Cultura

“Tomé todos los datos que pude encontrar para tratar de establecer una interpretación integral de lo que es el español de México”, dice el Premio Crónica. Las mamás indias, las que contribuyeron a su difusión, añade

Luis Fernando Lara presenta la primera edición de “Historia mínima del español de México”

Libro. El lingüista y Premio Crónica, Luis Fernando Lara Ramos segundo de izq a der) y los otros participantes en la presentación del libro. (Colnal)

Después de décadas de trabajo académico y recolección de materiales lingüísticos, históricos y literarios, el lingüista y Premio Crónica, Luis Fernando Lara Ramos, ha logrado la “Historia mínima del español de México”, publicada este año como parte de la colección Historias Mínimas del Colegio de México.

“Tomé todos los datos que pude encontrar para tratar de establecer una interpretación integral de lo que es el español de México”, dice Luis Fernando Lara, en conversación previa a la presentación del libro.

Hasta ahora existían estudios fragmentarios del español en México: algunos centrados en el siglo XVI y principios del XVII, otros en el siglo XX, pero faltaba indagar en algunos momentos históricos y una visión integral que conectara todo.

Ese es el esfuerzo principal de este libro, que invita a otros en el futuro a continuar con la investigación de nuestra dimensión lingüística.

El autor concibió esta publicación a partir de un curso que impartió en El Colegio Nacional, cuyo enfoque divulgativo le permitió condensar la información y estructurar un libro accesible a la comprensión, sin sacrificar rigor. Lo que normalmente iría en notas de pie de página, aquí se integra al texto o se remite a la bibliografía final, siguiendo el estilo de la colección.

A la hora de ensamblarlo, el lingüista se enfocó en transmitir algunas ideas que le parecen importantes para la comprensión de nuestro idioma.

Libro. El volumen editado por el Colmex.

-¿Cuáles consideras que son los principales acontecimientos del español mexicano desde el siglo XVI hasta el XX?

“Lo primero es que quienes realmente contribuyeron a la difusión del español en México fueron las mamás indias, porque en el momento en que se casaban o se amancebaban con un conquistador, el español era la lengua de los dominadores y la mamá india quedaba relativamente separada de su comunidad, entonces a sus hijos ya no les resultaba enseñarles náhuatl u otomí, etcétera, sino que mejor les enseñaban español”, indica Luis Fernando Lara

“Es más o menos lo mismo que sucede hoy con los mexicanos que cuando llegan a Estados Unidos y quieren que sus hijos aprendan inglés, es un fenómeno semejante. Entonces fue el mestizaje el difusor del español en México, con la responsabilidad -si se puede decir así, no lo deberíamos decir de esa manera- tanto de españoles como de indios”, continúa.

Este primer momento del español en nuestro país también integró a la población africana llegada en condiciones de esclavitud. Al relacionarse entre sí, indígenas y africanos tenían al español como lengua de inserción social.

“Otro aspecto que trato de destacar es que ese español de México se gestó en la Ciudad de México, la difusora del español por todo nuestro territorio”, señala el lingüista. “Esos serían, los dos puntos nodales”.

-Y de cara a la actualidad, ¿cuál sería el acontecimiento reciente más importante del español mexicano?

“Bueno, ya en el XIX nuestros próceres de la Independencia se encontraban con que la mayor parte de la población de México eran indios que hablaban sus propias lenguas y en cambio era una minoría todavía la que hablaba español, aunque era la que estaba en el gobierno. Lo que intentaron fue continuar con la idea colonial de enseñarles español”, detalla Luis Fernando Lara

Sin embargo, en este punto de la historia surgieron varios defensores de la enseñanza de lenguas indígenas, como el científico y político Melchor Ocampo.

“Este dualismo español-lengua indígena lo conservamos hasta la fecha”, observa el Premio Crónica.

“Lo sorprendente es cómo después de la Revolución -hacia 1920, 1930- nuestros próceres, por ejemplo, Justo Sierra, insistían en que se deberían eliminar las lenguas indígenas para que México tuviera una sola lengua. Afortunadamente eso no sucedió, y sobre todo no podía suceder porque ningún gobierno tenía esa capacidad y porque los pueblos indígenas siguen vivos, conservan sus costumbres, y la mayor parte de ellos se han vuelto bilingües, aunque los censos no lo demuestren”, ahonda.

Por todas esas razones, que siguen vigentes, el dualismo continúa como paradigma del español mexicano: por un lado se reivindica la necesidad de conservar las lenguas indígenas, pero a la vez enseñar el español…

“En uno de los pueblos a la orilla del Lago de Pátzcuaro lograron hacer una educación verdaderamente bilingüe purépecha- español, hasta el nivel de preparatoria y los muchachos que ingresaron de preparatoria hablan perfectamente purépecha y español”, comenta como ejemplo optimista, pues a la vez que existen experiencias exitosas, continúa la demagogia del gobierno.

“Porque hablan mucho de la defensa de los pueblos indígenas, pero nadie se pone a trabajar seriamente a favor de ellos. Yo creo que México debiera ser un país reconocidamente multilingüe, en donde todos nos enriqueceríamos”, manifiesta.

-¿De qué manera se debería trabajar, en consideración de nuestro paradigma bilingüe?

“Pues lo que necesitamos es que nuestros políticos se lo tomen en serio, porque todo el mundo lo afirma, pero no ponen el trabajo necesario. No es un problema que se resuelva en un sexenio. Hay que comenzar por poner las bases y la primera respetar las lenguas indígenas en la escuela y en los ámbitos en donde se hablan”, propone Luis Fernando Lara.

“Por ejemplo, he sabido de muchos maestros de escuela que les prohíben a los niños indígenas hablar su lengua incluso en el recreo. Esa es la mejor manera de eliminarla.

La lengua indígena se debiera introducir en la educación, al igual que el español. El español como segunda lengua, vamos a decir, como si fuera lengua extranjera, y llevar a cabo una educación consecuente, desde el kinder hasta la preparatoria. Lo mismo en la introducción de la escritura”, agrega.

Además, el lingüista apunta que la Academia de la Lengua Maya propuso ya una escritura para el maya y hay varias escrituras para el zapoteco, etc, y en ese panorama es necesario cuestionar la fragmentación del náhuatl.

“Es una lengua que está muy fragmentada en diferentes dialectos y para cada dialecto se ha creado una escritura. En vez de buscar una escritura común que permita escribir libros de texto y libros en general en una lengua náhuatl que fuera unitaria para todos los parlantes de la lengua indígena. Eso cuesta trabajo y lleva tiempo, pero es lo que debiéramos hacer”, manifiesta.

-¿Desde las instituciones de gobierno?

“Empezando por ellas, porque no son programas que se hagan gratuitamente. Se requiere mucha planeación, se requiere formar lingüistas especializados en eso. Una cosa es el lingüista académico que hace estudios que se publican en revistas internacionales, etc. Y otra cosa es el lingüista que con ese conocimiento pone manos a la obra y se pone a escribir un diccionario, a escribir una gramática o un libro de texto. Esa clase de lingüistas los debiéramos formar y no se forman suficientes”, opina

“El Instituto [Nacional] de las Lenguas Indígenas hace lo que puede, pero se requiere una planeación completa. Lo mismo apoyarse en las estaciones de radio de lengua indígena, por ejemplo, las que hay o había en las Margaritas en Chiapas o las que hay en la Sierra de Chihuahua, en donde se emite lengua indígena, con el objeto de que se deje de ver en México la lengua indígena como vemos las artesanías, qué bonita, forma parte de nuestra identidad y bla bla bla, pero lo que hay que hacer es respetar la lengua indígena en serio: decir tiene su derecho para que la hablen sus hablantes y hay que trabajar en favor de ella”.

LAS PACES LINGÜÍSTICAS

La principal intención de Fernando Lara con esta publicación es contribuir a la historia del español mexicano con datos verdaderos y, en segundo lugar, “romper con esta ideología que hace pensar -y en particular eso lo vimos el año pasado y lo estamos viendo este- que los españoles malévolos vinieron, se implantaron sobre los indios pobrecitos y nos deben una disculpa”.

“Eso me parece una reverenda tontería”, reafirma el lingüista.

Le parece que “lo que necesitamos los mexicanos es hacer las paces entre el español y las raíces indígenas, es decir, son nuestras raíces”, pues le parece que tomar partidos unilaterales, es la manera en que muchos mexicanos van a seguir “con el alma partida”. “Yo no tengo ningún problema en decir soy un hijo común y corriente del mestizaje, mi español y las lenguas de mis antepasados me enriquecen”.

-Por otra parte, ¿qué piensas de la teoría sobre la homogeneización de la lengua a través de redes sociales (que apunta a la existencia de una jerga cada vez más globalizada y específica de la vida digital)?

“Sí, bueno, eso es algo muy importante que está sucediendo, que no podemos decir hacia dónde irá. Yo allí mismo en el libro digo que en el español actual,entre todos los países de lengua española, hay dos fuerzas”, responde.

La primera de ellas es una fuerza centrípeta que tiende a la unidad del español, sobre todo en el ámbito de la ‘tradición culta’, “que es la que nos permite escribir libros, leer novelas, tanto mexicanas como españolas, como argentinas, como peruanas, etc”.

“Allí hay un movimiento centrípeto de unidad, que no depende de la Academia Española, sino que es un fenómeno propio de estas sociedades y la Academia Española se cuelga del fenómeno”, destaca.

Por el otro lado, está “una fuerza centrífuga, que es la que está impulsando estas jergas, formas de hablar demasiado regionales, que son importantes porque forman parte de cómo se siente cada persona. Pero entonces esta distancia dialectal que se da en el mundo hispánico tiende a fragmentar el español”.

“Esta fragmentación se podría ver detenida por la comunicación internacional, porque hoy lo mismo podemos leer La Crónica en México, que podemos leer el ABC de Madrid o la Vanguardia de Barcelona o el Comercio del Perú, el mismo día, a la misma hora en que lo están leyendo en esos países. La comunicación internacional puede ser el instrumento que conserve una unidad suficientemente rica y flexible de la lengua española frente a las tendencias a la fragmentación”, plantea.

“Pero en fin, es una posibilidad, habrá que ver dentro de 50 años qué habrá pasado”, concluye.

PRESENTACIÓN

El  libro “Historia Mínima del Español de México” se presentó el martes 13 de mayo en el Aula Mayor de El Colegio Nacional (y plataformas digitales), moderada por la colegiada Silvia Giorguli, presidenta de El Colegio de México.

También participan el filólogo Carlos Garatea, profesor investigador de la Pontificia Universidad Católica del Perú; María Ángeles Soler Arechalde, investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM y especialista en el español de México; y Fernando Nava, investigador titular de la UNAM y especialista en las lenguas purépecha, náhuatl y chichimeco jonaz.

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