
Como parte de la presencia de El Colegio Nacional en la 35 edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), la tarde de este domingo 28 de noviembre, se presentó el libro El español en América: de lengua de conquista a lengua patrimonial, de la filóloga y colegiada Concepción Company Company.
La actividad, que se realizó de manera presencial en el recinto ferial y se transmitió en vivo a través de las plataformas digitales de la institución, contó con la presencia de la filóloga Company Company y del editor Alejandro Cruz Atienza, director de publicaciones de la institución, quien recordó que al día de hoy se han editado 38 títulos como parte de esta colección Opúsculos, con tirajes de mil 500 copias por título.
Cruz Atienza indicó que el precio de venta de los libros de esta colección –de tan sólo 50 pesos por ejemplar– aseguran la accesibilidad a su lectura al mismo tiempo que ratifican, a través de la palabra impresa, el lema con el que fue creado El Colegio Nacional en 1943: “Libertad por el saber”. Señaló finalmente que la publicación en 2021 de este volumen forma parte de las actividades del órgano colegiado en el marco de la conmemoración del quinto centenario de la conquista de México.
En su intervención, Concepción Company Company explicó el contenido y propósito de este volumen, a partir del estudio de la transición y compleja evolución que vivió el español en México y en otros países de América, desde el momento de la conquista y hasta nuestros días.
Expuso los diversos procesos lingüísticos que permitieron al idioma español transitar de ser una “lengua de conquista” –impuesta histórica y culturalmente a partir del siglo XVI a las poblaciones nativas que hablaban otras lenguas– hasta convertirse, con el paso de los siglos, en una “lengua patrimonial”, es decir, un corpus lexicológico complejo y en permanente adaptación que establece una simbiosis lingüística y una gradual hibridación y mestizaje con las diversas lenguas de los pueblos conquistados.
En la actualidad, comentó, el español entendido como “idioma patrimonial” es la lengua materna y única de 500 millones de hispanohablantes en los países hispanoamericanos, y la primera lengua de 50 millones de migrantes hispanos en los Estados Unidos. La geografía americana del idioma español en América abarca 12 millones de kilómetros cuadrados y casi 12 mil kilómetros lineales –desde México hasta la frontera austral de Chile y Argentina–, siendo la lengua del planeta más extendida en territorio, por encima incluso del chino mandarín.
Concepción Company Company, directora adjunta de la Academia Mexicana de la Lengua y profesora emérita de la UNAM, explicó las diversas etapas en las que el español de los primeros conquistadores europeos se fue adaptando y reinventando a lo largo de los siglos, a través de un proceso histórico complejo por el cual fue incorporando, fusionando y dialogando con las supervivencias del universo lingüístico prehispánico.
En una primera etapa, el español de los conquistadores convivía con el latín y –en el caso del centro de México– con el náhuatl, como lenguas francas del nuevo mundo conquistado. Se presentaba entonces lo que la filología llama “diglosión”, es decir, la convivencia en un mismo espacio temporal de dos lenguas: el español como lengua administrativa y legal para dirimir los diversos aspectos de la vida pública, y el náhuatl como el idioma de las actividades domésticas y la comunicación familiar de los pueblos conquistados.
1750, más de dos siglos después de la conquista, marca un punto de quiebre para las lenguas indígenas de México, siendo el año en el que dichas lenguas desaparecen por completo de los documentos que registran las actividades comerciales y judiciales de la época.
A finales del siglo XVIII, a partir de las Reformas Borbónicas, el español se convirtió en el idioma de la mayoría de la población de las colonias americanas. No obstante, en este proceso las lenguas indígenas fueron ocupando su lugar en la manera de nombrar a las cosas y de explicar a la realidad, en un espacio multicultural como lo era el de las colonias americanas. Para hacer del español una “lengua patrimonial” se necesitaba entonces de las otras lenguas originarias, y esto ha quedado asentado en el vocabulario cotidiano hasta nuestros días.
A partir de los procesos de independencia de las colonias españolas, en las primeras décadas del siglo XIX, las lenguas indígenas sufren un proceso aún más abrupto de marginación y extinción, cuando por decreto quedaron marginadas de los documentos notariales y el español se impuso como la única lengua legal, incluso en documentos testamentarios que antes los indígenas podían asentar en su propia lengua.
Es entonces el español actual de los mexicanos –y del resto de los países latinoamericanos– el resultado de un largo proceso de hibridación y mestizaje. El “español patrimonial”, explicó la doctora Company, incorporó al vocabulario de la vida cotidiana palabras como: apapachar, chapulín, mecate, papalote, cenote o guajolote, para referirse a la acción de “mimar”, al “saltamontes”, a la “cuerda”, al “cometa”, a la “cárcava”, y al “pavo”, respectivamente, entre centenares de ejemplos de este mestizaje lingüístico que se estudia y se explica en su libro.
Al concluir su intervención, remarcó la triste paradoja que se presenta entre una lengua, como la nuestra, que recurrió al universo lingüístico de las comunidades indígenas originarias para construirse en el tiempo, y que al mismo tiempo fue aniquilando y marginando a los pueblos originarios.
La presentación del libro El español en América de lengua de conquista a lengua patrimonial, de Concepción Company Company, que se realizó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, se encuentra disponible en la página de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.
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