Cultura

El germen del monólogo tiene que ver con la envidia y sentir que tu espacio de poder está en riesgo, dice Valentina Garibay

“Gran Slam” muestra esa patética obsesión del ser humano de ganar a cualquier precio

Teatro Valentina Garibay escribe y dirige la obra que se presenta en el Foro La Gruta.

¿Por qué duele tanto perder y qué estamos dispuestos a hacer todo lo necesario para ganar? Es el cuestionamiento que plantea el unipersonal “Grand Slam”, escrito, dirigido e interpretado por Valentina Garibay.

“El germen del monólogo tiene que ver con la envidia, la rivalidad, sentir que tu territorio y tu pequeño espacio de poder está en riesgo”, comenta la autora e intérprete de la obra.

En conversación sobre la temporada que se presenta en el Foro La Gruta, los lunes y martes, a las 8pm, hasta el 29 de julio, Valentina Garibay explica que su intención era abordar el espíritu de competencia y reflexionar “la animadversión de no querer comprender la otredad”.

La obra presenta a un personaje muy patético: la protagonista que está obsesionada con ganar, tenga que hacer lo que tenga que hacer. Entra en un vórtice muy obsesivo y autodestructivo, con tal de ganar empieza a padecer lo que antes amaba, que es practicar tenis.

“Es una tenista muy segura de sí misma, hasta que llega un personaje rival que es una extranjera, una neozelandesa. Intenté hablar de la otredad como un riesgo y un peligro donde no hay un ejercicio de empatía por entender que el otro puede estar pasando también por dificultades igual que tú”, describe.

Si bien la obra contiene referencias a Sadam Hussein y guerras de los 90s, la autora e intérprete asegura que no es una propuesta política. “No tiene este tinte político de manera explícita, al contrario, parece algo muy ligero, pero sí reflexionaba yo como ver el otro como enemigo y no como aliado”.

Egoísta, envidiosa y celosa, incapaz de ponerse en los zapatos de otros son algunas cualidades de la tenista protagonista de Grand Slam, a quien el público “sigue” durante dos meses de entrenamiento previos a un torneo.

Valentina Garibay señala que vivimos en un sistema de meritocracia en donde, por supuesto, tenemos que ganar. Ya sean premios o reconocimientos o agregar cosas a la lista de currículum. “Nos exigen mucho que seamos productivos, que seamos útiles, incluso a pesar de nuestra propia salud física y mental”, expresa.

Es por ello que la dramaturga se sirve del deporte como metáfora de la competencia entre personas y de una extranjera para simbolizar a las personas cuyas diferencias inspiran miedo o enojo.

“Claramente en el deporte hay un contrincante, tú tienes que ganar con puntos, un set, un torneo y bueno, en la vida habrá momentos en donde la gente tiene que competir, pero también podríamos ser un poquito solidarios”.

GRAND SLAM

Este unipersonal se estrenó en 2017. Desde entonces se ha presentado en el Centro Nacional de las Artes y el Teatro La Capilla, entre otros recintos.

Desde entonces la propuesta ha ido tomando formas distintas, en voces de otros creadores e intérpretes, hasta llegar al formato de colores neón, música techno, raquetas iluminadas y lluvias de pelotas que se presentan los lunes y martes, a las 8pm, en el Foro La Gruta.

“El público que va no necesariamente es gente de teatro, también llega gente que practica tenis”, comparte Valentina Garibay.

Confiesa que el tenis solo fue una excusa narrativa, pues dentro de los deportes era uno de los visualmente más atractivos para su propuesta. “No soy tenista, o sea practiqué y tomé clases de tenis a partir de que escribí esta obra”.

Sin embargo, haber tenido la experiencia deportiva le pareció enriquecedor y agradece poder conectar con gente que sí tiene una conexión ya sea profesional o amateur con este deporte. Es uno de los logros que la hacen sentir más contenta de este montaje.

“En la vida, al final, todo pasa. El estar arriba y tener premios, reconocimientos y logros y el estar abajo y sentirse mal y un perdedor. Todo eso te conforma como ser humano y esta sociedad no nos enseña a enfrentar los fracasos, nos enseña a ocultarlos, pero todos constantemente estamos enfrentando momentos en los que no somos los mejores y es mejor aprender a lidiar con eso y saber que no estamos solos en este proceso”, invita.

El costo del boleto es de $205 y pueden adquirirse en las taquillas del Centro Cultural Helénico, ubicado en avenida Revolución 1500, o en la página: helenico.gob.mx.

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