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Una nueva tormenta solar es posible hasta el fin de este ciclo solar: UNAM

Se podría presentar una nueva tormenta solar, dado que continúa el periodo de máxima actividad de la estrella, señalan investigadores del SCIESMEX

La Vía Láctea
Aurora boreal que fue visible en Chihuahua. Aurora boreal que fue visible en Chihuahua. (Webcams de México)

Pasada la tormenta solar, “llega la calma…”, pero la enorme mancha solar que expulsó plasma hacia la Tierra (30 veces el tamaño de ésta) podría volver a apuntar hacia el planeta en lo que va de este ciclo solar, que concluirá en 2025, explicaron científicos de la UNAM, institución que llevaban diez años preparándose para un evento ocurrido como el pasado 10 de mayo.

El pasado viernes, la Tierra recibió la mayor tormenta geomagnética en dos décadas, la cual, aunque fue “moderadamente fuerte” podría ser más poderosa y sí afectar nuestras telecomunicaciones.

En conferencia, académicos que conforman el Servicio de Clima Espacial México (SCIESMEX) del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, explicaron algunos detalles de las mediciones realizadas en días pasados, con las que pudieron prevenir a la población y autoridades. Esta es la primera vez que el país fue capaz de monitorear y prevenir la llegada de la tormenta solar a nuestro territorio, como resultado de la reforma a la Ley General de Protección Civil de 2014, donde se reconoció a este tipo de fenómenos como eventos perturbadores y que pueden comprometer la seguridad nacional. Por ello, se creó el SCIESMEX y su coordinación con instituciones como Protección Civil.

Juan Américo González, jefe del SCIESMEX, dijo que desde la tarde del pasado viernes detectaron señales características que preveían una tormenta altamente peligrosa, como advirtió a su vez la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de EU. Los científicos refieren que en Semana Santa se registró una tormenta menor, de intensidad tan baja que no fue motivo para emitir un boletín, como el 10 de mayo.

Aunque es un fenómeno global, dijo, las afectaciones son regionales, por lo que es importante que cada país realice un monitoreo de estas partículas provenientes de la estrella. Recordó que una tormenta más fuerte puede afectar los satélites, telecomunicaciones, GPS, la navegación aérea y las redes de distribución eléctrica.

“Estamos en un periodo de máxima actividad solar hasta el 2025, por lo que este tipo de fenómenos pueden repetirse (…), por eso debemos prepararnos y hacer un análisis para generar la información estratégica en la toma de decisiones”.

Por su parte, Pedro Corona, investigador del IGf, refirió que la tormenta de este 10 de mayo es “un aviso para prepararnos para posibles escenarios severos que afecten a nuestra sociedad”. Si bien no se tiene registro de que este tipo de partículas afecten de manera directa la salud de los sistemas vivos, como recordó Juan Américo González, la tecnología sí es sensible a ello.

Corona dijo que este ha sido un evento “moderado-fuerte” y ha habido otras tormentas que han superado la magnitud de lo que presenciamos recientemente. El “evento Carrington”, una tormenta solar histórica ocurrida en 1859, ejemplificó, fue el doble de intensa que la del 10 de mayo: sus auroras boreales y australes se observaron desde Roma hasta La Habana y significó el colapso de las redes de telégrafos. Se desconoce el efecto que tendría la potencia de una tormenta así con la tecnología actual.

“Nuestra tecnología sí están en riesgo ante este tipo de fenómenos, ya que podrían comprometer los sistemas de producción generación de energía; es por ello, que estos fenómenos naturales son una amenaza para las naciones, razón por la cual se realizó la reforma a la Ley General de Protección Civil, dado que se trata de una amenaza para seguridad nacional de México”, añadió Pedro Corona.

Los científicos apuntaron que, al igual que los sismos, erupciones volcánicas y otros fenómenos naturales, no es posible pronosticar su ocurrencia y el de las afectaciones que traen consigo, aunque sí es posible analizar su probabilidad, por lo que es importante mantener su monitoreo.

Américo González enfatizó la importancia de realizar estas mediciones con instrumentación propia, mantener y fortalecer el apoyo a los Catedráticos Conacyt e infraestructura que permitió el análisis actual. “Con mejores datos y entendimiento, estaremos mejor preparados”.

Finalmente, enfatizó que frente a estos fenómenos es importante que la población no genere ni reproduzca desinformación en las redes sociales y enfatizó que las tormentas geomagnéticas no tienen relación alguna con el cambio climático, los golpes de calor y tampoco sismos.

Una de las pruebas más contundentes del impacto de las tormentas geomagnéticas en la atmósfera terrestre son las auroras boreales y australes, algunas de las cuales pintaron un cielo rosa las noches oscuras en regiones de Italia, Suiza o Chihuahua.

María Sergeeva, investigadora adscrita al SCIESMEX, en Michoacán, explicó que estos tintes nocturnos son resultado de la interacción de las partículas provenientes del Sol con la atmósfera terrestre, dependiendo de con qué tipo de partículas choquen será el resultado del color.

“Es un fenómeno visual que nos da a entender una manifestación linda de la tormenta geomagnética. ¿Veremos más?, depende dónde: en latitudes altas son muy probables, puesto que están menos protegidas por el campo magnético terrestre; en latitudes medias y bajas, como en México, sólo si ocurre un evento geomagnético fuerte. A largo plazo no es posible predecir su aparición”.

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