Cultura

Hallan sorprendente panel maya esculpida en roca madre

Fue hallada en la zona arqueológica de Nohoch Mul, Cobá, cerca de la ruta del Tramo 5 del Tren Maya · Tiene una extensión de 123 cartuchos jeroglíficos, explica el investigador Octavio Esparza Olguín>

Estela maya con inscripciones jeroglíficas
El panel tiene 123 jeroglíficos que tienen además un formato grande. El panel tiene 123 jeroglíficos que tienen además un formato grande. (INAH)

Arqueólogos hallaron un panel con 123 cartuchos jeroglíficos en el conjunto arquitectónico más grande de la zona arqueológica de Cobá: Nohoch Mul. Este hallazgo resulta excepcional ya que la inscripción fue hecha sobre roca madre y no en un muro arquitectónico o una estela; además, por primera vez aparece escrito el nombre de un gobernante maya del siglo VI: K’awiil Ch’ak Ch’een.

Estas evidencias se ubican cerca de la ruta del Tramo 5 del Tren Maya y a 160 metros de Nohoch Mul, donde los investigadores también registraron una aguada.

En entrevista, Octavio Esparza Olguín, arqueólogo e investigador del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comparte el significado y la lectura de los jeroglíficos hallados.

“El hallazgo se da cerca de una aguada (oquedad que creaban los mayas para captar y almacenar agua) y del grupo arquitectónico Nohoch Mul de Cobá, ahí están las construcciones más grandes y emblemáticas de la parte norte de la Península de Yucatán, por ejemplo, su pirámide tiene cerca de 40 metros de altura”, señala.

Esparza Olguín destaca que la inscripción jeroglífica fue esculpida por los mayas sobre la roca madre, lo cual es poco común ya que la mayoría eran colocadas en estelas, altares y dinteles o estaban asociada a la arquitectura, a templos y plazas.

“Aquí sorprende que esté sobre la roca madre, que sea una inscripción muy extensa de 123 cartuchos jeroglíficos y además el tamaño de los glifos es un formato grande”, agrega el investigador.

No obstante, lo anterior no es algo desconocido en el mundo maya. En Calakmul y Tikal existen ejemplos, pero la mayoría tiene elementos iconográficos, en Tikal son figuras de cautivos y en Calakmul aparecen algunas deidades.

–¿Qué relación podría tener con la aguada?

–Estos cuerpos de agua se asocian con los asentamientos y existen diversas palabras dentro de los textos jeroglíficos que nos remite a ellos como way, ‘aguada’, o cenote; así como nahb, ‘lago’ o ‘estanque’, aunque el vocablo ch’een se refiere a oquedades como cuevas y pozos.

En este caso, a lo largo del estudio de las inscripciones nos hemos dado cuenta que es una palabra que también significa ciudad o pueblo, es decir, el asentamiento propiamente dicho.

Siempre que los mayas fundaban una ciudad o un asentamiento, tenía que existir la presencia de una cueva o un pozo natural o artificial, dentro de su cosmovisión era una marca indispensable del paisaje para la fundación de sitios, en este caso, Cobá.

–¿Todos los cartuchos jeroglíficos están descifrados?

–De los 123 cartuchos, podemos leer bien la mitad, el resto se encuentra erosionado y hay fragmentos que se desprendieron y no podremos salvar. Otro problema son las concreciones de material mineral: a lo largo del tiempo, sobre todo en la parte baja del texto, se empezaron a impregnar minerales, se hicieron una especie de costras que se adhirieron a la piedra y taparon completamente la lectura.

Esparza Olguín detalla que en las dos primeras columnas está escrita una fecha de cuenta larga: 12 de mayo del año 569 d.C.

“El texto narra que en esa fecha sucedió la fundación de Keh Witz Nal o ‘Lugar de la Montaña del Venado’, que probablemente corresponda al antiguo nombre de Nohoch Mul. Después habla de la entronización y probablemente la muerte de un gobernante local que es K’awiil Ch’ak Ch’een, cuya traducción aproximada sería: ‘el dios K’awiil que corta pueblos o ciudades’”, precisa.

Ese nombre corresponde a un gobernante guerrero, a un conquistador asociado a victorias militares, añade. “Debió ser un gobernante muy fuerte que expandió el dominio de Cobá dentro del espacio geográfico de las tierras bajas del norte”.

La importancia del hallazgo también se debe a que es la primera vez que se identifica a este gobernante en las inscripciones.

“Teníamos un vacío en la secuencia dinástica de la segunda mitad del siglo VI y que ahora viene a llenarse con el gobernante K’awiil. Seguramente llevó a cabo la fundación o refundación de este conjunto arquitectónico que tiene las obras más impresionantes”, señala Esparza Olguín.

–¿Hasta qué año gobernó K’awiil?

–Aunque no lo tenemos claro, debió ubicarse entre los reinados del soberano Yopaat Taj Naah y el de Ixik Yopaat (Señora Yopaat), una de las pocas mujeres gobernantes registradas dentro del corpus de inscripciones de Cobá.

DOS FUNDACIONES.

En el tablero jeroglífico hallado aparece el verbo de fundación (kaj), usado en las inscripciones para referirse al acto de fundar o refundar un asentamiento o cierto sector de un sitio, y asociado a ese verbo está el topónimo Keh Witz Nal que se podría traducir como “Lugar de la Montaña del Venado”.

“El planteamiento es que puede ser Nohoch Mul porque el texto está cerca de ese grupo arquitectónico y porque está sobre una elevación del terreno lo que podría asociarse a una montaña”, explica Esparza Olguín.

El epigrafista comenta que las elevaciones naturales en terrenos mayas no son tan grandes como en el centro de México.

“En el área maya no hay eso, son elevaciones muy someras, pero para los mayas tenían un significado muy fuerte dentro de su cosmovisión ya que ahí los dioses resguardaban comida, agua y animales. Entonces, la elevación más visible que hay en Cobá es donde se encuentra Nohoch Mul”, agrega.

Otra fundación que narra el tablero jeroglífico es la de Cobá, esta historia es referida desde el tiempo mitológico y se ubica en última parte del texto.

“Se lee que las deidades tutelares o protectoras de Cobá fundaron el sitio y es la primera mención que tenemos de estas deidades que sabemos que existían por las inscripciones en otros asentamientos como Palenque y Tikal. En los sitios mayas había un conjunto de dioses que protegían asentamientos y eran los dioses patronos de las dinastías en los diferentes sitios. En Cobá no teníamos esa información”, explica el arqueólogo.

En el panel aparece K’awiil, dios de las dinastías mayas; Chaahk, dios de la lluvia; y Bolón Tz’akab Ajaw, señor de las innumerables generaciones que está asociado con el resguardo de bienes alimenticios como el maíz y el cacao.

–¿Estos textos y el hallazgo del nombre del gobernante K’awiil, indica que fueron sitios que nacieron fuertes?

–Para 569, Cobá era el sitio dominante en la parte norte de la Península, otros asentamientos muy conocidos como Chichen Itzá y Ek Balam tuvieron su apogeo en el Clásico Tardío, es decir, a finales del siglo VIII o después. Cobá, años antes, no debió tener competencia.

“Muchos de los gobernantes de Cobá tienen dentro de sus títulos la palabra Kaloomte', no sabemos con certeza su significado, pero sí que era el título más alto que podía alcanzar un soberano maya y tiene que ver con el dominio no sólo de un sitio sino de una región más grande”.

–¿Hay más registros jeroglíficos por estudiar en Cobá?

–Existen aproximadamente seis decenas de monumentos esculpidos y he hecho un estudio de todos, pero Cobá es un sitio tan inmenso que aún nos depara muchos descubrimientos, lo que alcanzamos a ver consolidado y abierto al público es una parte mínima de la antigua ciudad maya.

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