
El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) dedica al pintor, poeta y escultor cubano Wifredo Lam su mayor retrospectiva en Estados Unidos, con más de un centenar de obras que siguen su recorrido vital y lo ponen en valor como ejemplo del “artista transnacional” del siglo XX.’Wilfredo Lam: Cuando no duermo, sueño’, que abrirá el próximo 10 de noviembre, incluye 130 obras de diferentes disciplinas del artista, de ascendencia africana y china, que abarcan desde 1920 hasta 1970 y beben de su experiencia paso por varios países como exiliado en la época de entreguerra.
Es la apuesta fuerte del museo para esta temporada y, en concreto, de su nuevo director, Christophe Cherix, que se encargó de organizar la muestra y hoy destacó en un pase de prensa cómo Lam tuvo una vida difícil pero “tomó los problemas y les dio la vuelta”, volcándose en el arte pese a la escasez de medios.Uno de los ejemplos es su obra emblemática ‘La jungla’ (1942-43), un mural en óleo y carbón sobre papel que plasma un exuberante caos de cuerpos humanos, plantas y animales, y en el que, a su regreso a Cuba tras 18 años, incorporó elementos de la santería, de la cultura cubana y el paisaje caribeño.
También se expone por primera vez en EU otra pieza de gran tamaño, ‘La guerra civil’, en la que retrata el enfrentamiento del conflicto en España, donde se asentó en 1923 para estudiar y permaneció 15 años, hasta que tuvo que exiliarse a París y allí conoció a otras figuras vanguardistas contemporáneas.
De aquella dura época también dejó ‘Dolor de España’, que describe la derrota republicana, y ‘Madre y niño’, en la que recrea la imagen de su primera esposa acunando a su bebé tras la muerte de ambos por tuberculosis, que compró el director fundador del MoMA, Alfred H. Barr Jr, en la que fue su primera venta para un museo.Precisamente, un descendiente del artista y gestor de su patrimonio, su hijo Eskil Lam, dijo allí en nombre de su familia sentirse feliz porque “el momento ha llegado” de que se reconozca al modernista en el MoMA, y expresó su deseo de que “se expanda la manera en que es percibido”.
Otra de las estrellas de la muestra es un mural que el museo acaba de adquirir de un coleccionista privado en París que la tenía en su casa y que no se ha visto en más de 60 años, la más grande de su carrera y, según destacaron hoy los expertos, quizás la más significativa, ‘Grande Composition’, de 1949.
En ese mural, Lam, que veía la pintura como un “acto de descolonización”, reúne figuras con rostros que remiten al arte africano, nativo americano y oceánico, así como pájaros, con los que decía sentirse identificado y que se repiten en su obra, unidos por líneas diagonales y flechas.La comisaria de la muestra, Beverly Adams, abordó hoy además que el “legado” de Lam fue también su impacto en los artistas de su generación, desde Pablo Picasso hasta André Breton, con los que colaboró, algo que se puede ver también en sus revistas y poemarios junto a Éduard Glissant y René Char.
La retrospectiva no incluye obras del Museo de Bellas Artes de La Habana debido a los temores de la entidad de que pudieran ser incautadas en EU tras demandas de exiliados cubanos que buscan compensación por propiedades confiscadas durante la Revolución, según publicó The New York Times.