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“Hambre descontrolada” abruma al 38% de adolescentes con obesidad

El estudio ACTION-Teens realizó entrevistas a 5 mil 275 adolescentes diagnosticados con obesidad, quienes viven en 10 países de cinco continentes diferentes, incluyendo México

Estudio

El estudio ACTION Teen ha sido considerado como pionero en la comprensión de los adolescentes con obesidad.

La sensación de hambre extrema de los adolescentes con obesidad es consecuencia de señales que se ponen en marcha cuando el cuerpo comienza a perder peso.

Antimio Cruz

Es muy fácil decirle a una persona con obesidad: “si quieres bajar de peso, deja de comer”. Pero lo que no es fácil, y ha tomado siglos de investigación científica, es comprender que la sensación de hambre es resultado de una cascada de señales bioquímicas que se activan con mayor intensidad cuando las personas adoptan alguna estrategia para reducir su peso.

Nuevos datos generados por la encuesta multinacional ACTION Teens y que fueron presentados en mayo en el Congreso Europeo de Obesidad (ECO), mostraron que para el 38 por ciento de los adolescentes con obesidad la sensación de hambre crece y se vuelve ingobernable justo después de que han logrado metas en reducción de peso. Este problema afecta mucho más a las mujeres adolescentes, sobre todo cuando en su familia había antecedentes de adultos que también padecieron obesidad.

El estudio ACTION-Teens, financiado por el laboratorio danés Novo Nordisk, realizó entrevistas a 5 mil 275 adolescentes diagnosticados con obesidad, quienes viven en 10 países de cinco continentes diferentes. El rango de edad de los jóvenes consultados abarcó un intervalo entre 12 y 18 años de edad y entre ellos hay jóvenes mexicanos.

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A pesar de realizar actividad física; adoptar cambios radicales en la clase y porciones de alimentos; ser disciplinados con horarios de comidas; recibir algún tipo de apoyo de nutriólogos profesionales o ser atendidos por médicos con alguna herramienta farmacológica, casi el 40 por ciento de los adolescentes con sobrepeso u obesidad baja un poco de peso pero después vuelve a aumentar, en lo que popularmente se conoce como rebote.

Esta resistencia a perder peso está asociada a mecanismos hormonales que hacen más intenso el apetito cuando detectan una reducción en la masa corporal. Para las personas más jóvenes, la falta de saciedad es experimentada con sentimientos de culpa, depresión y frustración.

Una de las coautoras mexicanas del estudio multinacional es la Doctora Nayely Garibay Nieto, endocrinóloga pediatra del Hospital General de México “Doctor Eduardo Liceaga”, quien estuvo presente en Dublín, Irlanda, donde enfatizó que estudios como ACTION teens deben influir en las estrategias de intervención de la obesidad.

“Debemos lograr que los profesionales de la salud consideren a la obesidad como una enfermedad crónica que necesita intervenciones prolongadas en Latinoamérica (…) Es deseable contar con un presupuesto que permita mejorar los programas de salud para el manejo de la obesidad y brindar programas de educación médica basados en evidencia científica. También es clave impulsar actualizaciones en las guías para el tratamiento de la obesidad en todos los países de la región”, subrayó la Doctora Garibay.

La discusión científica en el Congreso ECO enfocó mucha atención en la salud emocional de los pacientes que viven con obesidad, sobre la cual arrojó nuevos datos el estudio ACTION Teens.

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El estudio ACTION Teen ha sido considerado como pionero en la comprensión de los adolescentes con obesidad.

“Debemos asegurar que el entrenamiento a los profesionales del cuidado de la salud les permita detectar problemas emocionales que tengan un impacto negativo en el bienestar de los adolescentes con obesidad, quienes tienen una pobre percepción de sí mismos. Es necesario implementar estrategias que mejoren la comunicación entre los adolescentes y sus cuidadores”, agregó la endocrinóloga pediatra mexicana.

ACTION Teens halló que 56 por ciento de los adolescentes que declaran no poder controlar su apetito se sienten infelices con su cuerpo; 48 por ciento reconocen que su exceso de peso les hace sentirse inseguros, 28 por ciento declaró haber sido objeto de burlas por su peso, y 27 por ciento declaró haber sido hostigado por su apariencia física. Todas estas experiencias adversas les ocurren a pesar de que sí han hecho esfuerzos por reducir su peso.

Para comprender el problema con más amplitud, ACTION Teens también buscó algunos datos sociales que podrían dificultar el control del apetito dentro de los hogares. Así, se profundizó en el contexto doméstico de las y los jóvenes que manifestaron que el hambre es mucho más intensa cuando empiezan a bajar de peso. Uno de los hallazgos fue que la mayoría de ellos vive en familias donde hay disponibilidad de frutas, bocadillos azucarados, jugos o bebidas endulzadas. Además, son jóvenes donde no es costumbre que varios familiares realicen actividad física juntos. 

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