
En el nicho del cine de terror moderno, las historias que se narran suelen carecer de una construcción profunda de personajes. Más bien, el sentido de amenaza queda en manos del uso exagerado de los jumpscares y la muestra desmedida de sangre en busca de darle a la historia el impacto que necesita. Con estos elementos, aunque es posible conseguir una reacción del espectador, se trata únicamente de una herramienta momentánea, entregando así una película sin recursos visuales interesantes que perduren y obteniendo un filme que no logra brillar.
Entre todas las producciones que se proyectan en salas formando al cine mexicano de los últimos años, Michelle Garza Cervera estrena en 2022 su ópera prima: Huesera.
Contando previamente con una lista de cortos del género del horror, su primer largometraje sigue la historia de Valeria quien, al quedar embarazada, comienza a tener visitas de un ente que se dedica a atormentarla.
Esta presencia, quien nunca tiene una forma física precisa y a la que denominan “Huesera”, le causa un malestar a Valeria que se manifiesta precisamente en los huesos, en particular en el crujido de estos. Escuchar a alguien tronarse los dedos y con ello desencadenar una serie de sonidos que comúnmente no son agradables no es algo desconocido para la gran mayoría de las personas.
Huesera explora esta idea y aprovecha la mezcla sonora para mostrar el sufrimiento de Valeria sin recurrir a sustos pasajeros: es un estado de alerta e interés que se crea de forma meticulosa. Otro punto a resaltar son los flashbacks, pues la decisión de usarlos para contar el pasado de Valeria antes de su embarazo, en lugar de usar el famoso elemento para contar el origen del mal, le da más valor a la profundización del personaje, una mamá que no es perfecta y con quien incluso cuesta trabajo empatizar a ratos.
La cinta de Garza Cervera se encarga también de unir una leyenda popular mexicana con un tema que hoy en día sigue siendo vigente: las incertidumbres de la maternidad y el no hablar siempre maravillas de este proceso. En cuanto a la parte visual de la película, se utilizan secuencias tanto minimalistas para generar preguntas como coreografías sumamente planeadas que logran expresarse sin la necesidad de diálogos.
Si alguien está en busca de un terror cinematográfico que eluda los escalofríos prefabricados, podría asomarse a la propuesta de esta cineasta con su Huesera.