
“Como mexicanos tenemos deuda con los exponentes de la cultura de artes plásticas del otro lado de la frontera: hacen falta más exposiciones de artistas chicanos, que dialoguemos y estemos en constante sinergia”, considera la artista mexicana Betsabeé Romero.
Próximamente, el Museo de Arte Latinoamericano (MOLAA por sus siglas en inglés) de California, Estados Unidos, presentará la exposición individual “La espiral sin fin: Betsabeé Romero”, como evento colateral de la 60ª Exposición Internacional de Arte – La Biennale di Venezia.
“Gracias a una invitación de un Museo de Los Ángeles, el tercero en el mundo dedicado al arte latinoamericano y el único en California -que es la segunda ciudad más poblada de mexicanos - y donde más participaciones he tenido yo”, comenta la artista sobre esta muestra que inaugurará el 20 de abril y se podrá visitar en la Fundación Bevilacqua La Masa (Plaza de San Marcos, 71C; Venecia, Italia) hasta el 1 de septiembre de 2024.
En conversación con medios mexicanos, la artista explica que hace un año, durante Zona Maco precisamente, a través de la directora y curadora del MOLAA recibió la invitación para participar en la selección de proyectos paralelos que forman parte de la Bienal de Venecia 2024.
“Gracias a ellos se logró que este proyecto se dirigiera hasta allá, sin saber que podíamos ser seleccionados”, relata.
Finalmente, después de varios meses y formatos complicados para poder participar, la exposición individual de Betsabeé Romero, propuesta por el MOLAA fue uno de los 30 seleccionados para el programa paralelo de la Bienal, cuya temática será “Extranjeros en todas partes".
“Todo lo que tiene que ver con movilidad y migración queda perfecto y que la iniciativa venga de un Museo que no es de mi país, donde la directora es puertorriqueña, la curadora es argentina y donde quieren representar a una mexicana, que ni siquiera vive en ese territorio, pues era como un extranjerismo por todas partes. Me pareció que sí confluía de una manera muy significativa”, expresa Betsabeé.
Asimismo, la artista adelanta que la exposición se integra de 6 instalaciones nuevas, creadas bajo comisión: “Señales que nos guían hacia el exilio”, “Identidad”, “Frontera espinada”, “Tótems rodantes de caucho y oro”, “En el punto de fuga de las sombras” y “Plumas de un amanecer en espiral”.
FRAGILISTICO ESPIRALIDOSO.
A lo largo de las 6 salas que integrarán “La espiral sin fin”, Betsabeé Romero abordará el tema oficial de la Bienal 2024 desde sus propios temas artísticos: la movilidad, la migración y el sentido amplio de la imposición de fronteras y bordes, “estas líneas casi punzo-cortantes que hieren la identidad cultural, la identidad de género, personal, comunitaria, cultual e histórica d grupos de personas y comunidades”.
Para ella, esta cuestión fronteriza de separación entre países de todo el mundo es causa de escenarios de muerte y será el contexto principal al que se refiere en cada sala, como hilo conductor.
“Pero también hay espejos donde nos vamos a reflejar como parte de una sociedad donde estamos escindidos por una constante polarización, que ha cortado muchos diálogos en relación a posiciones políticas, ideológicas, de género, de religión. Estas polarizaciones han escindido nuestras propias identidades”, comenta.
En términos de materiales, Betsabeé no planea lanzarse a algo que nunca haya hecho en una ocasión tan importante.
“Tiene que haber algo de lo que ya estoy segura que sé hacer, pero tratando de encontrar algo que aporte algo diferente a la creación porque la reflexión es inédita y en este guión de la narrativa en torno a lo fronterizo esta oportunidad es realmente única”, explica.
Desde su perspectiva, “eso de la exploración a veces es el mismo material o el mismo tema, pero desde otro ámbito o punto de vista, como hacer un espiral con penachos”, por lo que en esta ocasión quienes visiten su propuesta pueden esperar llantas, cóncavos, arte popular –“del que siempre estaré orgullosa y revindicando”- así como huellas que ha trabajado a partir de hormas de zapato antiguo de madera.
“Las plumas todavía dan para un rato. El espiral es un reto que voy a hacer allá; y romper espejos, que también es muy simbólico y metafórico, y que también he hecho con mucho cuidado y exploración; que las sombras tengan color también lo he explorado y siempre doy un paso más en esta cuestión, resurgir de las sombras y recuperar el color o la luz en un mundo sombrío”, continúa.
Por otra parte, en cuanto a los imaginarios neo mesoamericanos que resurgen en el panorama del arte contemporáneo, la artista concede:
“Siento que cada vez hay un ganar más territorio en la escena del arte -lo que digamos de institucional, de museos, de galerías en Estados Unidos- por parte de estas cosmogonías de los grupos que llevan mucho tiempo migrando a Estados Unidos y en esto es muy importante la parte de lo mexicano, ha ganado mucho lugar”.
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