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Participa mexicano en investigación en la Antártida para entender cómo cambió clima hace 145 millones de años

Obtuvimos fragmentos de roca de diversas etapas de antigüedad que serán analizadas, explica  el científico de la UNAM

estudio

La expedición argentina en la que participó el mexicano, acampó a la intemperie para tomar muestras de rocas con posibles vestigios de vida extinta.

La expedición argentina en la que participó el mexicano, acampó a la intemperie para tomar muestras de rocas con posibles vestigios de vida extinta.

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El investigador mexicano Rafael Antonio López Martínez, del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), participó en una expedición a la Antártida, para colectar datos que ayuden a comprender cómo cambió el clima en el planeta hace 145 millones de años, durante la transición entre los periodos Jurásico y Cretácico.

El científico, que trabajó con colegas argentinos, explicó que se decidió realizar la expedición a una región poco estudiada del Polo Sur debido a que en el periodo que se desea comprender el clima en la Antártida era cálido y húmedo con algunos bosques y estas condiciones variaron hacia climas más secos.

Datos sobre estos cambios se pueden colectar en algunas regiones que no han sufrido alteración por actividad humana.

El continente prístino que actualmente circunda al Polo Sur tiene hielo en buena parte de su superficie y pequeños “islotes” de tierra llamados “nunatak” donde hay una limitada biodiversidad de especies que sobreviven al frío. En su mar, cielo y costa se pueden ver ballenas, focas, lobos marinos, pingüinos y algunas aves adaptadas al actual clima.

Soportando la intemperie en una casa de campaña, con temperaturas bajo cero y días sin noches, el científico participó en una colaboración internacional con el Instituto Antártico Argentino y la Universidad de Buenos Aires.

El geólogo tomó muestras de rocas de ese continente, las cuales se estudian de acuerdo con su estratigrafía; es decir, a su acomodo según el paso del tiempo y su paleontología a través de dos grupos fósiles microscópicos que marcan la edad de las rocas: los calpionélidos y los nanofósiles.

La estratigrafía es la rama de la Geología que trata del estudio, interpretación, identificación, descripción y secuencia tanto vertical como horizontal de las rocas estratificadas. También se encarga de la cartografía y correlación de estas unidades de roca, determinando el orden y el momento de los eventos en un tiempo geológico determinado en la historia de la Tierra.

Como un navegante antiguo, López Martínez y el equipo elaboraron también el primer mapa geológico de la zona llamada Longing Gap, donde realizó su campaña científica.

Puesto que las rocas sedimentarias son los materiales fundamentales de la estratigrafía, el estratígrafo trabaja con los procesos sedimentarios (que originan la formación de éstas) y con la paleontología, que nos brinda las edades y las condiciones ambientales durante el depósito de ellas.

Por tanto, un registro estratigráfico es el resultado de la continuidad de procesos sedimentarios a través de la dimensión del tiempo geológico; constituye el banco de datos fundamental para la compresión de la evolución de la vida, la configuración de las placas tectónicas a través del tiempo y los cambios climáticos globales.

El investigador mexicano Rafael Antonio López Martínez.

El investigador mexicano Rafael Antonio López Martínez.

UNAM

López Martínez explicó que obtuvieron fragmentos de roca de diversas etapas de antigüedad, las cuales “están actualmente en camino desde Argentina para ser analizadas en el Laboratorio de Carbonatos y Procesos Kársticos del Instituto de Geología”.

BUSCAN MARCADORES

El geólogo espera encontrar dos tipos de vestigios de vida que darán información más precisa de la etapa en estudio; por ejemplo, cómo eran las corrientes marinas durante la época en que se formó el Océano Atlántico.

Los primeros marcadores son unos organismos unicelulares llamados calpionélidos, actualmente extintos, cuyos fósiles en forma de copa se encuentran en estratos de roca desde el Jurásico superior al Cretácico inferior.

Otros son los nanofósiles calcáreos, es decir, los restos de microalgas que fueron abundantes y estuvieron distribuidos en el planeta.

En años pasados se ha registrado un aumento preocupante en la temperatura de la Antártida, debemos recordar que la disminución de los hielos polares aumenta el nivel del mar y puede traer consecuencias catastróficas para el planeta.