Cultura

La obra, de Angélica Lidell, Se presentó en el FIC y tendrá en el Cenart y el Foro La Gruta, del Centro Cultural Helénico

“Terebrante”, un montaje transgresor del teatro y el flamenco tradicionales

Obra. Una escena de “Terebrante” de Angélica Lidell. (Gabriel Morales)

Las propuestas con las que arranca el Cervantino se sostienen en su duración: performances de una hora que se estructuran como mosaicos y collages de sonidos e imágenes, no lineales y no necesariamente narrativos, más bien poéticos, que adquieren un sentido hacia el final, como “Sun&Sea” o como “Terebrante” de Angélica Lidell, cuyos últimos 15 minutos son el colmo para muchos espectadores que optan por abandonar el teatro.

Este fin de semana, en el Auditorio del Estado que no se llenó, la dramaturga española, Angélica Liddell presentó una forma de dolor particular: la que resulta de lastimar con saña una parte ya adolorida del cuerpo.

Al inicio parecen leyendas proyectadas que explican posturas identitarias del flamenco y que inspiran a la creadora, como es el cantaor Manuel Agujetas.“He sufrido mucho. Si tú no has sufrido ¿qué flamenco vas a cantar?”; “Si usted no tiene causa, ¿por quién va usted a cantar?”, cita a través de una proyección y entra en el escenario oscuro hacía unos zapatos o botines con tacón.Una vez puestos, con los calzones negros a la mitad de las piernas a modo de constreñir el movimiento, la intérprete comienza a zapatear y hacer gestos propios de la danza flamenca, sin llegar a ser propiamente una danza flamenca.

Así comienza “Terebrante”, propuesta que se presentó en el Auditorio del Estado en el primer fin de semana del 53 Festival Internacional Cervantino y causó reacciones diversas por parte del público.

“TEREBRANTE”

Entre las imágenes más chocantes de esta propuesta una boca aparece en la pantalla. Una boca con dientes podridos se abre frente a los espectadores, mientras una pinza los saca uno por uno, luego corta la encía para sacar los restos. El espectáculo es una sucesión de acciones que transgreden la expectativa tradicional del Teatro y Flamenco.

La intérprete se mete un cigarro en los genitales, enseña el culo, imita algunos movimientos de danzas flamencas, se queda inmóvil mientras guitarras caen del techo a su alrededor, es cubierta con una sábana y luego bañada en vino tinto… Hacia el final, Angélica Lidell entra al escenario arrastrando la bandera gitana que también se proyecta en una pantalla gigante sobre el escenario.

En este punto, la parte identitaria está totalmente destruida y solo queda una Lidell enjaulada en el escenario, que se arrastra y se mueve espasmódicamente, se baña en alcohol y se lo bebe, se penetra a sí misma y muestra a detalle todo su cuerpo al público. La gente quiere que ya acabe el “Terebrante”, se escucha un chiflido como aquellos que hacen en el cine cuando no ponen la película o hay alguna falla técnica. Algunos de plano se salen.

Al terminar, la intérprete se cobija con la bandera gitana, lo que se siente como un momento de ternura y cierre.Baja el telón. Parece que ya acabó el performance, que van a encender las luces. Pero no. La oscuridad sigue. Se escuchan ranas y cigarras y luego empieza la canción For Your Eyes Only de Blondie.Al subir el telón, Angélica Lidell ebria vuelve a hacer algunos pasos alusorios al flamenco mientras algunas otras personas se van del teatro.

Luego de bailar un poco más, la intérprete sale del escenario e inmediatamente la gente comienza a aplaudir, casi como si así decidieran que ya se acabó, quizás desesperados porque la información técnica decía que duraba 60 min, pero el espectáculo duró una hora y media.Entre aplausos salen los intérpretes a despedirse, hacen reverencia de agradecimiento y ayudan a la protagonista a mantener el equilibrio cuando salen -final y definitivamente- del escenario.

Aunque globalmente fue una propuesta sin novedad, que utiliza todos los lugares comunes de la transgresión escénica al público, “Terebrante” dio mucho de qué hablar.Las reacciones de los espectadores fueron variadas. A unos les pareció vulgar y sin sentido, a otros les pareció devastador y contundente, se generó conversación sobre el arte y la estética, sobre los límites del público, sobre el significado de la propuesta, del flamenco, de la identidad y la religión.“Iconoclasia, pura iconoclasia”, calificó una de las personas que sí se quedaron al final.

Si bien hubo desnudos y violencia, posiblemente lo que más ofendió a la mayoría fue el recurso de imágenes y símbolos religiosos. Quizás hubiera sido necesaria una advertencia previa, por parte del Festival, un poco más enjundiosa que el anuncio: “Algunas presentaciones dentro de la programación del Festival Internacional Cervantino pueden incluir escenas con desnudos artísticos, uso de luces estroboscópicas, lenguaje explícito o soez que podrá resultar sensible para algunas personas. Se recomienda discreción al público asistente”.

No hay diálogos en el espectáculo, ni luces estroboscópicas, ni los desnudos son lo que uno espera al leer ‘artístico’: esta presentación incluye desnudos explícitos, imágenes perturbadoras, violencia simbólica, gritos humanos, olores fuertes (humo de cigarro y alcohol) que podrán resultar sensibles para algunas personas.

VE A VERLA

Este jueves 16 de octubre, la Compañía Atra Bilis Teatro presentará “Terebrante” en la Ciudad de México, en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (CENART) a las 8pm.El 17 de octubre de 2025 tendrá funciones a las 12:00 y a las 2pm en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.

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