Hace 40 años, el sociólogo Daniel Cosío Villegas (1898-1976) inició un proyecto: publicar la historia contemporánea de México, es decir, narrar a varias voces lo acontecido de 1910 a 1960, y para ello formó un equipo de investigadores. Sin embargo, el también politólogo no vio terminado su sueño y es hasta ahora que ese trabajo concluye gracias al Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México (Colmex).

Durante la presentación de los ocho volúmenes que integran la colección “Historia de la Revolución Mexicana”, coordinada por el historiador y Premio Crónica, Javier Garciadiego Dantan, la directora actual del Colmex, Silvia Giorguli explicó que el interés de Cosío Villegas nació por pertenecer a una generación de quienes vivieron la Revolución, la creación de instituciones y la reconstrucción social.

“Las primeras publicaciones aparecieron en 1977, fueron el volumen 10 (sobre la reconstrucción económica) y el volumen 11 (sobre el estado y sociedad con Calles), pero murió Don Daniel y no los vio publicados. Después, se hicieron 13 volúmenes entre 1977 y 1979, cuatro más se publicaron en los 80, uno en 1985 y los volúmenes 1,2, 3 y 9 quedaron en el limbo”, detalló.

Javier Garciadiego, coordinador de esos libros faltantes, se refirió a Daniel Cosío desde dos casacas: la visión del ex director del Centro de Estudios Históricos y la visión del coordinador y coautor del primer tomo.

“En 1948 publicó ‘La crisis de México’, pero a Don Daniel le hizo mella uno de los comentarios de la crítica, le cambio la vida (lo que dijo) José Revueltas: está muy bien, pero el problema de Don Daniel es que no tiene una visión histórica”, comentó.

Fue cuando el sociólogo dejó la dirección del Fondo de Cultura Económica e inició su vida de historiador, armó un equipo y publicó “La República restaurada”.

“Generó una enorme innovación en materia historiográfica en México, pero también provocó muchos rechazos y sobre todo rechazos que provinieron del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, donde cuestionaron varias cosas, entre otras, que se trabajara en equipo y reclamaron que Cosío Villegas se aprovechara del trabajo de los jóvenes”, dijo.

También cuestionaron que atender años recientes era periodismo y no historia, además le debatieron que hiciera historia económica e historia social.

El proyecto de la “Historia de la Revolución Mexicana” quedó en suspenso varios años debido a que los comisionados no avanzaron en la escritura y porque tampoco hicieron investigación en archivos. Fue entonces que el historiador Garciadiego retomó la labor y armó un nuevo equipo.

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“Había divergencias en las interpretaciones y mi labor como coordinador fue atenuar esas diferencias, evitar una lectura esquizofrénica, pero la esquizofrenia ya estaba en el proyecto, así que nos la jugamos… de repente hay en la segunda parte del libro, por ejemplo, una Josefina que es más pro Madero, Felipe Ávila más pro Zapata y Pedro Salmerón más partidario de las luchas populares “, narró.

Garciadiego afirmó que la historia se hace con preguntas del presente y compartió sus sueños: continuar con la publicación de la historia de México de la segunda mitad del siglo XX y que El Colegio de México siga teniendo el apoyo de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

EXTIRPAR AL PAÍS

Durante la presentación de los ocho volúmenes de casi 5 mil páginas que conjunta a 23 autores, también participó el historiador Lorenzo Meyer, quien trabajó con Daniel Cosío Villegas.

“No hay historia objetiva. Cada quien, según sus valores, tiempo, etcétera, interpreta el pasado y en realidad nunca lo vamos a conocer del todo”, señaló. Meyer recordó una clase de sociología que impartió Cosío Villegas donde está el origen del proyecto editorial.

“La parte central (que dijo) es que no se puede conocer a un país sin herirlo, hay que tomar el bisturí y abrir y ver que es lo que desde fuera está mal, hay que ir adentro, verlo, palparlo y tratar de extirparlo… y eso lo podía hacer desde la historia”, comentó.

Sobre los libros editados, Leonardo Lomelí, encargado de los números 7,8, 9 del volumen III tras la muerte de Álvaro Matute, señaló que es una colección de una “actualidad impresionante” que se planteó no sólo hacer la historia política y militar de la Revolución sino abarcar los procesos económicos, sociales y culturales, así como las relaciones del país con el mundo.

“Es una aportación importante para entender las etapas menos estudiadas como los años de la reconstrucción económica, en los años de la Revolución Mexicana y el cardenismo es el periodo que menos se había estudiado; el otro es de los años 40-60 que vale la pena investigar. Es una obra de consulta”, dijo.

En el evento también participaron Luciano Concheiro, secretario de educación pública; y Pablo Yankelevich, director del Centro de Estudios Históricos del Colmex.