
Hace un año, un grupo de fotógrafos inició la documentación del altar de la Santa Muerte en el barrio de Tepito y la devoción que existe alrededor de dicha figura. Ahora ese trabajo que integra más de 60 fotografías se exhibe en la exposición colectiva “La Niña Blanca. Santa Muerte en Tepito” en la Galería José María Velasco (Peralvillo 55, CDMX).
“Después de la pandemia, les propuse si querían ir a fotografiar a la Santa Muerte, les llamó la atención incluido a Pedro Meyer, quien ya casi ya no sale a hacer fotos y estuvo con nosotros físicamente varias veces. Empezamos el 31 de octubre del 2022, durante un año hicimos las fotos y hace seis meses hubo un acercamiento con la Galería”, narra el fotógrafo Ricardo Maldonado.
Ese grupo de artistas y amigos que muestran su trabajo lo conforman: Pedro Meyer, Pablo Ortiz Monasterio, Enrique Villaseñor, Pablo Aguinaco, Ricardo Maldonado, Carlos Contreras, Guillermo Soto Curiel, Arlette Ramos Alatorre, Ricardo Espinosa Reo y Jorge Salgado.
“Pedro Meyer fue el innovador porque presenta las imágenes con inteligencia artificial, es una nueva propuesta, los demás tenemos fotos directas, por ejemplo, Jorge Pablo hace una especie de mosaico de imágenes en negativo porque todo su trabajo es análogo, entonces nos presenta una serie de negativos como si los viéramos en la mesa de luz. También tenemos un video hecho por Enrique Villaseñor sobre las visitas al altar de la Santa Muerte y otro por Ricardo Espinosa”, detalla Maldonado.
-Además del altar en Tepito, ¿existen otros adoratorios de la Santa Muerte?
Hay varios, el más famoso es el de Tepito que está a cargo de Enriqueta Romero. Hay otro en la colonia Doctores, en la calle Vértiz en donde convive con el santo Malverde, son del tamaño de una persona, de 1.80 metros, pero no ha logrado conectar con muchos fieles.
Hay otro en Iztapalapa, que es famoso y está en Santa Cruz Meyehualco, existe uno más en Tultitlan, Estado de México, donde la (imagen de la Santa Muerte) mide 25 metros.
Hay varios altares en la República, he ido a Puebla, Pachuca, Querétaro, Veracruz y Oaxaca, pero cuando es el aniversario aquí a Tepito vienen muchas peregrinaciones de diferentes estados y de la periferia de la Ciudad de México. Sin duda, el altar de Tepito sigue siendo el número uno.
-¿Se sabe desde cuándo inició esta devoción?
Hace aproximadamente 20 años a Enriqueta Romero le regalaron la imagen de la Niña Blanca, en un inicio la ponía en su banqueta, afuera de su casa, pero las autoridades le dijeron que no podía ser así porque estaba prohibido, las autoridades le pusieron trabas porque la gente empezó a ir, las calles se empezaron a cerrar, era un problema de tránsito y seguridad.
Entonces ella decidió romper la pared de su casa y hacer un nicho con cristal. Ahí inició el culto. En ese altar han desfilado muchos fotógrafos nacionales y extranjeros.
Sobre el estigma de sus fieles, Maldonado expresa que quienes visitan a la Santa Muerte son una gran diversidad de personas, aunque hay mayor presencia de sectores vulnerables.
“Vemos travestis, personas que tienen tatuajes y el problema es que la gente tiene un estigma acerca de ellos, piensan que son gente que delinque, pero no, a lo largo de los 12 años que he convivido con ellos, hay grupos que son fijos, van cada 1 de noviembre, ellos trabajan, tienen sus empleos y acuden a convivir al momento de visitar a la Niña Blanca, le piden protección, favores como a cualquier otro santo y religión”, explica.
El fotógrafo señala que hay dos formas de pedir milagros. “Si ya les hizo el favor y van a pagarlo con una manda entran de rodillas desde el Eje 1 hasta donde está el altar; y la otra es pedir algo y hacen la misma especie de peregrinación”.
Las imágenes de Maldonado que se exhiben son una recopilación de sus 12 años de documentar la Santa Muerte, así como los diferentes momentos del ritual. En toda la muestra hay fotografías en blanco y negro, pero en su mayoría son a color “porque es muy vistoso el culto, la manera en que visten y preparan a la Santa Muerte, entonces existen muchos contrastes visuales”.
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