
Manuel Álvarez Bravo trabajó en la industria cinematográfica, fue stillman, es decir, el encargado de hacer fotografías fijas durante los rodajes, además con el escritor José Revueltas creó la productora Coatlicue y grabaron “Cuánta será la obscuridad”. Esa etapa dedicada al séptimo arte influyó en su producción artística de los años 70.
Los ejemplos de cómo creó fotografías que insinúan movimiento: un antes, un durante y un después, se exhiben en “Manuel Álvarez Bravo. Un clásico en la urbe”, donde se reúnen 16 fotografías en blanco y negro, dos de ellas inéditas, en la Casa Archivo Manuel Álvarez Bravo.
La curadora Claudia Perulles explica, en entrevista y en el marco del festival FotoSeptiembre, que de 1943 a 1959 Álvarez Bravo trabajó como stillman, oficio que se refleja en su obra posterior a esos años, la cual es poco explorada. “Por ello, hemos decidido iniciar esta exposición con la serie Caminata múltiple, de 1976”, indica.
En dicha obra, se observa el caminar de una niña junto con dos mujeres y el efecto de movimiento se logra gracias a una superposición del negativo.
La muestra continúa con “La falsa luna” y “Los novios de la falsa luna”, de 1974, así como la serie “El aspecto exterior”, de 1971, donde se aprecian fachadas de edificios que resaltan por el detalle de sus líneas rectas.
“Las fotografías que exhibimos de `El aspecto exterior´ son copias únicas, solo están en el Museo de Arte Moderno y aquí. Es un trabajo influido por el movimiento de La Ruptura porque son líneas que usaba Manuel Felguérez y Fernando García Ponce, son líneas radicales, rectas, en blanco y negro muy contrastadas. La serie consta de más de 120 fotografías y ahora exhibimos dos inéditas”, detalla Claudia Perulles.
Las otras series son “El trapo blanco” y “El perro negro”, ambas de 1972, donde Álvarez Bravo buscó una locación o escena sobre la que suceden historias alrededor de un elemento fijo, en este caso, un trapo blanco puesto sobre un árbol y un perro acostado en la calle.
GRABACIONES
La exposición también incluye una vitrina con algunos productos cinematográficos: la fotografía fija y el storyboard de la película “Talpa” o “La manda” (1955) hecha por Álvarez Bravo, así como una empalmadora de película y el guion original de “Luto humano”, de José Revueltas.
¿Con qué personajes del cine mantuvo relación Álvarez Bravo?
Sobre todo con Gabriel Figueroa, pero trabajó mucho con José Revueltas y con Juan Rulfo. Con José Revueltas tuvo una productora llamada Coatlicue y la idea era que a partir de los cuentos de Revueltas se hicieran adaptaciones a guion y después películas.
Por ejemplo, exhibimos la adaptación o el tratamiento cinematográfico original de Álvarez Bravo y de Revueltas de la obra “Luto humano”, ésta cinta no se hizo, pero sí realizaron “Cuánta será la obscuridad” de la que hay pocos fragmentos en Filmoteca de la UNAM.
También está “La manda”, una superposición de imágenes a color, después el nombre cambió y la película se llamó “Talpa” basada en un cuento de Rulfo. La foto que mostramos es de Álvarez Bravo, son imágenes fijas que se hacían para promocionar el filme o para tener la continuidad de una toma.
¿Álvarez Bravo hizo comentarios sobre la fotografía de Rulfo?
Sabemos que se llevaban muy bien, pero no hay comentarios hacia su foto, lo admiraba mucho como escritor y además eran amigos.
En la vitrina también se observa la credencial de Álvarez Bravo como miembro del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica. “Hay en el archivo una postal que José Revueltas le envía desde la URSS donde le dice que sí se está viviendo el sueño comunista”.
PAUSAS
Otra exposición del Archivo Manuel Álvarez Bravo se presenta en Leica Gallery y su director, Manolo Márquez, detalla que se reúnen 36 fotografías divididas en tres ejes.
“En planta baja colocamos obra a color, impresiones contemporáneas que antes se expusieron en la Casa Archivo Manuel Álvarez Bravo. En la parte intermedia hay una selección de 20 imágenes icónicas, las más conocidas y determinadas así por el propio Manuel y también por el archivo, son obras en blanco y negro”, señala.
La última parte de la exposición narra la relación del artista con las cámaras Leica.
“En el archivo descubrieron varias cámaras Leica que tenía Álvarez Bravo y unas anotaciones manuales. Nos dimos cuenta que en la década de los 90, Álvarez Bravo ya con 93 años tomó muchas fotos en su casa con una Leica, entonces nos prestaron la cámara para exhibirla junto con una selección de 10 imágenes tomadas con esa cámara”, precisa.
Manolo Márquez explica que las Leica son famosas por ser compactas y ligeras. “Al final de su vida, a Álvarez Bravo le costaba menos trabajo cargarlas, en 1995 viajó a Alemania y Leica le dio un reconocimiento por toda su trayectoria, una medalla que nosotros tenemos”.
¿Qué cambios se aprecian en estas fotografías?
En las imágenes icónicas son fotografías tomadas en la calle o en viajes, se ve que era muy pata de perro, que iba por todos lados fotografiando, y las imágenes de 1995 a 1997 son mucho más pausadas, son detalles de su casa, regresa a lo que hizo en los años 20: juegos de abstracción.
Otro cambio es que en esas décadas finales trabajaba más en series, exponemos dos: “Jardín interior” y “En un pequeño espacio” que son escenas de su casa, tendederos y sábanas
¿Dónde ver?
- “Manuel Álvarez Bravo. Un clásico en la urbe” estará abierta al público hasta enero de 2025 en Casa Archivo Manuel Álvarez Bravo (Espíritu Santo 83, entre Puente de San Francisco y Fernández Leal, Coyoacán) con un horario de martes, sábados y domingos de 11:00 a 17:00 horas.
- “Manuel Álvarez Bravo – Resplandor infinito” estará abierta hasta el 5 de noviembre en Leica Gallery (Presidente Masaryk 422-B, Polanco), de lunes a domingo de 12:00 a 17:00 horas.
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