Cultura

Evocan a Emilio Uranga, el mordaz crítico literario que peleó con Paz, Fuentes, Arreola…

José Manuel Cuéllar Moreno presenta su libro La exquisita dolencia, en el cual recupera algunos ensayos de Uranga

FIL del Zócalo

Emilio Uranga se dedicó al periodismo político y se convirtió en una especie de conciencia vigilante de la República, dice José Manuel Cuéllar.

Emilio Uranga se dedicó al periodismo político y se convirtió en una especie de conciencia vigilante de la República, dice José Manuel Cuéllar.

Un crítico literario poco recordado en nuestros días es Emilio Uranga (Ciudad de México, 1921-1988), quien encontró en la poesía de Ramón López Velarde un sentido al México postrevolucionario y de quien tomó las palabras amoroso y zozobra para definir al mexicano.

Algunos ensayos que Uranga escribió sobre López Velarde son recuperados por José Manuel Cuéllar Moreno en el libro La exquisita dolencia, editado por Bonilla Artiga Editores, mismo que será presentado este domingo 10 de octubre en la Feria Internacional del Libro del Zócalo.

“Es un genio olvidado de la filosofía y es verdad que alrededor de él hay una densa leyenda negra que impide que lo estudiemos. Ha sido un personaje deliberadamente negado y hasta sepultado que en la actualidad sigue incómodo”, comenta el autor.

Emilio Uranga vivió el auge y la decadencia del presidencialismo mexicano al ser asesor de López Mateos, Díaz Ordaz, Luis Echeverría y López Portillo.

“Se dedicó al periodismo político gran parte de su vida, tenía una columna, y se convirtió en una especie de conciencia vigilante de la República, tenía un estilo mordaz, se peleó con mediomundo, sabía tocar las fibras sensibles, tuvo polémicas muy sonadas con José Arreola, Cosío Villegas, Carlos Fuentes y Octavio Paz. Uranga no tuvo ningún empacho en decirles verdades y tenía el estilo cínico que no sólo era un adorno retórico”, expresa.

En el libro, Cuéllar Moreno recupera los textos en que durante 30 años Uranga se ocupó de Ramón López Velarde desde una visión filosófica.

“Uranga ingresó a la Facultad de Filosofía en 1944 y se hizo alumno de los exiliados españoles como Joaquín Xirau, Juan David García Bacca y José Gaos. Es más o menos en 1947 cuando acudió a la librería francesa y comenzó a leer las novedades. Por iniciativa de su profesor Leopoldo Zea organizó un grupo de estudios, se reunieron en una casa de Bucareli, en ese grupo estaban Luis Villoro, Ricardo Guerra, Fausto Vega, Joaquín Sánchez Macgrégor”, narra.

Y fue en una cena, en el restaurante El napolitano, que estaba en Avenida Chapultepec, que estos filósofos decidieron llamarse el Grupo Hiperión.

“Ellos querían crear una filosofía nacional, el filósofo no tenía que dedicarse solamente a comentar libros de filosofía que nos llegaba de Europa, el filósofo tenía que crear categorías autóctonas, una malla de conceptos capaz de aprender la realidad mexicana, no abstraerse en una torre de marfil, hacer filosofía con los pies bien plantados en la tierra y con los ojos puestos en la realidad inmediata”, detalla.

En ese momento Uranga retomó la pregunta ¿quién es el mexicano? y sabe que la respuesta no tiene nada que ver con chinas poblanas o banderines de colores, por lo tanto se cuestiona ¿cuál fue este nuevo ser humano que surgió con la Revolución Mexicana y que todavía está en hechura?, agrega el Cuéllar Moreno.

“Ahí voltea la mirada a Ramón López Velarde porque para Ramón López Velarde la Revolución no fue sólo un cambio de gabinete fue un cambio mentalidad, un cambio de sentimientos, de morales, fue una revolución íntima”.

-¿Por qué Uranga menciona la herida amorosa en los mexicanos?

-Ramón López Velarde entiende el amor no como la unión mística con el absoluto, entiende al amor como una privación, como un abstenerse de y una actitud fecunda.

“Cuando Uranga se pregunta qué es aquello que hermana a todos los mexicanos sabe muy bien que no se trata de una lengua o de un color de piel, se da cuenta, como ya se había dado cuenta López Velarde, que es el dolor de nuestros penados corazones, es la vulnerabilidad radical de nuestros cuerpos, la inseguridad, la incertidumbre y la herida ontológica que nos constituye y qué tiene que permanecer sangrante para poder ser fecunda”.

DESPIECE

Categoría

La zozobra es un

Estado de ánimo

Uranga también se apropia de la categoría de zozobra nombrada así por López Velarde en sus poemas.

“Para el crítico literario es un estado de ánimo propiamente del mexicano, es la atmósfera afectiva de México que no es la angustia de los alemanes, ni la náusea de los franceses, no, la zozobra es el clima afectivo en México”, indica.

La zozobra es un no saber a qué acogerse, no saber qué esperar, es no saber qué nos aguarda a la vuelta de la esquina.

Uranga nos dice que hay que ser conscientes de nuestra precariedad y no buscar falsos consuelos.

“No debemos olvidar que Uranga lideró la corriente de la filosofía de lo mexicano y de ahí salió su libro Análisis del ser del mexicano”