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“Melanoma en mexicanos aumentó 500% en 30 años, hay que estudiar por qué”

Daniela Robles es pionera en usar bioinformática para indagar posibles causas del melanoma en población mexicana

NUESTRAS CIENTÍFICAS

Daniela Robles es International fellow del Instituto Sanger de Cambridge, para investigación genómica y genética.

Daniela Robles es International fellow del Instituto Sanger de Cambridge, para investigación genómica y genética.

Sanger Institute

Pocos saben que el cáncer de piel o melanoma que más abunda en México no es provocado por radiación ultravioleta, como ocurre en personas de piel blanca y ancestría genética europea. Sin embargo, los mayores centros de investigación oncológica del mundo no tienen como prioridad estudiar cuáles podrían ser las mutaciones genéticas específicas de los mexicanos y latinoamericanos que engendran células tumorales en la piel.

Ante este vacío, la Doctora en Genómica Daniela Robles Espinoza decidió regresar a México, el año 2015, después de haber estudiado y trabajado seis años en la Universidad de Cambridge y en el Instituto Wellcome Sanger, Inglaterra.

“Yo estudio un tipo específico de melanoma que se llama Acral lentiginoso, que es el más común en México y es muy diferente a los que surgen por exposición a luz ultravioleta”, explica a los lectores de Crónica la experta en bioinformática que trabaja en el Laboratorio Internacional de Investigación sobre el Genoma Humano (LIIGH), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en Querétaro.

“Todavía no sabemos cuáles son las causas genéticas o ambientales de estos tumores en la piel de los mexicanos. Hay tres cosas importantes que hemos visto hasta ahora: en primer lugar, que en los melanomas que hemos estudiado en México hay cambios estructurales mucho más grandes, es decir, que se ganan o pierden pedazos de ADN muy grandes. En segundo lugar, los melanomas en México tienen pocas mutaciones puntuales, que son un tipo de mutación abundante en melanomas causados por luz ultraviolenta. En tercer lugar, hemos visto mutaciones en algunos genes conductores, que son genes que generalmente están mutados en el cáncer, diferentes a los del tipo de melanoma más estudiado”, detalla la joven científica mexicana, pionera en usar bioinformática para indagar posibles causas del melanoma en población mexicana.

Junto con investigadores del Instituto Nacional de Cancerología (INCan) y del Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío (HRAEB), Robles Espinoza ha logrado reunir muestras tumorales de aproximadamente 200 pacientes que pueden aportar respuestas muy valiosas sobre los casos de melanoma en nuestro país. Los datos de esas muestras se compararán con los genomas de 6 mil individuos almacenados en el Biobanco mexicano, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav).

Construcción de una carrera

Daniela Robles es International fellow del Instituto Sanger de Cambridge, para investigación genómica y genética.
"Muchas oportunidades en la ciencia surgen de nuestra capacidad para construir relaciones humanas; de atrevernos a preguntar o escribir a quien es líder en tu campo" Daniela Robles

“Esto nos puede ayudar a identificar regiones del genoma que aumentan el riesgo a desarrollar melanoma y, a lo largo del proyecto, esperamos entender por qué algunos pacientes mexicanos con melanoma acral no responden favorablemente a terapias eficaces para otros tipos de melanoma”, indica Robles.

CÁNCER POCO VISIBLE.

El melanoma es el tipo más agresivo de cáncer de piel. En México no es muy mencionado por las autoridades sanitarias porque se estima que ocupa el número 21 en frecuencia entre los diferentes cánceres, según el índice GOBOCAN 202. Sin embargo, la Doctora Daniela comparte un dato que no debe perderse de vista: se estima que el melanoma aumentó 500 por ciento entre mexicanos en los últimos 30 años.

“Es importante estudiar sus causas. Si el melanoma Acral lentiginoso no surge por sobreexposición a luz ultravioleta, podrían existir otros riesgos específicos para nuestra población”, dice la integrante de la tercera generación de egresados de la Licenciatura en Ciencias Genómicas, de la UNAM.

“Los tumores surgen por una acumulación de mutaciones al copiarse el ADN de las células. Cuando hay mutaciones en genes que son importantes para el control del crecimiento celular, la célula se sale de control y crea un tumor. Entonces, podemos estudiar estas mutaciones que fue adquiriendo el paciente, en comparación con un genoma base”.

LINAJE DE GENIOS.

Originaria de San Luis Potosí; hija de papá y mamá que son Ingenieros en Sistemas Computacionales; hermana de dos ingenieros dedicados a evaluación de riesgos e inteligencia artificial, Daniela Robles Espinoza sonríe al decir que, en su familia, todos son expertos en analizar grandes bases de datos.

“Desde chiquitos mi papá nos regalaba libros de retos, como Matemágicas y libros sobre la naturaleza y cuentos. Ya más grande, recuerdo que cuando estudié Ciencias Genómicas, en Cuernavaca, le hablaba por teléfono a mi mamá, que está en San Luis Potosí, para que me explicara cosas de programación que no entendía. Y ahí la tenía en el teléfono contestándome preguntas”, recuerda con tono de voz divertido.

Muchas oportunidades en la ciencia surgen de nuestra capacidad para construir relaciones humanas; de atrevernos a preguntar o escribir a quien es líder en tu campo, señala Daniela Robles.

Muchas oportunidades en la ciencia surgen de nuestra capacidad para construir relaciones humanas; de atrevernos a preguntar o escribir a quien es líder en tu campo, señala Daniela Robles.

Isaac García

Fusión de disciplinas que no son ajenas

Desde que entró a la preparatoria, Daniela Robles sabía que quería estudiar una carrera científica, pero no sabía bien si astronomía, matemáticas u otro programa relacionado con biología. Un día, su papá le enseñó una nota del periódico Reforma donde se hablaba de la nueva carrera de Ciencias Genómicas, de la UNAM, en Cuernavaca. A ella le atrajo mucho la idea de juntar matemáticas, computación y biología para entender el origen de enfermedades. Era un reto difícil, pues sólo aceptaban a grupos de entre 25 y 40 jóvenes, seleccionados de todo el país. Pero se quedó en la carrera.

“Yo estaba muy emocionada de estudiar genómica e irme a vivir a Cuernavaca; hasta me emocionaba irme en camión. Ya en la carrera sí me entraban dudas sobre cómo se iba a juntar todo lo que estaba estudiando de biología, química, computación y matemáticas, que parecía tan distante. Creo que me quedó muy claro cómo todo tenía un mismo sentido, cuando hicimos nuestro primer proyecto de biología sintética y fuimos el primer equipo de genómicas que compitió en el en el International Genetically Engineered Machine (iGEM), en Boston, donde ganamos un tercer lugar”, contó.