
Este fin de semana el Colegio Nacional conmemoró el centenario de nacimiento de Rosario Castellanos (1925–1974) con dos jornadas de homenaje en su Aula Mayor: una mesa redonda el viernes 20 de junio y un recital de poesía el sábado 21 de junio.
Ambas actividades estuvieron coordinadas por el escritor y Premio Crónica, Juan Villoro, quien al presentar la mesa de ponencias sobre la escritora chiapaneca destacó su abordaje de la cuestión indígena vista “no como un atavismo del pasado, ni como una necesidad de recuperar -en clave pintoresquista o folclórica- un acervo, sino de entender a las comunidades indígenas como parte esencial de nuestro presente y futuro”.
“La visión multicultural de Rosario Castellanos fue precursora de muchas de las ideas que hoy se debaten y fue embajadora de México en Israel”, introdujo Juan Villoro, para quien las distintas facetas de la escritora no solamente se encuentran en los muchos géneros en los que incursionó, sino en los muchos estados de ánimo que aparecen en su escritura.
“Quienes tuvimos la suerte de tratarla, recordamos una persona solar, sonriente, cálida, entrañable, optimista y al mismo tiempo esta misma persona era capaz de entrar en honduras humanas muy complejas y su literatura está constituida por esta variedad de estímulos: una escritora que tocó temas eternos y complicados como la soledad o el amor, y también temas que pertenecen al repertorio mental de la modernidad, como la depresión y los quebrantos psicológicos del ser humano contemporáneo”, ahondó.
Durante la mesa de Homenaje para ahondar en perspectivas literarias, sociales y personales de Rosario Castellanos, como figura central de las letras mexicanas del siglo XX, participaron Ana Laura Santamaría Plascencia, Silvia Molina, Sara Uribe y Gabriel Guerra Castellanos, hijo de la escritora.
“Han sido días, semanas, meses muy intensos de homenajes, conmemoraciones, llamadas, mensajes y debo decir que han cubierto absolutamente todo el horizonte”, compartió Gabriel Guerra, en referencia a la recientemente inaugurada y bautizada Universidad Rosario Castellanos en Comitán y/o la exposición que se encuentra actualmente en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Observó que los textos de su madre han sobrevivido y opinó que siguen siendo vigentes, no parecen escritos hace +70 años.
“Lo que está diciendo acerca de la élites intelectuales/académicas, lo que dice del machismo oculto hasta en el diseño del vestido, lo que señala de los pueblos indígenas y su condición -ahora doblemente revivido el tema- es de hoy o ayer o hace 75 años”, consideró.
Por su parte, la directora de la Cátedra Rosario Castellanos, Sara Uribe reflexionó sobre la categoría de mujer en la obra de la homenajeada y destacó que hoy en día gracias a la reciente publicación de las cartas con su entrañable amigo Raúl Ortiz, sabemos que Rosario Castellanos estuvo en algún momento postulada para entrar aquí al Colegio Nacional.
“No quedó, quedó Carlos Fuentes. Otra historia hubiera sido, si hubiera quedado Rosario Castellanos”, planteó antes de abundar sobre el panorama del mundo que tenía Rosario Castellanos a sus 43 años, el cual “no era muy distante del nuestro en el presente. Para la autora, el mundo se aparecía roto, incongruente y absurdo”.
“La obra de Rosario Castellanos es notoriamente autobiográfica y parte de ella es feminista e indigenista, palabras -estas últimas- que no le gustaban”, comentó la escritora Silvia Molina.
También recordó que el año de nacimiento de la poeta, ensayista, novelista y periodista fue el mismo que el de Emilio Carballido, su amigo entrañable.
“Ambos se conocieron en la universidad y formaron parte de la generación de los 50, tan apreciada y leída por mi generación- Al lado de Inés Redondo, Amparo Dávila, Luisa Josefina Guadalupe Dueñas, de cuya casa salió Rosario vestida de novia, Luisa Josefina Hernández, Jaime Sabines, Dolores Castro, amiga desde la secundaria, Augusto Monterroso, Carlos Illescas, Otto Raúl González, Ernesto Cardenal, Ramón Giraud, Luis Ríos y Juan Bañuelo entre muchos otros”, agregó.
Además de una prolífica trayectoria de creación literaria, Rosario Castellanos se dedicó a la docencia, la promoción cultural y al servicio público. Fue redactora en el Instituto Nacional Indigenista, promotora cultural en Chiapas, maestra en la Universidad Nacional Autónoma de México, así como docente en universidades de Estados Unidos y Jerusalén y, desde 1971, embajadora de México en Israel, hasta su muerte en Tel Aviv, en 1974.
RECITAL
Por otra parte, el sábado se realizó el recital “Rosario Castellanos: otro modo de ser”, a cargo de la directora de la Cátedra Alfonso Reyes de la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey, Ana Laura Santamaría, quien dirigió y actuó esta propuesta; el productor musical y pianista, Patricio Garza hizo el diseño sonoro y musicalización ; y la artista Bárbara Gutiérrez (voz)
“La lamentación de Dido” fue el poema conductor del recital para acompañar con música en vivo algunos de los más icónicos textos de la autora, acompañados de música en vivo: “La distancia del amigo”, “Valium 10”, “Consejo de Celestina”, “Lo cotidiano”, “Advertencia al que llega”, “Amanecer”, “Canción de cuna”, “Amor” (fragmento), “Presencia”, “Meditación en el umbral” y “Misterios gozosos”.
Puedes ver la transmisión completa de ambos eventos en las plataformas de El Colegio Nacional.