
El arte contemporáneo ha consolidado su ecosistema en el Siglo XXI; no obstante, el predominio institucional y de mercado del arte actual ha generado entre los artistas Millennials una mezcla de ansiedad por lograr insertarse al mundo del arte, y una vez dentro, permanecer ahí, triunfos que no son más que mera ilusión.
El ecosistema mexicano de la Ilusión en el arte está constituido por: SOMA, Zona Maco, Salón Acme, la Feria Material, los apoyos del Patronato de Arte Contemporáneo, PAC; la participación en la feria Suiza, Liste, de nuevas galerías como General Expenses o Lodos; o la institucionalización de jóvenes artistas en el Museo Universitario Arte Contemporáneo, MUAC, Museo Jumex, Museo MARCO de Monterrey, pequeños proyectos individuales curriculares en el Museo Carrillo Gil o revisiones como El Fin de lo Maravilloso I Cyberpop en México, 2023-24, Museo Universitario del Chopo, o las dos exposiciones en el Museo Tamayo de Otrxs Mundxs, 2020-21 y 2024-25; así como residencias artísticas o exposiciones en galerías, museos o bienales en el extranjero. Demostración prístina de este espejismo ilusorio, fue como Marco Esparza —alumno de la generación 2016 de SOMA— fue invitado por Magali Arriola a participar en la exposición Sunset Décor, 2017, en la prestigiosa galería neoyorquina Marian Goodman; ¿qué ha pasado con la carrera de Esparza?; pues NADA, ¿usar a Esparza sólo fue una estratagema para legitimar a SOMA?.
El arte del Siglo XXI está muy lejos del nivel de innovación del Siglo XX, debido en parte a la “prohibición” antiformalista impuesta por la mafia curatorial que ha proscrito la investigación estética y formal al declarar la muerte de la representación. Si “ya todo está hecho”, a los Millennial no les importa innovar; sino seguir modas y modelos históricos para entrar al mercado y no arriesgarse con “pretensiones” individualistas que rompan el pacto “comunitario” gremial y gregario e incomoden a curadores prepotentes, artistas celosos, Instituciones mezquinas o coleccionistas agitabilletes ciegos e ignorantes. ¿Haydeé Rovirosa es la madrina auto reciclada de Temístocles 44 quien ahora solapa al infantilizado arte Millennial?
¿Para qué esforzarse? si todo lo filtra, legitima y/o vende una élite del arte clasista y complaciente; ¿es la Millennial la última generación en cultivar una carrera con la cual insertarse en el mundo del arte y su mercado?, ¿a los Millennials les toca enterrar al Arte Contemporáneo?.

IG: @egea.eduardo