
De la España legendaria llegó a Veracruz un día, música de Andalucía y de las Islas Canarias, fue una mezcla extraordinaria entre Mondongo y San Cocho y por el siglo XVIII, con fuerte influencia africana, comenzó a andar la sabana, naciendo así el Son Jarocho”, versa Mauro Domínguez, decimista miembro del grupo Mono Blanco.
En la famosa Casa de Prensa, previo al concierto “Fandango Monumental: fiesta de son y raíz” con el que este viernes inauguraron el 53 ° Festival Internacional Cervantino, Adriana Cao de Caña Dulce Caña Brava; Carlos Barradas de Ensamble de Arpas Andrés Huesca; Gilberto Gutiérrez Silva y Mauro Domínguez de Mono Blanco; y Roberto Rentería del Sistema Nacional de Fomento Musical se reúnen para hablar sobre el Fandango y tradición musical veracruzana.
“Y gracias a estos maestros, guardianes de nuestra esencia, hoy compartimos la herencia cultural de los ancestros. Por eso los frutos nuestros tienen distinto matiz y en diversa directriz hacemos de este legado un árbol ramificado con una sola raíz”, declama el autodenominado ‘trovador’, Mauro Domínguez, sin leer ningún papel.
“Guanajuato, ahora que puedo caminar por tu adoquín, siento como si Agustín visitara a José Alfredo. Por lo mismo, me concedo seguir su mismo camino. Y hoy que Veracruz se vino para repartir calor, nos representa un honor estar en el Cervantino”, añade seguido de aplausos por parte de los medios de comunicación.
El cofundador del grupo Mono Blanco, Gilberto Gutiérrez Silva comenta que en Veracruz, el son jarocho ha tenido un proceso de recuperación de casi 50 años.
“Es muy importante el Fandango porque su recuperación fue lo que permitió al son jarocho seguir existiendo”, destaca sobre la fiesta de la música, aunque “hay tradiciones que conservaron la música, pero no la fiesta”.
Para él, en este género existen “dos especies” de agrupaciones musicales: “ahí los que somos abocados a la tradición, al trabajo comunitario y los otros músicos, que no hacen trabajo comunitario”.
A Gilberto Gutiérrez Silva le parece fundamental ir a las comunidades a enseñar a niños y jóvenes.
“Cuando se recuperó el fandango, que también se le llama huapango, los viejos músicos regresaron a tocar y los jóvenes músicos empezaron a hacerse adictos al fandango porque es una cosa que genera una energía colectiva positiva, felicidad, convivencia multigeneracional, genera participación muy amplia”, observa.
Señala que el son jarocho el fandango se volvió muy incluyente, lo que ha permitido llegar a lugares de otras tradiciones y “ayudó a que esas otras tradiciones viraran los ojos hacia ellos mismos y empezar a resurgir, a darle fuerza”.
“En este momento podemos decir que hay un regreso del son mexicano con mucha fuerza, a pesar de que no somos mediáticos y en los estados no pelan esas tradiciones”, expresa.
De acuerdo con la experiencia de gestión, promoción y enseñanza que ha tenido, Gilberto Gutiérrez Silva indica que la recuperación del fandango ha sido un proceso en el que se formaron lauderos -para que hubiera instrumentos- y ahora se ha vuelto el modo de vida para muchas personas.
Por ello, subraya que se “tiene que hablar del movimiento cultural jarocho. Esto demostró que la cultura sí genera economía, sí genera dividendo, ha evitado que mucha gente tenga que abandonar sus comunidades y se ha hecho una cosa increíble porque tiene su parte literaria, su parte plástica, de vestimenta”.
Le parece que todo esto demuestra que el trabajo comunitario permanece y por eso es una meta.
Alude que el programa gubernamental de los Semilleros Creativos seguramente se inspiró del trabajo comunitario, pues “replicaron el proyecto” y eso contribuyó a la resurrección del fandango.
“Cuando se juntan pueblo y gobierno con una misma dinámica, cosas suceden. Ahí estamos los que hacemos el trabajo mediático para preservar todo esto, la tradición es una cosa práctica, hay que hacerla, no solo dentro del escritorio, hay que ir allá, hacer los fandangos, hacer talleres con los niños, generar instrumentos”, elabora.
“Los proyectos institucionales son muy buenos, sobre todo cuando están bien enfocados. Pero luego se acaba el presupuesto. Y cuando se acaba el presupuesto, ahí está la comunidad”, añade.
Además del concierto inaugural, Mono Blanco se presenta 13 de octubre en la Alhóndiga de Granaditas, junto al Ballet Folklórico de Amalia Hernández.
EL FIC UN FANDANGO
Para Adriana Cao de la agrupación Caña Dulce Caña Brava, el Fandango es “como un espejo de las tradiciones de Veracruz”.
“Fundamos este grupo Raquel Palacios Vega y yo, hace 18 años. Teníamos una inquietud de escuchar a las mujeres con pocos instrumentos (...) y ha ido creciendo, ahora venimos con más integrantes, bailadoras que ya tienen mucho tiempo con nosotras”, presenta.
Si bien concede que es imposible de demostrar todo, el propósito de esta propuesta es mostrar “lo más que tiene Veracruz, de su cultura, de su arte, de su música y estar en este momento aquí es para mí un orgullo”, declara.
Cada vez más mujeres participan en agrupaciones musicales y relata que para ella fue crucial nacer entre siete mujeres, en una familia que esperaba hombres.
“Entonces, mi papá nos enseñó desde pequeñas que teníamos que aprender de qué tradición veníamos. Y Don Pánfilo Valerio, que era un músico tradicional de allá, nos enseñó a zapatear primero y luego a tocar”, comparte.
También tuvo contacto con Don Nicolás Sosa y Don Andrés Alfonso Vergara, a quienes menciona como maestros, pues ha intentado emularlos “porque los admiro mucho a los tres”.
Anteriormente, Caña Dulce Caña Brava se ha presentado en distintas sedes de Latinoamérica, Europa y Asia y en cada ocasión buscan transmitir el mensaje de que “esto nos representa, es para ustedes también, es nuestra música, pero es de ustedes también”.
“Y hemos encontrado a muchos a muchos pobladores mexicanos regados por el mundo. La música une, es un lazo muy importante que nos ha llevado a compartirla con muchos músicos”, agrega Adriana Cao.
Más de 100 personas participan en el concierto inaugural, además de Mono Blanco y Caña Dulce Caña Brava están el Ensamble de Percusiones de Xalapa, Son de Madera, los grupos Tradicional Comunitario de Son Huasteco “Cántaros de sol” de Zozocolco de Hidalgo, Veracruz Tradicional Comunitario de Son Huasteco “Kuitól Tének” y Tradicional Comunitario de Son Jarocho quienes sumarán sus voces con cantos en lenguas indígenas de sus regiones.
Por su parte, Carlos Barradas director musical de Ensamble de Arpas Andrés Huesca recuerda que Andrés Huesca fue un personaje histórico, primer arpista que abrió brecha en la Ciudad de México.
“Y por esa brecha caminamos muchísimos. Se ha vuelto un ícono verdaderamente importante para nosotros”
Respecto del ensamble informa que se conforma por cuatro generaciones de destacados arpistas que buscan conjugar distintos estilos y recuperar figuras importantes.
El Ensamble de Arpas Andrés Huesca abre el programa con tres números musicales emblemáticos del son jarocho: Siquisiri, Balajú y El Colas.