Academia

Luchamos por la democracia; Conacyt por la autocracia: Catherine Andrews

En entrevista, la historiadora, removida de la Secretaría Académica del CIDE, refiere por qué el movimiento gestado en la institución trasciende más allá de ésta

crisis en la política científica

Con un grupo de la Asamblea del CIDE, Catherine Andrews asistió a las afueras de Conacyt en un intento más de diálogo.

Con un grupo de la Asamblea del CIDE, Catherine Andrews asistió a las afueras de Conacyt en un intento más de diálogo.

Isaac Torres

En palabras de José Romero Tellaeche, Catherine Andrews es una rebelde y una profesora querida en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE); ello y su compromiso con la normatividad de la institución la sitúan al frente de la comunidad académica dentro del conflicto que se dirime con sus autoridades y las de Conacyt.

Andrews fue destituida de la Secretaría Académica del CIDE por el actual director, que entonces era interino, acción que detonó la inconformidad de la comunidad de la institución, pero que ya era febril desde la llegada del profesor de El Colegio de México –fue investigador del CIDE entre 1979 y 1981–, hace tres meses.

El viernes pasado, fue una de las representantes de la comunidad académica del CIDE que esperó a las afueras de las oficinas de Conacyt tras “tomarle la palabra” a su directora, Elena Álvarez-Buylla, quien en una entrevista matutina refrendó que la dependencia a su cargo tiene toda la disposición de dialogar. Sin embargo, la Asamblea General de estudiantes y la comunidad del CIDE han visto claroscuros en las palabras y las acciones de la institución, que ha mantenido solamente una reunión real con ellos –vía web– y casi un comunicado diario a lo largo de la semana pasada. El más reciente los cita de nuevo a dialogar este lunes en el CIDE, aunque el encuentro se llevaría a cabo en el Instituto Mora.

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El pasado viernes, la comunidad esperó 5 horas a las afueras de Conacyt y sólo recibió un comunicado como respuesta que, entre otros puntos, exhortó a la liberación de las instalaciones del CIDE. En entrevista, Andrews ofrece un panorama sobre la importancia de este movimiento estudiantil y académico, que va más allá del CIDE, enfatiza, es en defensa de la educación y la democracia del país.

–¿Habrá alguna inflexión de alguna de las partes para dialogar?

–Hay inflexibilidad e intransigencia de uno sólo de los lados. Elena Álvarez-Buylla no está realmente interesada por discutir ninguno de los temas que proponen los estudiantes y desde luego no tiene ningún interés en dialogar con los profesores, ese es el problema. Por nuestra parte, de la asamblea de profesores y del sindicato, estamos en la más abierta disposición de sentarnos a negociar con la doctora. Todo esto [la mesa y manifestación a las afueras de Conacyt] es para conseguir el diálogo, pero lo que presenciamos, por tercera vez, es que la directora no quiere negociar, sino mandar comunicados e insistir que nosotros nos doblemos y dejemos de insistir para así poner fin al conflicto.

La historiadora añade que, por un lado, hay una petición de diálogo para discutir las grandes preocupaciones dentro de la comunidad, que no sólo es la forma en que fue designado Romero Tellaeche a la dirección, sino la forma en que la dirigió durante su interinato en el CIDE y las acciones que ha tomado después de tomar posesión.

“Estas consideraciones no están siendo atendidas ni escuchadas, estamos en un punto en el que la doctora insiste en que le aceptemos lo que ella nos diga para terminar el conflicto, lo cual es inviable por ser una imposición. Sólo dialogando sobre dichas preocupaciones podremos llegar a un acuerdo”.

La académica acota cómo es que la movilización que se gestó en el CIDE va más allá de la misma institución y es el reflejo de la inconformidad por una política científica a la que le sobran ejemplos en sólo tres años de gobierno y con Álvarez-Buylla al frente del sector.

“Lo que está en juego es la educación pública, así como la libertad de cátedra y de investigación que necesitamos realizar sin preocuparnos por la interferencia del Estado. Un Centro Público de Investigación, como universidad, ofrece educar a los jóvenes de este país para contribuir a su desarrollo, al de su avance científico, social y económico. Por ello, ante los intentos de Conacyt de callar nuestras voces, vale la pena insistir en el proyecto educativo”.

El proceso por el que atraviesa el CIDE, enfatiza Andrews, “no es un tema menor en la vida de la institución, es el corazón de ella misma por el que se está peleando. Eso nos da aliento para seguir y nos hace pensar que tenemos de nuestro lado a la justicia social, que la democracia está de nuestro lado.

LECCIONES DE DEMOCRACIA.

Catherine Andrews no habla de democracia de forma cosmética y discursiva, sino de la profundidad que requiere su reflexión y entendimiento frente a los retos que vive el país.

“Luchamos por la construcción de espacios donde se puedan llevar a cabo las discusiones necesarias para identificar, diagnosticar y proponer soluciones a los problemas que estamos enfrentando. Uno de ellos es la intolerancia y los intentos autoritarios de sectores de este gobierno por callar las voces que no les favorecen. Parte de la democracia es disentir, no puede existir sin ello”.

Profesora "rebelde"

Catherine Adrewsn
“...no es un tema menor en la vida de la institución, es el corazón de ella misma por el que se está peleando.Catherine Andrews

La idea de que todo el pueblo esté de acuerdo con una sola idea es una falsedad porque éste se compone de millones de individuos y tienen puntos de vista encontrados, agrega. “Es así como la democracia intenta tomar estos desacuerdos, discutir y escuchar los disensos, los puntos encontrados en común y las propuestas que podrían servir; después, intenta convencer a los que no están de acuerdo. La democracia no está en emitir comunicados diciendo ‘opino o dicto que así debe ser’, porque eso no es democracia, se llama autocracia.

“En la democracia todos contribuimos y participamos en la creación de la ley. Desde la educación pública autónoma buscamos preservar la democracia frente a la autocracia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en la actualidad. Ese es el proyecto que estamos defendiendo”.

Anteproyecto de ley de ciencia

Expresiones internas y externas al movimiento del CIDE han enfatizado la importancia de esta defensa democrática en toda la comunidad académica del país “ante los intentos de Conacyt para dirigirla por un solo camino”, dice Andrews.

El ejemplo más claro, agrega, es el Anteproyecto de ley de ciencia, humanidades y tecnología, que –a través de la filtración de sus borradores– expone explícitamente la investigación que se debe llevar a cabo en universidades y Centros Públicos de Investigación bajo la dirección de Conacyt. “Esto es un intento desde la institución para imponer una agenda de manera autocrática, sobre lo que se debe hacer en la ciencia. Nosotros defendemos un proyecto democrático: buscar a través de los diferentes puntos de vista un problema nacional, estatal o específicamente de un pueblo en particular y ofrecer diversas investigaciones que la intentan resolver”.

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Es así, enfatiza, por lo un amplio sector de la comunidad insiste en la necesidad de mantener una educación democrática y pública, pero que no esté al servicio del Estado, “como un buey que se usa para arar la tierra, sino más bien como un colectivo que aporta con su investigación, la cual debe informar al gobierno, no justificarlo”.