
La cardiopatía isquémica y el infarto al corazón son la principal causa de muerte a nivel mundial, “por lo tanto la labor de los médicos generales y especialistas es encontrar a cada paciente, quienes tienen factores de riesgo de desarrollar esta complicación, y modificar todos aquellos hábitos que sean perjudiciales y que se puedan cambiar en los estilos de vida de las personas como el tabaquismo, sedentarismo, nuevos hábitos alimenticios para quienes viven con obesidad, tener una adecuada higiene del sueño, o estrategias de relajación para quienes viven con mucho estrés”.
En este mismo sentido, en entrevista con Crónica, el doctor Vicente Jiménez cardiólogo del Instituto de Cardiología y Medicina Vascular de TEC Salud, precisó que la cardiopatía isquémica es cuando las arterias coronarias se estrechan con el tiempo debido a la acumulación de material graso dentro de las paredes de las arterias y es de suma importancia no perder de vista que las arterias coronarias son responsables de suministrar sangre oxigenada al corazón.
Refirió que también están los factores de riesgo no modificables, que son aquellos que tienen que ver con la genética de las personas: si se tienen padre o madre que haya sufrido un infarto que tengan historial de diabetes o hipertensión, esto hace que el riesgo se eleve, sin embargo son aspectos en los que se puede trabajar para controlarlos.
REVISIONES MÉDICAS DESPUÉS DE LOS 50
Las personas en general deben llevar un adecuado cuidado de su salud, para lo cual es recomendable acudir de manera regular, hacerse un check-up médico, con especial atención en aquellas personas mayores de los 50 años, es conveniente al menos una vez al año hacer exámenes clínicos y verificar sus niveles de colesterol, azúcar, presión arterial y mantenerse pendientes de signos y síntomas que pudieran arrojar datos de alguna patología cardiovascular.
La finalidad es poder identificar personas que pudieran presentar alguna condición en el corazón, porque hay personas que permanecen asintomáticas desde el punto de vista cardiovascular, pero que tienen enfermedad o factores de riesgo importantes y que si no son detectados a través de estos chequeos generales, muchas veces los pacientes llegan hasta que ya tienen alguna complicación como pudiera ser un infarto al corazón.
En este sentido, el especialista señaló que con motivo de la pandemia, aunque los niveles de contagio han bajado de manera importante, en este momento en el que el semáforo epidemiológico se encuentra en verde, hay muchas personas que han permanecido en casa encerrados, con modificaciones en sus hábitos alimenticios que los han llevado al sedentarismo y ganancia de peso, por lo que es buen momento de comenzar una revisión médica general y comenzar a trabajar en esos factores de riesgo.
EVITAR FACTORES DE RIESGO
Recordó que algunas enfermedades con un impacto cardiovascular importante son la hipertensión arterial y la diabetes, conocidas como enfermedades silenciosas, debido a que no dan síntomas, sino hasta que ya están en niveles muy elevados por eso es importante detectar en etapas tempranas, “porque pueden haber personas con la presión arterial alta, no lo saben y simplemente andan en la calle, haciendo esfuerzos físicos y eso no debe ser así, porque eso los ponen mayor riesgo”, explicó.
Lo mismo ocurre con la diabetes, hay pacientes que sólo presentan muchas ganas de ir al baño, pérdida de peso, pero en general no presentan un síntoma típico, sino hasta que ya tienen alguna complicación como pudiera ser un infarto.
En la misma situación se encuentran quienes tienen el colesterol alto, tampoco presentan síntomas, por eso son importantes las revisiones periódicas, porque en cualquiera de estos tres casos estamos hablando de que son situaciones que se pueden controlar.
El cardiólogo Vicente Jiménez, indicó que se calcula un riesgo a 10 años, es decir, aquellas personas que no tienen síntomas corren el riesgo de tener un infarto a 10 años hasta de un 25 por ciento, “pero si se controlan factores de riesgo mencionados: tabaquismo, presión arterial, colesterol y diabetes se puede bajar un 5 por ciento ese riesgo”.
Asimismo, recordó que la obesidad en nuestro país tiene una importante prevalencia, “y puede que se estén sintiendo bien, pero si se toma en cuenta que además de la obesidad o el sobrepeso, con la pandemia se agudizó el sedentarismo, el home office, y una alimentación no saludable, entonces, eso no quiere decir que no estén en riesgo, sólo porque no se sienten mal”.
Lo más conveniente es que las personas en general pudieran adoptar hábitos de vida saludables, es decir, tener cuidados especiales con la alimentación y procurar evitar los alimentos grasosos alimentos, muy condimentados estos en particular contienen elevados niveles de sodio, lo cual es malísimo para el corazón, como pudieran ser incluso algunos quesos además son muy grasosos.
El primer paso, dijo, es acudir a un nutriólogo, que haga una revisión del tipo de dieta que deberá llevar el individuo y planear el plan alimenticio, bien balanceado, acorde a las necesidades de cada persona, peso, talla e incluso actividad que realice.
Refirió que incluso este tipo de enfermedades ya es un problema que se presenta en adultos jóvenes Quiénes pueden ser jóvenes practicar algún ejercicio y sin embargo ya tienen problemas con el colesterol alto debido a que tienen una herencia genética en este sentido Aunque por lo regular esta situación se presenta en adultos mayores de 60 años y en el caso de las mujeres este riesgo Se incrementa cuándo entran en la etapa postmenopáusica Qué es cuando bajan los niveles de estrógenos de hormonas y se eleva este riesgo cardiovascular
CUIDADOS EN ADULTOS JÓVENES
El especialista resaltó que la cardiopatía isquémica, lamentablemente en diversos estudios internacionales se ha identificado que todos aquellos pacientes quienes logran reducir el riesgo cardiovascular disminuye dramáticamente la posibilidad o el riesgo de que tengan un infarto cerebral o del corazón en un seguimiento a 10 años comparativamente hablando respecto a quienes no logran controlar esos factores de riesgo, el problema en México es que muchos adultos jóvenes tienen problemas ya de diabetes, sobrepeso, obesidad, hipertensión y entonces corren riesgos elevados de complicarse con el paso de los años, si no cambian sus estilos de vida.
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