
Los muelles de Róterdam fueron testigo del inicio de la nueva vida de millones de personas, aquellos que marcharon hacia Estados Unidos o Canadá para hacer fortuna, o los que llegaron de China o Grecia en busca de una vida mejor.
Un antiguo almacén portuario de 1923 se inauguró este jueves como primer museo de arte sobre migración. Además de una pinacoteca, Róterdam cuenta a partir de hoy con un nuevo icono arquitectónico: el Tornado, una torre-mirador diseñada por el arquitecto chino Ma Yansong.
Brilla como una espiral de acero al sol, una escalera ondulante que sube desde el corazón del museo hasta un mirador de 22 metros de altura, con una vista panorámica del bullicio del puerto y los taxis acuáticos.
También mira hacia la zona histórica que acogió la sede de la línea marítima Holland-America, una próspera línea neerlandesa de carga y pasajeros fundada en Róterdam en 1873, que proporcionaba transporte marítimo de vapor entre Países Bajos y varios países de América, y facilitaba los viajes de millones de emigrantes a finales del siglo XIX y principios del XX. Fenix, que ocupa 16 mil metros cuadrados, está en Katendrecht, el almacén de carga de la naviera.Desde 2020, cientos de ingenieros, soldadores y carpinteros trabajaron juntos en la restauración y construcción de Fenix.
La directora del museo, Anne Kremers, señaló que “muchos partieron desde estos muelles”, y otros llegaron, haciendo de Róterdam “la ciudad que es hoy, una ciudad formada por más de 117 nacionalidades”.
“Desde que existimos como especie, hemos migrado, impulsados por el amor, el trabajo, la guerra, la libertad o simplemente el deseo de estar en otro lugar. En cada familia hay una historia de migración. Es algo eterno y universal, pero también muy personal”, añadió Kremers.
Fenix no solo busca preservar y recordar las historias de quienes han emigrado, sino que las presenta de tal forma que resuenen con las generaciones actuales, destacando que la migración es una experiencia universal y continua.
La reina Máxima inauguró Fenix la tarde de este jueves, pero un grupo de medios, entre ellos EFE, pudieron visitar las exposiciones antes de su apertura al público general este viernes.Al entrar, recibe al visitante el “Tornado”, la escalera en espiral de 30 metros que simboliza los caminos entrelazados de los migrantes.
Al subir, se debe experimentar una representación física de los altibajos y giros que enfrentan los migrantes en su camino y una reflexión sobre los viajes que han moldeado Róterdam, mientras se disfruta de vistas panorámicas de la ciudad portuaria.La exposición principal, “All Directions”, presenta obras de más de 100 artistas internacionales que abordan temas como la identidad, el hogar y la esperanza. Además, “La Familia de Migrantes” muestra 194 trabajos de 136 fotógrafos que capturaron momentos de despedida, viaje y llegada, reflejando emociones y desafíos que enfrentan quienes dejan su hogar y su país.
La exposición abarca obras desde 1905 hasta la actualidad, combinando imágenes documentales, retratos y fotografía periodística de archivos internacionales, colecciones, bancos de imágenes, redes sociales y periódicos.
Haneke Mantel, jefa de exposiciones y colecciones, mostró su esperanza de que “los visitantes conecten con las personas en las fotos, que sientan que las conocieron, y, sobre todo, que cuando salgan de la exposición se sientan parte de esa familia de migrantes” que han observado.
Una instalación que apela a las pertenencias y los recuerdos de quienes marchan es el laberinto de maletas, construido con 2 mil equipajes donados, cada uno con su propia historia de viaje.
El olor al cuero de las maletas transporta al visitante a algún momento del pasado, mientras escucha el relato de sus propietarios.Fenix también ofrece “Plein”, una plaza pública cubierta, abierta todos los días, donde se realizarán actividades comunitarias, talleres y eventos culturales, “un espacio para que las comunidades de Róterdam se apropien de su historia”, dijo Kremers.
Muchas personas han contribuido a la creación de Fenix, desde los equipos que lo construyeron, hasta personas generosas que donaron objetos personales a la colección, comunidades locales de Róterdam, y artistas que crearon obras especialmente para este museo.
“Las obras y objetos en nuestro museo demuestran que la migración es eterna. Muestran cómo cosas como el amor, las despedidas, el hogar y la felicidad están conectadas a ella. Cuentan historias de ayer, de hoy y de mañana.
Historias que trascienden fronteras”, asegura la directora.Es inevitable conectar con las miradas de los protagonistas fotografiados, con la desesperación de aquellos que huyeron buscando refugio, o dolor de quienes se despiden de los suyos antes de cruzar el océano.
Tampoco es fácil no viajar en el tiempo al escuchar las historias de las maletas, historias que vuelven a repetirse en un 2025 de guerras e inestabilidad.