Bienestar

Educación y diversidad: México debe garantizar una educación inclusiva

El INEGI señaló que las causas que más provocan dificultades educativas son debilidad visual, dificultad de aprendizaje, trabas auditivas y motrices, problemas emocionales y dificultad para la comunicación

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Casi en el 20% de los hogares vive una persona con discapacidad

La UNESCO declara la educación como un derecho humano fundamental. A través de este proceso, hombres, mujeres y niños tienen más opciones de salir de la pobreza, superar las desigualdades y garantizar un desarrollo sostenible.

Esta misma organización cifra en 244 millones los niños y jóvenes que siguen sin escolarizar por diversas razones de índole económico, social o cultural. La educación, además de ser un derecho humano básico, es también un pasaporte, un trampolín hacia otros derechos fundamentales.

Naciones Unidos y la UNESCO aseguran que la inversión en educación es la más sostenible de cuantas partidas pueden ejecutar los agentes públicos y privados. Sin embargo, las dolorosas cifras de cientos de millones de jóvenes sin escolarizar ponen de manifiesto que queda aún mucho por hacer en este terreno.

Y uno de los ámbitos en los que más duramente hay que trabajar es en la educación inclusiva. Este término hace referencia al desarrollo de modelos educativos que atiendan las necesidades de todos los niños, jóvenes y adultos, sean cuales sean sus necesidades. Con ella se pone el foco especialmente en los casos con más riesgo de exclusión.

¿Por qué es importante la educación inclusiva?

En México, según los datos del INEGI, existían en 2020 casi 15 millones de personas con dificultades leves o moderadas para realizar alguna actividad. A su vez, se estimaba entonces que casi en el 20% de los hogares vive una persona con discapacidad.

El propio INEGI señalaba qué causas son las que más provocan estas dificultades educativas: debilidad visual, problemas para caminar o desplazarse, dificultad de aprendizaje, trabas auditivas y motrices, problemas emocionales y dificultad para la comunicación.

En este listado quedan fuera otras casuísticas más relacionadas con la falta de inversión en políticas públicas y sociales, algo que da lugar a la brecha tecnológica y digital, incapacidad de buena parte de la población al acceso a la educación preescolar, falta de oportunidades en las áreas rurales y un mal enfoque de la educación que se adapte mejor a las necesidades del mercado laboral.

La educación inclusiva intenta combatir todos esos frentes. En los últimos años el Gobierno ha hecho esfuerzos incansables para mejorar el sistema educativo, pero parte de los problemas siguen estando presentes. La inversión debe ser continua y constantemente renovada, para garantizar el acceso de cualquier ciudadano a unos estándares educativos similares, primando siempre la igualdad.

Si no es posible la igualdad de oportunidades, porque aquí entran en juego numerosos factores accesorios, al menos sí luchar porque ese acceso ponga el foco en las comunidades más empobrecidas o que más dificultades encuentran.

¿Qué retos enfrenta la educación inclusiva?

A menudo se suele asociar el termino inclusivo con personas que requieren necesidades educativas especiales. Sin embargo, la amplitud del concepto va mucho más allá. En el caso de México, la población indígena también entra dentro de este conjunto.

A su vez, es importante adaptar el concepto a las nuevas realidades globales, con por ejemplo sistemas educativos que fomenten la igualdad de género y los problemas a los que se enfrentan a diario los colectivos oprimidos.

Algunos obstáculos que pueden encontrarse todavía en el sistema educativo mexicano tienen que ver con el déficit de infraestructura y las barreras arquitectónicas que dificultan la accesibilidad, la falta de preparación del personal docente y la ausencia de programas o métodos de enseñanza que se ajusten a las realidades actuales.

Por otra parte, también se echa de menos un mayor esfuerzo en impulsar medidas que contengan la discriminación en el ámbito educativo, especialmente la que afecta a los alumnos con discapacidad, los que tienen otras necesidades no normativas y los que proceden de entornos más oprimidas.

¿Cómo poner remedio a todas estas fallas en los sistemas educativos?

La formación universitaria trabaja desde hace años en la creación de programas que inciden en los principios de educación inclusiva. No obstante, el trabajo no debe recaer únicamente en las instituciones educativas, sino que es una labor que compromete a toda la sociedad.

Todos los agentes sociales han de trabajar en estas ideas, tanto desde el sector privado como desde el público. Cualquier persona debe entender que todas las formas de discriminación son un error, y aquí aparecen tanto las discapacidades físicas y mentales como aquellas que guardan relación con las desigualdades económicas.