En su reciente publicación, “El chacal” (Planeta, 2022), el reportero y columnista Diego Petersen Farah explora el arquetipo del periodista mexicano y su relación corrupta con los medios y el poder.
El título surgió de dos alusiones, según explica el autor, en entrevista. “La práctica del chacaleo, que es un slang muy de periodistas de notas y la otra es el chacal como animal astuto, que también es dicho periodístico de que perro no come carne de perro; es una forma de hablar de no hablar de lo que pasa en los medios. Este es un chacal que sí come carne de perro: el libro”.
Sonriendo a través de la cámara, Diego Petersen indica que la elección del título fue un debate con los editores y, finalmente, se decidió en alusión a la astucia del animal, a la caza de carroña y a la práctica periodística.
“Mucho de la intención narrativa es retratar esta relación entre medios y poder que, más allá de los adjetivos, existe y es válida: se necesitan sistemas de poder y, en medio, lo que hay es un periodista que no entiende que es parte de un engranaje, de un poder mucho mayor, que está en otro lado, no en el periodismo, sino en los medios y su relación intrínseca con el poder público”, ahonda.
EL PERSONAJE
Para el autor, la mejor manera de retratar la relación entre medios y poder político era a través de un personaje cuya relación contractual termina en el cambio de gobierno a partir del fraude electoral de 1988.
“Y pudo haber sido ese sexenio, de Peña a Obrador o de Salinas a Cedillo o cualquier otro”, apunta.
Su primera intención al empezar este libro en 2019 era la narración de un personaje sin nombre, que representa a toda una generación y forma de ver el periodismo en los años 80s/ 90s.
“Quienes nos hemos dedicado a esto podemos tener una visión un poco más crítica o menos personalizada, porque lo que busca el libro no es personalizar, sino crear un arquetipo de un periodismo y una relación muy corrupta entre los medios y el poder”, considera Diego Petersen.
Los presidentes y el ex candidato Colosio son los únicos personajes que tienen nombre propio a lo largo de la narración, para ubicar la temporalidad, pero ésta realmente no importa porque, aunque cambien ciertos códigos con cada gobierno, la esencia permanece.
“Son dos poderes que se necesitan mutuamente, que se van a acoplar al tono, a las necesidades...”
Diego Petersen también opina que estas reflexiones solo son posibles al estar fuera de la CDMX, porque los ciudadanos aquí ven las relaciones de poder con mucha naturalidad.
“Siempre me impactó mucho eso, desde joven, cómo las relaciones de trabajo de cualquier empresa están atravesadas con relaciones de poder que, a lo mejor, en otras ciudades no tenemos… en la CDMX todo mundo tiene un familiar en la política-desde líder de barrio o comerciantes, hasta el primo que trabaja en Hacienda”, expresa.
Por ello, el protagonista es poblano y la historia se escribió fuera de la capital.
EL PERIODISMO
Una de las principales consideraciones del autor es que hacen falta espacios para reflexionar sobre “nuestro oficio” y que la literatura permite dar el primer paso.
“Necesitamos entendernos y esa es la primera función de esta novela”.
Asegura que, si los lectores se divierten leyendo esta historia, aunque solo sea la mitad de lo que él se divirtió escribiéndola, se sentirá satisfecho. Sin embargo, también espera que este libro sea otra plataforma narrativa para los mismos problemas a los que se enfrenta el poder público.
“La narrativa y ficción tienes esta virtud que nos permite hacer otro tipo de retrato, más libre”.

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