Mito, percepción de que una dieta saludable es más cara: estudio
Investigadores de la UNAM exponen que el gasto entre una dieta saludable y no saludable es de apenas 41 pesos a la semana · Realizan análisis en población infantil y juvenil de la CDMX
Estudio de la unam
Comer alimentos saludables tiene el “mismo costo” que ingerir productos comestibles procesados y no saludables. Es debido al precio, por lo que muchos mexicanos prefieren alimentos de alto valor calórico y bajo valor nutricional, no obstante, esta es una percepción errónea, más aún, un mito, refiere un estudio realizado por investigadores de la UNAM, el Hospital Infantil de México y el INSP, quienes realizaron un análisis de costos de la dieta de niños y adolescentes mexicanos –en nuestro país 1 de cada 3 padece sobrepeso u obesidad.
Para la investigación, los universitarios analizaron las respuestas de un cuestionario realizado a más de dos mil niños y adolescentes entre los 4 y los 20 años de escuelas públicas y particulares de la Ciudad de México, el cual proporcionó una impresión de sus hábitos alimenticios. Se determinaron los patrones: saludable, transición y no saludable. El levantamiento de datos se llevó a cabo entre 2014 y 2019.
“Los datos se recopilaron a partir de un cuestionario de frecuencia de alimentos y el costo de la comida de las compras habituales de alimentos. Los patrones de alimentación se obtuvieron mediante el análisis de componentes principales (…) Al comparar el patrón saludable con el patrón de transición y no saludable, se observó que no hubo diferencias estadísticamente significativas entre los patrones dietéticos”.
El estudio “A Healthy Diet Is Not More Expensive than Less Healthy Options: Cost-Analysis of Different Dietary Patterns in Mexican Children and Adolescents”, publicado en la revista “Nutrients”, es encabezado por Patricia Clark, jefa de la Unidad de Epidemiología Clínica del Hospital Infantil de México Federico Gómez-Facultad de Medicina de la UNAM.
Según refiere la investigación, los costos de los patrones alimentarios no han sido estimados en nuestra población, por lo que el objetivo de este estudio fue determinar el costo asociado a los patrones alimentarios en niños y adolescentes mexicanos, planteando la hipótesis de que una alimentación saludable “no necesariamente es más costosa económicamente”.
RESULTADOS.
De acuerdo a los datos obtenidos por los investigadores, el patrón saludable tuvo un costo promedio de 352.69 pesos a la semana, mientras que el patrón de transición tuvo un costo promedio de 323.65 pesos y el patrón no saludable 311.43 pesos. “La investigación demostró que el costo promedio de los patrones dietéticos de consumo no es estadísticamente significativo, ya que se encontró que la diferencia entre el patrón dietético más costoso y el menos costoso fue de 41.26 pesos mexicanos”.
Si bien 41 pesos podrían parecer algo más allá que “estadísticamente” poco significativo para una familia en situación de pobreza, el estudio matiza el número con base al salario mínimo, puesto que, refieren, sólo representa el 16% de este ingreso quincenal.
Otra posible razón por la que no se observaron diferencias entre los costos de los alimentos y los patrones dietéticos puede deberse a las pocas variaciones en los costos de los alimentos en los últimos años. De acuerdo a estudios anteriores, en los que se analizaron tendencias de costos en la comida mexicana de 2011 a 2018, se ha observado que los precios de los alimentos no saludables han aumentado un poco más que los saludables; “sin embargo, aún no se comprende cómo estos cambios han afectado la calidad de la dieta”.
Adicionalmente, es importante considerar que los tres patrones dietéticos encontrados no difieren en el contenido de alimentos. La principal diferencia entre ellos fue la frecuencia de consumo de cada alimento, agrega el estudio.
Chatarra en las escuelas
“En conclusión, los patrones alimentarios de los niños, niñas y adolescentes de la Ciudad de México y la Zona Metropolitana no difieren en costos entre unos y otros; por tanto, se puede desmitificar la percepción de que una dieta saludable es más cara”.
El artículo cierra enfatizando que se requiere más investigación para entender el impacto de los precios sobre otras dietas mexicanas en diferentes edades y regiones del país, ya sea para reproducir los resultados de este estudio o para saber si las diferencias se mantienen en otras regiones del país, ya que la diversidad de alimentos regionales en nuestro país es alta.
“Además, se necesita más investigación para generar más estrategias y políticas públicas que permitan a las familias mexicanas conocer los componentes de una alimentación saludable y cómo se puede adaptar a sus capacidades monetarias”.