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El escritor habla de su reciente libro “Overol: Apuntes sobre la narrativa mexicana reciente”. La literatura contemporánea es de las jóvenes creadoras y considera que, en ese sentido, ahora le ha tocado ser lector y no novelista, añade

Julián Herbert: “Un veneno de la actual sociedad es que viejos y jóvenes no se mezclan y que ambos apestan”

Entrevista
Obra. "Vieja friendo huevos" es un cuadro de juventud de Diego Velázquez. (Wikipedia)

“Uno de los venenos que nos han inoculado en la sociedad contemporánea es que jóvenes y viejos no se mezclan, que los viejos apestan o que los jóvenes apestan”, opina el escritor, músico y profesor, Julián Herbert.

“Te quedas atrapado en un circuito”, ahonda, pues él no está de acuerdo con esa segregación, considera que existe un margen de comunicación generacional. “Yo leo a los mayores, a los que trato de mi generación y trato de leer escritores más jóvenes”.

En conversación alrededor de temas que surgen en “Overol: Apuntes sobre la narrativa mexicana reciente” (Random House, 2024), libro compuesto con ensayos escritos entre 2019 y 2024, Julián Herbert señala que la literatura contemporánea es de las jóvenes creadoras y considera que, en ese sentido, ahora le ha tocado ser lector y no novelista.

Hasta cierto punto, con esta publicación pretendía construir un puente comparativo entre la literatura actual y la literatura del siglo XX.

“No nada más se trata de lo que está en estas obras, sino de cómo estos escritores también leyeron otras obras antes y cómo dialogan con ellas”, dice.

Entrevista
Escritor Julián Herbert. (Archivo)

-¿Qué evolución notas en tu escritura y qué cambios hiciste en estos textos para esta republicación?

“Casi todos vienen igual que como salieron en las revistas. El período tampoco es tan vasto, son 5 años -del 19 al 24”, responde el autor.

En términos de hallazgos sobre su escritura, el escritor observa un tema conductor: una estructura de pensamiento para explicarle a gente que quiera escribir cómo funciona la técnica.

“Estos ensayos tienen un poco esa carga ideática”, considera.

En algunos de los ensayos de “Overol”, como el que recibe al lector, hay elementos de crónica; otros son más experimentales, pensado como documental.

-¿Tú los consideras ensayos literarios, ensayos críticos? ¿Cómo los catalogaría?

“Yo en general escribo géneros híbridos, siempre estoy mezclando. Entonces, llegando a este libro quería romper la estructura tradicional de la crónica literaria. Una de las cosas que tiene encerrada a la crítica es la extensión, tienes que hacer reseñas de 3 o 4 cuartillas máximo. Mi primer impulso fue hacer textos más largos, es una manera de poner en aprietos a los editores, pelear por más espacio. El ensayo más largo tiene 40 páginas. Es crítica de largo aliento”, indica.

Lo que a Juliá Herbert le interesa de la crítica como género es la relación con información obtenida a través de la ciencia cognitiva, “el cerebro hace una edición estética de la realidad y eso es lo que hacemos para escribir novelas”.

“A mí me interesa mucho cómo la tensión entre, por un lado, cómo funcionan los procesos mentales, incluyendo la enfermedad mental, y por el otro, cómo funciona el mundo sociológico, cómo funciona la sociedad, incluyendo zonas más difíciles de tratar como la violencia, por ejemplo o la explotación del mundo femenino”, continúa.

Desde su perspectiva, la crítica es como tener ciertas herramientas para “desarmar”.

“Todos lo hacemos. Algunos nos ponemos un overol para hacerlo, porque sabemos que nos vamos a ensuciar al desarmar un poco más, pero todos lo hacemos”.

- ¿Hay alguna intención particular detrás de este libro?

“Para mí sí tiene, hay un trasfondo político en mi libro y no hablo de políticas partidistas, sino de políticas en el sentido más amplio: ir más despacio. A diferencia de esta supervaloración de la prisa, yo estoy tratando de valorar de algún modo cierta lentitud y complejidad. Son dos valores muy desprestigiados en este momento, a mí me interesa pensar que la vida es compleja”, declara.

Aunque reconoce que todos quisiéramos “que fuera todo muy fácil y la realidad cupiera en un tik tok, por más que pasemos horas viendo reels, la vida no es un reel y tarde o temprano esto nos explota en la cara”

“A todos nos ha explotado ese sentimiento de que la vida es más compleja de lo que uno quisiera. También al meterte al tráfico te das cuenta que la vida es más lenta de lo que uno quisiera, la ciudad es una constatación de que no puedes ir más rápido de lo que te permite una avenida. Me interesa plantear esto en el libro y eso incluye leer más despacio”, continúa.

Julián Herbert revela que su intención de fondo con esta publicación es decir a los lectores que se puede leer más despacio, que no se tiene que alcanzar una cantidad de libros al año, sino que se trata de leer y disfrutar como se hace con un paseo.

Lo compara con la experiencia de descubrir un lugar divertido o gozoso, que uno puede pasar de largo varias veces y no ver hasta que, un día, camina más despacio.

“Yo muchas de las cosas que me gustan las he descubierto por bajar la velocidad”, invita.



RECUENTO DE FIN DE AÑO

El autor comenta que este año también publicó “Suerte de principiante: Once ideas sobre el oficio”, lo que considera una hazaña desbloqueada. Nunca había publicado 2 libros en un año y reconoce que su ritmo de trabajo y producción es de 1 libro cada 5 años, aproximadamente.

“Como saqué dos libros de ensayos en un año creo que voy a dejar un rato ese tema. He estado escribiendo mucho para medios audiovisuales, es algo que he disfrutado mucho y aprendí un montón de cosas”, agrega sobre sus proyectos de escritura actuales y en referencia a la serie La Máquina, en la que participó como guionista.

“Acaban de nominar a Diego Luna... y estoy muy contento porque yo hice ese personaje”, detalla.

También piensa que quizás es momento de sentarse a escribir una novela que tiene abandonada desde hace un par de años e informa que está en proceso de terminar un disco con su banda de rock.

“Estoy más bien en el otro extremo, basta de crítica, ahora lo que quiero es hacer una novela. Este año fue muy esquizofrénico y muy productivo y muy divertido. Este año estrenó La Máquina, luego actué en una película que estrenó en el Festival de Cine de Morelia y estoy terminando un disco. Yo creo que el 2025 ya me toca sentarme otra vez”, se ríe.

-Ahora que es época de regalos, reflexión y lecturas-, ¿qué recomendación literaria harías?



“Hay un libro reciente de Byung-Chul Han, sobre la narración y dice dos cosas que se relacionan mucho: una es que no confundamos la información con la narración, parece que cuando recibimos información nos están contando algo, pero no. La información son datos y lo que dice Byung-Chul Han es que la narración es más lenta y más distante”, dice Julián Herbert.

“Es construir una cierta lejanía y esa distancia la hace extraña. Y lo extraño, llena un vacío emocional en nosotros. El algoritmo lo que hace es que todo lo hace … más comprensible”, añade.

Asimismo, el escritor recomienda una novela-ensayo personal, llamado “Triste Tigre”, de Neige Sinno. Se trata de un testimonio personal de una víctima de su padrastro desde la infancia.



“El tema es polémico y existen muchas muestras del tema, pero el libro está escrito en un modo reflexivo, muy radical y muy subversivo, que se distancia de la condición básica de la víctima para reflexionar sobre la disociación que produce el trauma en la mente del narrador o de la narradora. Es un libro chingonsísimo, no sólo por el aspecto testimonial, sino por lo que construye de qué pasa en la conciencia humana a través del sufrimiento. Además está escrito espectacularmente, es una prosa buenísima, Neige es una brillantísima escritora”, agrega.

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