Cultura

“No concebía por qué tanta violencia sobre nosotros, si éramos los Yajval lum [los del territorio], eso era incomprensible para mí”, recordó. Recibe el Premio de Literaturas Indígenas de América en la FIL de Guadalajara

Ruperta Bautista: “Por qué en el siglo 21, los pueblos originarios siguen tan marginados"

Distinción.
Poeta. Ruperta Bautista, ganadora del Premio de Literaturas Indígenas de América. (FIL de Guadalajara)

¿Cómo es posible que a pleno siglo 21 existan pueblos marginados dentro de su propio territorio, siendo que los miembros de pueblos originarios estaban aquí muchos siglos antes? Es una de las preguntas que lanzó la poeta tsotsil, Ruperta Bautista Vázquez.

Al recibir el Premio de Literaturas Indígenas de América (PLIA) 2024, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la poeta recordó a la audiencia del salón 4 en Expo Guadalajara, que son los pueblos originarios quienes resguardan la naturaleza: ríos, árboles, animales y otros. “Es decir, resguardan la vida”.

“¿Cómo es posible que el humano no se permita mirar o mirarse, que se está autodestruyendo en sus propias falsedades, negando o imponiendo una y otra vez acontecimientos violentos en varias partes?”, cuestionó para cerrar el manifiesto con el que recibió “humildemente este premio” y agradeció a todas las personas que creen en sus textos.

LA POETA DE LOS YAJVAL LUM

La poeta dedicó el premio obtenido con el poemario “Ik’al labtavanej” (traducido como “Presagio lóbrego”) a su madre, quien le enseñó la cultura tsotsil de Huixtán.

“Donde se encuentre. De ella aprendí la importancia de mantener ese conocimiento de su ser y hacer como mujer tsotsil, por ella soy quien soy ahora”, expresó y aprovechó la ocasión para manifestar que los pueblos originarios de México han sido segregados de varias maneras y en diversos momentos de la historia.

Esta escisión se exterioriza invariable y diariamente, “el rechazo sobre quienes pertenecemos a estos pueblos no la podía comprender en la época de mi infancia, para mí era bastante complejo descifrar esas dificultades de sobrevivencia en un contexto discriminatorio”, compartió la galardonada.

Para ella, asimilar la dimensión del problema de la exclusión de toda su cultura, siendo una niña, era algo inalcanzable. Su esfuerzo era discernir respuestas: “¿Quiénes somos?, ¿hacia dónde vamos? y ¿por qué mantener las raíces que nos componen como pueblos originarios?”.

“No concebía por qué tanta violencia sobre nosotros, si éramos los Yajval lum [los del territorio], eso era incomprensible para mí”, recordó.

Al inicio, la poeta enmarcaba el repudio sobre los ‘pobladores de la tierra’ en su contexto familiar -urbano y colonial- implantado por los conquistadores en territorio tsotsil.

“Consideraba que sólo mi familia soportaba esa lamentable situación de violencia y crueldad. Era tan difícil nuestra sobrevivencia, complicado soportar ese contexto de salvajismo, imagino que se me fue formando una cicatriz con muchas capas, una sobre otra, de tanto dolor. Yo no sabía bien qué hacer con eso”, relató sobre su infancia.

Para continuar con su vida en esas condiciones de brutalidad, Ruperta Bautista Vázquez encontró la escritura. A través de ella, empezó a notar los hechos violentos que le sucedían a ella y otras personas de pueblos originarios.

Aunque en ese entonces no tenía idea del arte literario, la poeta registraba en el papel los acontecimientos violentos y esto se prolongó hasta que conoció “el arte de las letras” y empezó a escribir con técnica literaria.

Algunos de sus primeros textos fueron guiones de teatro y otros versos poéticos que hasta hoy en día exponen el complicado escenario del contexto indigena, a la vez que expresa belleza, filosofía, conocimiento, sabiduría y el entender relacionado a la naturaleza y el territorio.

IK’AL LABTAVANEJ

El poemario “Presagio Lóbrego”, por el que fue galardonada, es la quinta obra publicada de Ruperta Bautista Vázquez. Está fundamentado en el pensamiento tsotsil de Huixtán, a partir de las inquietudes que han atravesado a la autora desde niña.

“En cada verso de este libro se expresa el dolor, la sensación de orfandad, el desconsuelo, el abatimiento al ver cómo se va deshebra la vida”, declaró la autora respecto de las temáticas que explora.

De acuerdo con las cifras que se publicaron en enero 2024 -en el Atlas de Género del Estado de Chiapas, de la Secretaría de Igualdad de Género- en los municipios donde los feminicidios están registrados, se identifican 12 en los predomina población indígena.

Además del registro de 35 feminicidios perpetrados en 29 de los 124 municipios del estado, de enero a diciembre de 2023 se registraron 92 mujeres víctimas ‘de otros delitos que atentan contra la libertad personal en las carpetas de investigación integradas en las fiscalías del estado’. Al cierre de 2023 se registraron 511 mujeres víctimas de lesiones dolosas.

Aún sin compartir con el público toda esta numeralia, Ruperta Bautista Vázquez enunció su claridad de la situación.

“Un libro que dedico a la memoria de las mujeres tsotsiles, madres que aún sin llegar su tiempo, alguien cortó el hilo de su vida; dedicado a todas aquellas mujeres que dejaron su legado en diferentes manifestaciones comunitarias”

El poemario también está entregado a todas las personas que han perdido a la mujer que les legó la vida: “escribir desde nosotras como personas de pueblos originarios me parece muy necesario, porque a pesar de vivir en el siglo 21 siguen resistiendo los embates de la colonización moderna”.

“A diario se advierten amenazas a defensores del territorio y el medio ambiente, así como el exceso de la expansión extractivista-capitalista, violencia extrema en diferentes entidades de nuestro país, particularmente en Chiapas”, añadió y procedió a recibir la estatuilla PLIA.

Además del reconocimiento, la poeta recibirá un estímulo económico.

CEREMONIA DE ENTREGA

En la ceremonia de entrega del Premio de Literaturas Indígenas de América (PLIA), Alma Rosa Espíndola Galicia, coordinadora del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) señaló que el poemario apela tanto a lectores bilingües como monolingües y leyó un poema, en su versión en español.

“Respiro la soledad que comprime mi sustancia, desolada en el silencio que nubla tu cuerpo, solitaria observo mi pensamiento y las flores de mi corazón ahogadas en el diluvio de mis ojos”, son algunos de los versos que recitó.

Además de “lacerantes astillas” que se incrustan en la garganta, la poeta despliega en su obra imágenes de otro código lingüístico, la define como sujeto multicultural en capacidad de entender, usar y reproducir los signos de otra cultura a la vez que la propia.

“Ojalá todos los escritores y escritoras en lenguas indígenas pudieran tener un crítico literario en su propio idioma”, expresó.

Asimismo, la coordinadora del INALI recordó que en nuestro continente existe una larga tradición de escritoras y escritores bilingües que proponen un horizonte creativo para transformar políticas lingüísticas y combatir la desigualdad entre lenguas dominantes e indígenas.

“Hoy sabemos que imponer una lengua a toda la población no construye sociedades igualitarias, sino que excluye a la población indígena imponiéndoles múltiples violencias a sus infancias a sus mujeres y hombres”, agregó.

En esta 12° edición del PLIA concursaron 47 trabajos participantes, 30 fueron de hombres y 17 de mujeres, de países como Bolivia, Argentina, Ecuador, Perú, Guatemala, Colombia y México. Algunas lenguas participantes son: hñähñu (Hidalgo), tu’un savi (Oaxaca), náhuatl, maya (Guatemala), quechua (Perú), mapuzungún o mapuche (Argentina), misak (Colombia), kichwa (Ecuador), entre otras.

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