
A pesar de que el concepto de la muerte está muy presente en todos los estudios sobre el fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo, el curador de la muestra “Registro de oscuridades”, Raúl Rueda señala que los investigadores suelen abordar el tema desde la mirada festiva.
“Como celebrando esta particularidad del mexicano, que es juguetón con la muerte, pero creo que Álvarez Bravo nos muestra algo más profundo”, dice en conversación con Crónica, en la sala Manuel Álvarez Bravo del Museo de Arte Moderno (Paseo de la Reforma y Gandhi s/n, Bosque de Chapultepec).
Lo particular y diferente de su propuesta, entre otros acercamientos que se han hecho, no es desde esta mirada más tradicional, popular del concepto de la muerte, “sino más personal, más introspectivo, pero también relacionado con los acontecimientos políticos y sociales del México del siglo pasado”.
REGISTRO DE OSCURIDADES
La exposición abarca más de 40 años de trayectoria del artista e integra 23 fotografías seleccionadas entre más de 400 del acervo que el MAM resguarda desde 1973 y Raúl Rueda sospecha que seguirá creciendo: “Antiguo osario” (Roven, Francia, 1960); “Ruina de ruinas” (1932); “La tercera caída” (1934) y “Aparición a las 12 (Coyoacán, s.f) son algunas que sobresalen.
En particular, “Aparición a las 12” es una foto poco conocida de una pared con humedad que se puede ver a las 12 del día, cuando el sol está en su cenit y alude a la cuestión mágica de la naturaleza, de momentos en específico donde las cosas pueden aparecer.
“Es una imagen muy evocativa que también nos habla de la cuestión fotográfica, de cómo el artista va recorriendo la ciudad, los espacios, con una mirada muy particular, porque justo encontrar esta especie de apariciones necesita una mirada muy curiosa”.
Aunque se trata del fotógrafo mexicano más conocido del siglo pasado, “nos damos cuenta que todavía hay mucho por explorar e imágenes por descubrir. Entonces, creo que el número seguirá creciendo”, pronostica el curador.
Detalla que el grupo completo de imágenes se había expuesto en el año 72, pero ahora el MAM las expone temporalmente y por partes.
“Intenté que hubiera imágenes icónicas que la gente viene buscando ver del fotógrafo [como La tercera caída], pero también poder traer imágenes distintas, de los árboles, son imágenes poco expuestas o como Aparición a las 12, que también es una fotografía pocas veces mostrada en las exposiciones”.
Al hacer la selección, Raúl Rueda cuenta que se enfocó en conceptos como la muerte, la memoria y el recuerdo.
“Me di cuenta que uno de los temas más recurrentes era la muerte y cómo se expresaba no solo en los panteones, las tumbas, que sí es algo muy importante, pero también en otros espacios”, observa.
Desde su perspectiva, una imagen puede ayudar a repensar la idea de la muerte y los espacios de la memoria.
“Podemos ver que el artista tiene una fascinación por este concepto y cómo a lo largo de su trayectoria se van transformando estas imágenes. Queremos armar una narrativa y abrir con imágenes que evocaran los restos que quedan tras una pérdida”, detalla.
Objetos de personas ausentes, huesos, panteones son algunos elementos apreciables en las fotos, en los cuales la curaduría se enfoca para dar una visión crítica y compleja de la idea de la muerte como un estado en el que las personas “desaparecen” para “aparecer de otra forma”, a través de objetos personales donde vive su recuerdo o símbolos más universales como una tumba.
“Las condiciones políticas y económicas de la modernidad en México marcan otro tipo de muerte: la muerte violenta, pero también las personas que están en el olvido, y luego nos acercamos más a una visión más poética de la muerte y cómo Álvarez Bravo también utiliza la fotografía como sugerencia para evocar conceptos en específico”, ahonda el curador.
“Seguimos también con una faceta interesante del artista que es su aproximación a lo natural, a la naturaleza, al paisaje, pero en particular a retratos de árboles y cómo es que él intenta expresar ideas de violencia, pérdida y muerte en el retrato
de estos seres, yo elegí dos fotografías que yo creía que eran más reflexivas, un poco como para volver al inicio de la exposición y darnos cuenta hacia dónde nos lleva esta reflexión en torno a la pérdida”, añade.
La muestra invita a revisar los aspectos más humanos y oscuros del ciclo de la vida, tal y como fueron registrados por la mirada lúcida y poética de una de las grandes figuras de la fotografía del siglo XX. Asimismo, forma parte de las relecturas que el Museo realiza de la obra desde 1973, cuando Álvarez Bravo donó dicho conjunto de imágenes, mismas que el fotógrafo expuso en 1972 en el Palacio de Bellas Artes.
Raúl Rueda recordó dicha historia y destacó el valor del acervo: “Desde los años setenta, el Museo ha revisado una y otra vez esta colección porque permite aproximarse a Álvarez Bravo desde múltiples ventanas. Cada retorno revela una nueva forma de mirar”.
LA IMAGEN QUE CONDENSA LA OSCURIDAD
De acuerdo con el curador, entre las piezas Ofrenda II destaca como núcleo conceptual. “Es la obra que mejor reúne las ideas de la muestra... Ahí están la muerte, la ausencia y el daño ecológico en un solo encuadre: un árbol herido que se convierte en memorial. Resume la fractura entre tradición, territorio y modernidad”.
La exposición invita a reflexionar sobre la presencia constante de la muerte en la vida social del país, agrega: “Volver a Álvarez Bravo permite pensar esa ausencia desde otro lugar: con una mirada poética que no elude la crítica ni el peso emocional del vacío”.
Los visitantes recorrieron las salas con una mezcla de silencio, interés y reconocimiento. Las imágenes, algunas poco conocidas, construyen un relato que se mueve entre lo ritual, lo íntimo y lo político.
Manuel Álvarez Bravo: registro de oscuridades está abierta hasta febrero de 2026 en la Sala Manuel Álvarez Bravo del Museo de Arte Moderno (Paseo de la Reforma y Gandhi s/n, Bosque de Chapultepec).
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