
A través de imágenes oníricas en blanco y negro, las costumbres y tradiciones de los pueblos originarios de México llegan a España gracias al trabajo de Graciela Iturbide, ganadora del premio Princesa de Asturias de las Artes 2025, que asegura que su fotografía “tiene que ver mucho con la antropología”.
La fotógrafa mexicana se encuentra en Madrid para presentar ‘Cuando habla la luz’, una muestra organizada por la Fundación Casa de México en el marco del festival internacional de fotografía y artes visuales PhotoESPAÑA.
En una entrevista a EFE, Iturbide (Ciudad de México, 1942) dice estar “muy agradecida” por haber recibido el galardón Princesa de Asturias, considerado el más importante de España, aunque admite que todavía lo está “aterrizando”, porque nunca imaginó que se trabajo mereciese un reconocimiento así.
Ahora, Madrid acoge 115 obras que dan idea de sus 45 años de trayectoria, con fotografías icónicas como ‘Nuestra señora de las iguanas’ (1979) o ‘La mujer ángel’ (1979), enmarcadas dentro de sus trabajos sobre los juchitecas del sur de Oaxaca y los seris del desierto de Sonora.
Durante buena parte de su vida Iturbide ha dirigido su mirada hacia los pueblos originarios de México, trabajando en muchas ocasiones mano a mano con antropólogos. “En algún tiempo me hubiera gustado ser antropóloga”, confiesa.
Por ello, considera “un gran reconocimiento” recibir el Princesa de Asturias de las Artes el mismo año en que el Museo Nacional de Antropología de México a sido premiado en la categoría de Concordia.
“Estamos muy agradecidos con España, yo adoro y quiero mucho a España por mis antepasados”, añade.
Un México cercano a la muerte
Otro de los trabajos de la artista de 83 años que se podrán admirar hasta al 14 de septiembre en Madrid es la serie ‘El baño de Frida’, en la que documentó la reapertura de un baño en la Casa Azul, hogar de Kahlo en Ciudad de México.
Iturbide explica que la pintora surrealista es venerada en su país hasta el punto de haberla convertido en “Santa Frida”. Cree que esta fascinación se debe a que “en México nos gusta mucho el sufrimiento”.
A ello se añade una cercanía a la muerte, muy presente también en la obra de la ganadora del premio Princesa de Asturias, que asegura tener una “obsesión” por ella.
Las calaveras y máscaras de muerte de cartón son recurrentes en su fotografía. “En todas las fiestas, en todas las peregrinaciones que he ido, siempre está la muerte, en la fantasía y en la realidad”, asegura.
En México se sufre y se llora, pero también se goza, como sucede en el Día de Muertos, una tradición en la que aprecia una herencia española, como la costumbre de comer “huesos de santo” (un dulce típico). “Otra vez el mestizaje, nos llegan cosas de allá y cosas de allá para acá”, sostiene.
Una mirada hacia lo femenino
Aunque la fotografía a veces se vea como un arte “más humilde”, Iturbide destaca su valor “poético” y su importancia como documento histórico, familiar y sobre lo que uno “encuentra en el mundo”.
Para ella, es un pretexto para conocer la cultura de cada país. “Cuando viajo, fotografío lo que leo sobre el país, sus costumbres, sus lugares”, detalla.
En estos viajes, la artista ha dirigido su cámara hacia las mujeres. “Viví con ellas durante periodos largos en Juchitán (sur de Oaxaca), dormía en sus casas, iba al mercado con ellas”, recuerda sobre su periodo junto a los juchitecas, cuando estuvo “rodeada de mujeres”.
Iturbide recibirá el premio Princesa de Asturias el próximo octubre en el Teatro Campoamor de Oviedo (norte de España), en una ceremonia presidida por los reyes de España, acompañados por la princesa Leonor y la infanta Sofía.