
“La guerra es un fenómeno de la historia humana y las sociedades que intentan su abolición, intentan algo muy difícil porque vivimos en un mundo complejo, nuestra realidad es complicada y la guerra es parte de esa realidad”, señala en entrevista Alessandro Barbero (Turín, 1959), historiador italiano que visita México para promocionar su libro "Benditas guerras, cruzadas y yihad".
El libro editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE) detalla la historia de las cruzadas a través de los conceptos de guerra para las religiones, en especial, para la cristiandad durante los siglos XI y XIII ya que pasaron de evitar la guerra a instaurar las guerras santas.
“Las religiones tienen una relación diferente con la guerra y la misma religión puede tener una relación diferente según las épocas, por ejemplo, el cristianismo hoy lo concebimos como una religión de paz e intenta serlo y al inicio también lo fue, los primeros cristianos intentaban que no hubiera guerras; antes que hacer el servicio militar por orden del imperio romano, los cristianos preferían el martirio porque creían firmemente en el no a la guerra”, indica.
Eso fue una época pero cuando descubrieron que no todas las guerras eran imposibles, cuando el imperio romano se volvió cristiano, las jerarquías cristianas tuvieron que decidir: la guerra nunca es buena pero sí las guerras santas, añade Barbero.
“Pueden hacer una guerra porque es una guerra justa, cambiaron de ideas una y otra vez, decidieron que Dios ama combatir en esas guerras, que es camino para ser santos y tener el paraíso”, comenta.
En el Occidente de la segunda mitad del siglo XX vivimos en una época increíble, añade el historiador, ya que todos se pronunciaron en contra de la guerra.
“En la constitución de Italia se escribió: repudiamos la guerra, como una manera de resolver los problemas internacionales, era un idealismo magnífico pero era un idealismo vacío. La guerra es una experiencia de seres humanos, es terrible decir eso, pero tenemos que aceptarlo”, expresa.
-La interpretación de la yihad como “combatir en el nombre de Dios”, ¿es vigente?
Es una guerra de defensa, la primera vez que el Corán habla de la yihad dice que hay un problema, cuando los infieles persiguen a los buenos creyentes éstos tienen el derecho de defenderse.
Ahí es el único lugar del Corán donde se habla de la yihad, pero ¿cuándo tenemos que defendernos? Es muy fácil ver enemigos dentro de nosotros y creer que nos atacan o insultan. Hoy hay fanáticos musulmanes que creen que la sola existencia de Estados Unidos o de Coca Cola es atacar al islam y ante eso hay que defenderlo,
En su libro, Barbero dedica un capítulo a Ana Comnena, princesa bizantina e hija del emperador Alejo Comnena, que vivió entre los siglos XI y XII, en los años de la primera cruzada por lo que vio a los líderes guerreros de Occidente quedarse en Constantinopla en su camino hacia Tierra Santa.
“Es interesante que por primera vez hay una mujer que nos habla de su época, lo más interesante para el historiador de la Edad Media es que normalmente nosotros conocimos esa época gracias a escritores. Hay cronistas de la época de la cruzada que narran esa epopeya a sus ojos, con sus valores y palabras, y Ana es una, pero muy diferente, ha leído libros que ningún occidental leía en su época, leyó a Homero y Eurípides”, destaca.
Cuando narra sus encuentros con los cruzados ella tiene un punto de vista nuevo, de alguien que vive en una sociedad jerárquica, indica. “Ella ve que no tienen un poder central, que cada campesino conocía al hombre que mandaba o al que cobraba impuestos. Ana ve que son gente que hacen lo que quieren, son los bárbaros del occidente, son gente teatral que habla mucho”.
SIN MENOSPRECIAR
Otro personaje que describe el historiador italiano es Ricardo Corazón de León, el rey de Inglaterra que no hablaba inglés sino francés como toda su familia. “A los historiadores nos pone en un problema porque fue admirado por sus contemporáneos, fue un gran rey, es decir, un gran general. Hoy se dice que fue un criminal de guerra, pero hay que decir que fue también un gran héroe y ésa es la paradoja de las cruzadas”.
La dificultad de los historiadores es justamente no abandonar nuestras ideas y valores de hoy pero no pretender menospreciar la gente del pasado porque no veían las cosas como las vemos nosotros ahora, indica
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