
Aunque en la academia sí se tiene una perspectiva conjunta del pasado y presente, “desgraciadamente fuera del ámbito académico pocas veces se tiene en consideración, mucho se dice que hay que conocer el pasado para no repetir errores, pero la mayoría de las veces no se toma en cuenta”, observa la historiadora y docente Leticia Reina Aoyama, Investigadora Emérita de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (DEH - INAH).
Recientemente, Leticia Reina Aoyama fue homenajeada por el INAH, a través del ciclo de conferencias “Historiadoras eminentes”, que concluirá el 28 de mayo.
En conversación con “Crónica” sobre su trayectoria dedicada al estudio histórico y antropológico de los pueblos indígenas de México, la investigadora comparte los pasos más importantes de su carrera y aporta algo de contexto sobre la utilización de términos como “pueblos originarios” o “indígenas”.
Sobre las diferencias y similitudes en cuanto al proceso de resistencia e integración cultural de lo indígena, entre lo que históricamente han existido y el contexto actual, “como Historia veo que siguen siendo las mismas pautas con diferentes rostros”, apunta. “Lo que necesitan grupos étnicos es posibilidad de desarrollo”.
La especialista apunta que todavía están aparejadas las zonas indígenas y las de pobreza. Esto significa directamente que hay menos oportunidades de salud y fuentes de trabajo para estas poblaciones, de modo que se van quedando rezagadas y así lo indígena sigue yendo de la mano de la pobreza, señala.
“Se necesita un verdadero reconocimiento a lo indígena en términos de igualdad, que tuvieran las mismas oportunidades”, opina.
Esto no significa forzar una integración identitaria, añade, sino que las personas indígenas puedan conservar costumbres, rituales, lenguas y vestimentas, a la vez que tienen acceso a condiciones de vida dignas.
“También podrían tener una etnicidad mucho más digna, como los zapotecos del istmo, que es de una una dignidad étnica asombrosa y muy respetable, porque tienen más recursos, entonces lo que necesitan los grupos étnicos en México es mayor posibilidad de desarrollo económico e intelectual”.
TRAYECTORIA.
Leticia Reina Aoyama es conocida por su investigación en torno a las rebeliones indígenas, la cultura política, desarrollo económico y la historia social del siglo XIX, han permitido entender el devenir de regiones como Oaxaca. Ha publicado “Las rebeliones campesinas en México” (1819-1906), “Historia del Istmo de Tehuantepec” (parte de la colección editorial Eméritos, del INAH) y “Pueblos indígenas de Latinoamérica, entre otros trabajos.
Ante la oportunidad de mencionar algo que considere importante para la nota, la investigadora da gracias al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), “que me ha acogido toda la vida”.
“Yo estudié ahí y si bien me fui a estudiar a Francia mi doctorado, me fui a Washington a investigar en los archivos nacionales, también me fui a Oaxaca… vine y fui, pero siempre regreso al Instituto de Antropología, esa es mi casa grande y le agradezco que me haya abierto las puertas durante más de 50 años, yo soy del Instituto de Antropología”, reitera.
Además el apoyo institucional, una buena guía y la coincidencia temporal del alzamiento del EZLN son algunos de los puntos clave que han marcado su trayectoria,
“Mi tema ha sido la historia del siglo XIX y en particular de los pueblos indígenas. En realidad, yo podría decir cómo se ha dicho que los temas de investigación lo encuentran a uno, pero yo creo que es de ida y vuelta, que uno los encuentra también porque ellos te quieren encontrar a ti”, considera.

Sus pininos en esta temática fueron en los años 70, cuando hubo un ascenso del movimiento campesino.
“Trabajando con el doctor Enrique Florescano, y como yo venía de formación antropológica, he estado muy atenta a los acontecimientos de la actualidad, que consistía en la toma de tierras y las movilizaciones campesinas para recuperar sus tierras. Trabajando en el área de historia, me preguntaba, ¿de dónde viene eso? ¿Cómo surgió? ¿Ellos se movilizaron antes? ¿O por qué? ¿De dónde surge esto? Y entonces, bueno, pues me invitó a trabajar esa temática dirigida por el profesor Gastón García Cantú”, relata.
Durante aquel seminario dedicado a la investigación de las rebeliones campesinas en el siglo XIX, Leticia Reina también estuvo un tiempo trabajando en el archivo de la Defensa Nacional, tema y material con el cual se fue a Francia al doctorado.
Al volver, ella y su tema se encontraron de frente: surgió el movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, se levantaron en armas “y entonces era como ver un movimiento campesino en vivo. Y de estar trabajando en los papeles, en los archivos, documentos históricos, de pronto aparecía así, tal cual, una movilización en vivo y a todo color”, recuerda.
Aquí destaca una la invitación de su profesora, mentora y amiga, la doctora Margarita Nolasco, una de los pocos antropólogos que nunca dejaron de estudiar el mundo indígena cuando estaba de moda estudiar la producción campesina con enfoque economicista.
“Ella insistió que el tema central de la antropología era la cultura indígena y entonces ella junto con lecturas de Gramsci me hizo voltear los ojos a que, efectivamente, había toda una simiente cultural que los campesinos no habían perdido y que se habían manifestado como indígenas. Fue cuando empecé a trabajar esa documentación y también el movimiento, los movimientos actuales en todo México a lo largo del siglo XX, pero ya con una mirada más de tipo antropológico”.
Con esto último, la investigadora se refiere a la importancia de ver estos grupos étnicos, conocer sus reivindicaciones y además cuáles eran esas manifestaciones culturales que los hacían identificarse como grupos étnicos.
“También debo decir que junto con esto se dio un ascenso de las etnicidades, no sólo en México, sino en todo el mundo. Incluso la fractura de la Unión Soviética, de Yugoslavia, etcétera, hay un ascenso de la etnicidad, nos hacen voltear los ojos a lo étnico y junto con lo que está pasando en México, empiezo a trabajar los movimientos indígenas”, agrega.
Leticia Reina reconoce que estos son momentos que marcaron su reflexión, producción e investigación de lo indígena, “ha sido mucho trabajo, a través de muchos años, pero muy satisfactorio, estoy muy contenta”, y habla tanto por ella como por sus compañeros para añadir: “Nosotros hemos hecho nuestro trabajo porque nos gusta, nos interesa, nos apasionamos por él, pero también me parece que hay un trabajo de reconocimiento también al Instituto”.
–¿Qué piensas sobre el uso de “indígenas” versus el uso de “pueblos originarios” que ha surgido en los últimos años?
–Me parece que es una discusión académica que se ha llevado también a lo político… ¿Cuáles son los grupos originarios? Se han reivindicado los grupos que están alrededor del distrito federal pero muchos de ellos son de migraciones que fueron como posteriores, comienza a reflexionar la historiadora.
Desde su perspectiva, el ser indígena implica que hay una cultura en su sentido más amplio antropológico, “que es todo el devenir de la organización de una organización social y cultural ideológica”.
Por otro lado, hace unas cuántas décadas se acuñó “pueblos originarios” como un término designado para grupos que habitan, pero que no necesariamente han habitado ahí desde el principio de los tiempos.
“En Xochimilco y Milpa Alta tienen rituales de corte indígena, pero originario se ha utilizado más bien para reivindicar zonas urbanas, para que se regularicen, así surge el concepto”, detalla.
Asimismo, la investigadora recuerda que ha habido tantas transformaciones de los pueblos, que no son los mismos que estaban en la época prehispánica.
“Tuvieron muchas transformaciones durante el periodo colonial, incluso adoptaron muchas de las instituciones españolas, las tierras del santo, las mayordomías, el ejido. Son instituciones españolas y culturalmente ya se transformaron y a lo largo del siglo 19 pues también mucho más”.

“Hay pueblos indígenas porque han mantenido una organización social y comunitaria y porque han mantenido en ciertos lugares la lengua del grupo étnico y ciertos rituales, incluso a veces todavía conservan la vestimenta”, continúa.
En ese sentido, las poblaciones indígenas de la actualidad no son los pueblos prehispánicos, que ya se fueron, señala. “Son pueblos que han tenido una gran capacidad de transformación y de adaptación a los cambios de un país y de una nueva nación, dignamente han mantenido ciertas instituciones y son producto de todo este paso histórico por el que ha transitado el país en su conjunto, no están aislados”, manifiesta.
HOMENAJE.
“Hasta me vuelve a dar así como emoción que no puedo hablar. Sobre todo yo agradezco el que nos hagan este reconocimiento, y a mí en lo personal, porque los homenajes siempre suelen hacerse a las personas cuando ya se murieron, que nos lo reconozcan en vida, pues es muy bonito”, expresa Leticia Reina Aoyama sobre la mesa dedicada en su honor.
El ciclo de conferencias a las trayectorias de “historiadoras eminentes” organizado por la Dirección de Estudios Históricos (DEH), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reconoce las trayectorias y legados de las investigadoras eméritas María Esther Acevedo Valdés, María del Consuelo Maquívar Maquívar, Leticia Reina Aoyama y Julia Tuñón Pablos, con mesas redondas que se realizaron los miércoles 7, 14, 21 y concluirán el 28 de mayo de 2025.
De acuerdo con el comunicado de la institución, este ciclo ofrece connotación amplia de emeritazgo como una palabra que “no implica necesariamente la jubilación, sino lo contrario: un académico o académica en activo al que, por sus méritos en la docencia y la investigación, se otorga la más alta distinción, caso de dichas expertas”.
La mesa del 28 de mayo estará dedicada a Julia Tuñón Pablos, quien escribió el primer relato histórico sobre la contribución de las mujeres en la construcción de la nación: Mujeres en México, una historia olvidada (1987). A inicios del nuevo milenio tuvo una versión corregida y aumentada, con el subtítulo: Recordando una historia.
Puedes seguir la transmisión a través de INAH TV (en Youtube y redes sociales del INAH). Las grabaciones de las mesas anteriores también están disponibles en internet.