Cultura

Los conciertos serán los días 3 y 5 en Bellas Artes. El programa lo completan “Tres aires chilenos”, de Enrique Soro, y la Sinfonía 8, de Beethoven

Rafael Aguirre y la Orquesta Sinfónica Nacional interpretarán el “Concierto de Aranjuez”

Concierto. El guitarrista español Rafael Aguirre y el director de orquesta, Ludwig Carrasco.

El guitarrista español Rafael Aguirre ofrecerá dos conciertos los días 3 y 5 de octubre en el Palacio de Bellas Artes con la Orquesta Sinfónica Nacional, e interpretarán el “Concierto de Aranjuez”, de Joaquín Rodrigo.

 “Se trata de una obra muy pasional y será por eso que gusta mucho a los mexicanos, porque también son muy pasionales”, dice en conferencia de prensa.

Ludwig Carrasco, director de los recitales, señaló que el título del programa es “Sonidos de Tres Mundos” y serán noches que reunirá obras de tres culturas musicales distintas.

“Comenzamos con la pieza Tres aires chilenos de Enrique Soro, una suite orquestal que evoca los paisajes y sonoridades populares de la Región de los Lagos, en el sur de Chile. Fue escrita en la década de 1940, que es una obra muy agradable, muy atractiva, una paleta sonora muy seductora y da paso al “Concierto de Aranjuez. Luego viene la segunda parte del programa con la Sinfonía 8 de Beethoven, una de las obras menos interpretadas de su catálogo de nueve sinfonías, todas ellas obras maestras, pero ésta es como una de las hermanas menores, o la hermana menor de la gran novena, y queremos con esto también completar un programa muy atractivo y accesible”.

Al guitarrista Rafael Aguirre se le preguntó, dada su estancia de un año en México,

¿por qué crees que el Concierto de Aranjuez causa tanto furor en los mexicanos?

A lo que respondió: Puede haber varias razones y la primera es una obra muy famosa. La he tocado en Tokio, en Moscú en Reino Unido, en Francia en muchos lugares a la gente se apasiona.

Y entonces, explica, “creo que el mexicano es muy pasional y el Concierto de Aranjuez es también muy pasional, y hay otro tema y es algo que me enseñó mi esposa que es mexicana: el albur, y en la obra de Joaquín Rodrigo también”.

“En la música clásica se tiende a señalar que es muy seria, peros sus compositores no son tan serios. Si supieran la vida que llevan, no lo creerían. Tu vez a veces fotos de estos grandes maestros gozando el momento y son personas como nosotros, que les gustan las mismas cosas, las mismas tonterías, jugaban al billar y muchas cosas más como las que puso Milos Forman en Amadeus, que pudo haberlas hecho no Mozart en su vida, a Beethoven le gustaba el vino, a Bach también y lo vemos como el dios de la música, y así otras historias”.

Por eso, añade, “no creo que sólo los futbolistas o los reguetoneros sean gamberros, también los compositores y los solistas lo somos”.

Al final, al publico mexicano le gusta, porque seguramente tiene buen gusto.

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