero Contreras.

Delia Montero Contreras.

Las recientes demandas de las estudiantes que tomaron la UAM son válidas, no puede permitirse ningún tipo de violencia hacia las mujeres o a algún miembro de la comunidad universitaria. El hecho que desató el paro de clases fue la falta de conocimiento de la Comisión de Ética de la UAM Cuajimalpa sobre el tema. Analizó el caso de abuso sexual y resolvió que como la agresión se cometió fuera de la universidad no había sanción, olvidándose que como miembros de la misma universidad no importa si la agresión se consumó fuera de las instalaciones debe de haber sanciones o por lo menos suspensión de derechos mientras se averigua la certeza de la demanda.

A partir de este hecho desafortunado las colectivas de estudiantes que tomaron las cinco unidades de la UAM han realizado diversos pliegos petitorios, en los que demandan cambios en la reglamentación, que desde luego deben de pasar por los órganos colegiados, como rige la estructura organizacional de la universidad.

Sin embargo, surge una duda cuando en las negociaciones no se encuentra por ninguna parte, que en caso de no cumplir con las reglas establecidas, se imponga alguna sanción, por lo menos como propuesta, ya que ellas no pueden decidir. Si se establecen nuevas reglas del juego, es con el fin de impedir conductas violentas hacia las mujeres y debe de haber desincentivos, como suspensión parcial o total de los derechos de permanecer en la universidad, según sea el caso.

Las reglas al ser claras, precisas, transparentes, y contener desincentivos, procurarán moldear la conducta de las y los estudiantes, así como el resto de la comunidad universitaria, de lo contrario quedará como el Código de Ética, que es un buen referente pero de buenos deseos. Una nueva reglamentación para la comunidad universitaria al no contener sanciones será el mejor incentivo para no cumplirla. Si fuera así, todo este esfuerzo de las colectivas, las negociaciones pero sobre todo la pérdida de clases será un sinsentido.

Contrariamente si las reglas del juego son claras y su objetivo es el de evitar conductas violentas, particularmente hacia las mujeres, para que se cumplan no solo debe haber desincentivos, también se debe contemplar la actuación de los actores que las aplicarán, la cual debe ser ejemplar. ¿Qué sanción habría para los miembros del Consejo Divisional que forman parte de la Comisión de Ética si no quieren tomar el curso sobre formación de derechos de las mujeres como solicitan las colectivas? ¿En la realidad los funcionarios se apegarán a estas nuevas reglas? Hasta hoy se habla de hacer, pero no se menciona qué pasa si no se hace en el día a día. Esto quiere decir que los actores que revisarán y aplicarán las sanciones en un caso de violencia hacia las mujeres serán determinantes. Una vez en acción, si aplican las nuevas reglas adecuadamente el resultado será ganar ganar, y la pérdida de clases se justificaría porque representa un enorme cambio en la comunidad universitaria. Pero perderemos todas y todos si las reglas formales no se aplican adecuadamente en un caso de violencia de género, si se sobreponen a éstas otros intereses, la indiferencia o la ignorancia. ¡Ahí está la apuesta¡

*Académica del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la UAM