Cultura

La reinstauración este jueves de un monumento a Iósif Stalin con ocasión del 90 aniversario del metro de Moscú, que lleva el nombre de Lenin, demuestra que el proceso revisionista es imparable

La imparable rehabilitación de Stalin llega a Moscú tras hacer escala en Stalingrado

Stalin. La controvertida figura de Iósif Stalin regresó hoy al metro de Moscú, que cumple este jueves 90 años, con la reinstauración de un gigantesco monumento con su imagen en el centro de la capital rusa. (EFE/ Ignacio Ortega)

 La campaña de rehabilitación de la figura de Stalin ha llegado después de muchos años de espera a la capital rusa, no sin antes hacer escala en Volgogrado, donde los partidarios del dictador soviético insisten en recuperar el nombre de Stalingrado.

La reinstauración este jueves de un monumento a Iósif Stalin con ocasión del 90 aniversario del metro de Moscú, que lleva el nombre de Lenin, demuestra que el proceso revisionista es imparable.

El presidente ruso, Vladímir Putin, obsesionado con dar lecciones de historia a sus compatriotas, pero también a sus enemigos, está detrás del enaltecimiento de la controvertida figura histórica que dirigió con mano de hierro los destinos de la Unión Soviética (de la que Rusia es heredera) hasta su muerte en 1953.

Desde que Putin llegara al poder en el año 2000 se han instalado aproximadamente un centenar de monumentos en honor de Stalin, tendencia que se aceleró desde la anexión de la península ucraniana de Crimea (2014).

 Stalin invade el metro leninista

Stalin, cuya presencia monumental ya se había reducido considerablemente durante el mandato de su sucesor Nikita Jruschov (1953-1964), desapareció completamente de Moscú tras la caída de la Unión Soviética en 1991.

La única excepción era el busto que figura sobre la tumba del mandatario en la Necrópolis del Kremlin, a espaldas del mausoleo de Lenin.

Su ausencia terminó este jueves. Los usuarios del metro, que es utilizado diariamente por varios millones de personas, se encontraron esta mañana con la sorpresa en la estación Tagánskaya.

Algunos de los pasajeros no dudaron en hacer una breve parada para hacer fotos y vídeos del bajorrelieve, que cubre todo el ancho del túnel.

La obra escultórica, que tiene forma de arco, incluye una estatua de Stalin de tamaño mayor que el natural, sobre el que figura un pequeño bajorrelieve con el busto del fundador de la URSS, Vladímir Lenin.

El metro, que lleva el nombre de Lenin desde su inauguración en mayo de 1935, informó que el bajorrelieve había sido retirado en 1966.

La escultura es un homenaje a la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi en la Gran Guerra Patria, que cumplió 80 años el pasado 9 de mayo.

 Stalingrado, una cuestión de tiempo

En vísperas del Día de la Victoria sobre Hitler, Putin firmó un decreto en el que renombró el aeropuerto de la ciudad de Volgogrado como Stalingrado, en recuerdo a la batalla más sangrienta de la Segunda Guerra Mundial.

La orden especificaba que esto no suponía un cambio de nombre ni de la urbe -que ostentó ese nombre entre 1925 y 1961-, ni de la región homónima.

No obstante, los nostálgicos han entendido el mensaje. De hecho, un grupo de jóvenes agradeció personalmente a Putin su decisión de devolver el nombre de Stalingrado a su ciudad, ocasión que el presidente aprovechó para pulsar la opinión popular.

“¿Quieres que le llamemos Stalingrado?”, dijo, a lo que una joven replicó afirmativamente: “El sufrimiento que tuvo lugar en nuestra tierra no puede ser olvidado. Creo que si renombramos la ciudad, eso será un paso hacia la victoria”.

Al día siguiente el veterano líder comunista ruso, Guennadi Ziugánov, aseguró que “hace mucho tiempo que llegó la hora” de recuperar el nombre de Stalingrado y se pronunció a favor del correspondiente decreto.

Putin siempre ha abogado por un referéndum y los partidarios de Stalingrado ya han puesto fecha a la consulta, el aniversario de la capitulación de los nazis en la ciudad el 2 de febrero de 2026.

Después de que algunas personalidades de la cultura se manifestaran a favor de ello, un grupo de ciudadanos firmó una petición en su contra, aduciendo que son ellos quienes tienen la última decisión.

“No estamos en contra de la memoria, pero estamos a favor de la vida. Recordamos Stalingrado, pero vivimos en Volgogrado”, señalaron.

La prensa local asegura que dos tercios de los habitantes de Volgogrado se oponen a ello, aunque existe la posibilidad de que en la consulta puedan votar no sólo los residentes de la ciudad, sino de toda la región.

“No importa cómo se vota, sino cómo se cuenta”, es una de las célebres frases que le atribuyen a Stalin.

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