Academia

Uso del Sol para reducir el daño a mangos por Moscas de la Fruta

Describimos cómo aprovechando la luz solar se puede disminuir el ataque de un insecto a los valiosos mangos, reduciendo así el uso de insecticidas tóxicos

inecol

Figura 1. Larvas de

Figura 1. Larvas de "Anastrepha obliqua" alimentándose de la pulpa de un fruto de mango generando pudrición y descomposición.

La luz solar (irradiación proveniente del Sol) interviene de forma natural en todas las expresiones de vida de nuestro planeta. Desde el proceso de fotosíntesis de las plantas hasta la modulación de los ciclos biológicos y comportamiento de los animales. En el caso de los insectos, estos no pueden regular su temperatura corporal y por ello dependen del sol para poderse mover cuando hace mucho frío. Aunque mucho calor o sol a plomo también les hace daño al igual que a nosotros, y por eso buscan refugio en árboles frondosos o lugares frescos y sombreados.

Anastrepha obliqua, es una mosca de la fruta de la familia Tephritidae conocida como la Mosca de las Indias Occidentales y popularmente como Mosca del Mango por atacar a estos deliciosos frutos. Es considerada una plaga del mango y de la ciruela tropical (conocida comúnmente como jobo o jocote) porque las hembras “entierran” (“ovipositan” técnicamente hablando) sus huevos en el interior de los frutos, los cuales, después de un periodo de incubación aproximado de cinco días, se convierten en diminutas larvas que devoran la pulpa del fruto mientras se desarrollan. Una vez que alcanzan su crecimiento máximo (7.5 - 9 mm de longitud), estas larvas abandonan el fruto para enterrarse en el suelo y así continuar su ciclo biológico. Debido a que los frutos agusanados no se pueden vender o consumir porque la pulpa se pudre/descompone (Figura 1), los productores de frutos frescos consideran a esta plaga muy dañina y la combaten frecuentemente aplicando insecticidas que son nocivos a la salud humana y a la naturaleza. Con el fin de aportar a la solución de este problema, nosotros hemos dedicado gran parte de nuestras carreras como científicos a estudiar a detalle la ecología y el comportamiento de estas moscas plaga para encontrar mecanismos amigables al ambiente o biorracionales para manejarlas/controlarlas.

Investigaciones en su medio natural, nos han mostrado que las hembras de esta especie de mosca de la fruta son totalmente diurnas y algunos de sus comportamientos más notorios como el sexual, el de alimentación, o el de oviposición (consistente en inyectar huevos en un fruto) son influenciados por la luz solar y las temperaturas que ésta genera sobre la superficie de frutos y hojas. Por ejemplo, en un estudio a inicio de los 90´s (1), se descubrió que tanto hembras como machos de la Mosca del Mango se movían a lo largo del día entre árboles de mango (con mucho follaje que generaba sombra en la parte interna y un microclima fresco) y de ciruelo tropical (sin follaje y por lo mismo con un microclima muy caliente), y que ese patrón estaba íntimamente ligado a la incidencia de luz y resultante temperatura. Las hembras “dormían” en los árboles de mango y se desplazaban muy temprano en la mañana (pico de actividad a las 07:00 horas) o por la tarde (17:00-18:00 horas) a los árboles de ciruelo para poner sus huevos . Lo anterior, porque a medio día la temperatura en los árboles de ciruelo en la región de estudio podía superar los 40 oC como resultado de la elevada irradiación solar sobre los frutos en árboles desprovistos de follaje (los ciruelos cuando cargan frutos no tienen hojas).

En esta investigación (1), se descubrió que una vez que las hembras ponían sus huevos, se regresaban a los árboles de mango donde la temperatura era mucho más baja y la humedad relativa del aire mucho más elevada. También se descubrió que si los árboles de ciruelo tropical crecían en lugares donde no había árboles de mango cerca, las hembras no ponían muchos huevos en esos frutos ya que preferían hacerlo en árboles que crecían cerca de los mangos. En el caso de los machos, estos se quedaban en los árboles de mango donde la sombra generaba un ambiente mucho más benigno para realizar desde allí el cortejo de las hembras, y solo se movían a los ciruelos por la tarde para alimentarse cuando ya no hacía tanto calor. Las temperaturas que alcanzan estos frutos son tan altas, que muchos de los gusanos que crecían dentro de los ciruelos totalmente expuestos al sol llegaban al extremo de salirse del fruto muy caliente brincando al suelo para enterrarse, aunque la mayoría terminaba siendo devorada por hormigas.

En una investigación más reciente en huertos de mango criollo (2), descubrimos que las hembras de la misma especie de mosca evitaban poner huevos en frutos directamente expuestos al sol, y preferían hacerlo en frutos sombreados o en la parte sombreada de frutos expuestos al sol. Los resultados de las investigaciones aquí mencionadas indican claramente que las moscas ajustan su comportamiento de acuerdo con la intensidad de luz solar y la temperatura en frutos y árboles.

Este conocimiento nos ha servido para recomendarle a los productores de mangos mediante un manual práctico  que hagan podas masivas en árboles muy grandes o podas dirigidas en árboles más pequeños, con el fin de exponer los frutos a la incidencia de la luz solar y evitar así que las hembras se acerquen a los frutos muy soleados para poner sus huevos. Recomendamos también que se dejen algunos árboles grandes sin podar, para usarlos como refugios para las moscas que huyen del calor y de la elevada incidencia solar. La lógica es que en estos “árboles trampa” las hembras llenarán de huevos los mangos sirviendo los frutos como un “sumidero” de huevos que no van a ser depositados en los mangos con valor comercial. Estos frutos llenos de huevos o gusanos deben ser enterrados para evitar que la plaga se multiplique. En estos “árboles trampa” sugerimos adicionalmente colocar trampas cebadas con proteína para capturar a estas moscas y también aplicar en el tronco y algunas ramas sombreadas insecticidas mezclados con cebos proteicos muy atractivos para las moscas con el fin de matarlas y evitar que sigan atacando los valiosos mangos. De esta manera, se puede reducir mucho la cantidad de insecticidas en el resto del huerto. Se trata de un buen ejemplo de cómo el estudio minucioso del comportamiento de las plagas, en este caso las moscas de la fruta, nos puede ayudar a controlar el problema de manera biorracional (= amigable al ambiente), apoyando al fruticultor a producir frutos sin gusanos (= larvas de moscas de la fruta) y sin tener que bombardear sus frutos con insecticidas tóxicos al humano y a la naturaleza.

Un fruto.

Anastrepha obliqua. 

Rafael Ortega

Referencias:

1) Aluja, M. & A. Birke. 1993. Habitat use by Anastrepha obliqua (Diptera: Tephritidae) in a mixed mango and tropical plum orchard. Annals of the Entomological Society of America 86: 799-812.

2) Guillén, L., J.L. Monribot-Villanueva, J.A. Guerrero-Analco, R. Ortega, A.R. Altúzar-Molina, V. Mena, E. Ruiz-May, & M. Aluja. 2022. Influence of sunlight incidence and fruit chemical features on oviposition site selection in mango by Anastrepha obliqua: implications for management (Diptera: Tephritidae). Insects 13, 141. https://doi.org/10.3390/insects13020141

3) Aluja, M., L. Guillén, R. Lasa, A. Birke, C. Pascacio-Villafán, E. Enciso, A. Altúzar-Molina, E. Acosta, R. Ortega & J. Martínez-Tlapa. 2019. Manejo Ambientalmente Amigable de las Moscas de la Fruta (Diptera: Tephritidae) con Énfasis en Mango y Cítricos. CONACyT, COVEICYDET, SENASICA & CONACOFI, Mexico. 77 pp.

"La opinión es responsabilidad de los autores y no representa una postura institucional"