
La Ruta Huichol, un peregrinaje en México que recorre los sitios sagrados hasta Wirikuta, en el centro y oeste del país, es la propuesta mexicana para entrar en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, que se estudiará en la reunión del comité que comienza este domingo en París.Esta ruta abarca cerca de 550 kilómetros y comprende desde la región del Gran Nayar, pasando por Jalisco, Zacatecas y llega hasta el desierto de San Luis Potosí.
“Es una de las rutas precolombinas más representativas aún en uso en las Américas y es un testimonio excepcional de las tradiciones culturales vivas del pueblo Wixárika”, señala la propuesta mexicana.Según el Sistema de Información Cultural (SIC), como otros pueblos indígenas de Mesoamérica, los huicholes fueron expulsados de sus provincias originales durante el periodo colonial, lo que destruyó la continuidad de su territorio original.
Para regresar a sus principios, cada año recorren unos 550 kilómetros a través de los estados de Zacatecas y San Luis Potosí, guiados por el mar’akame (sacerdote).El consumo del peyote al final del trayecto tiene un simbolismo excepcional que refiere a la representación del dios Hikuri (el venado azul), por lo que estas personas acostumbran extraer su pulpa y utilizarla como medicina para el cuerpo y el espíritu.
La peregrinación sigue la ruta hacia el oriente, en un eje que inicia en las costas del Océano Pacífico.Los peregrinos reproducen la trayectoria de un mito original, según el cual los antepasados de los hombres surgieron del mar y emprendieron el viaje hacia Wirikuta para asistir al nacimiento del Sol, que iluminó por primera vez el mundo en la cúspide del Cerro El Quemado, en las inmediaciones del actual municipio de Real de Catorce, San Luis Potosí.
El recorrido está dividido en cinco ‘puertas’ localizadas en los principales sitios sagrados, la peregrinación implica la donación de numerosas ofrendas a lo largo de un centenar de cerros, rocas y manantiales, donde los peregrinos depositan flechas, velas, jícaras y objetos rituales conocidos como ‘tsikuri’ que representan mapas reducidos de la geografía sagrada.
Las ofrendas ceremoniales culminan finalmente en la quinta y última puerta, situada en el polígono de Wirikua, donde se encuentran los santuarios de Kwanameyapa y Reunari, el ‘Cerro Quemado’ donde surgió el Sol después de realizar un viaje por el inframundo.El objetivo de las peregrinaciones es seguir los pasos de los antepasados para pedir lluvia y bienestar.
A lo largo de la ruta, los chamanes recrean y transmiten a los jóvenes el legado tribal mediante cantos, relatos y rituales sofisticados, el cual, además de los conocimientos chamánicos, religiosos o médicos, incluye el uso diversificado de ecosistemas o la conservación de la variedad genética de especies cultivadas.
Lo que es de vital importancia ya que la lengua huichol no tiene escritura, por los que las peregrinaciones funcionan como “universidad itinerante mesoamericana”, eje de un sistema de conocimiento basado en la naturaleza.
“Este peregrinaje es la única forma de conservar vivo el legado mesoamericano de esta cultura ancestral”, señala el SIC.La peregrinación representa también un proceso de iniciación colectiva mediante el cual un grupo de hombres, conocidos como ‘jicareros’ y encargados de los templos ceremoniales, adquiere las capacidades necesarias para convertirse en ‘mara’akate’ o médico tradicional.
Sin embargo, aunque se sigue realizando año con año, su ejecución se ha visto amenazada en las últimas décadas debido al desarrollo de proyectos agrícolas e industriales, el saqueo de las ofrendas ceremoniales y una creciente disminución del peyote en el desierto de San Luis Potosí.